El detective de Dios: el escritor que asegura haber descifrado el secreto oculto en la Biblia
En el cruce donde la razón tropieza con lo sagrado y la fe se disfraza de ciencia, aparece la figura de Víctor Méndez Rodríguez, un madrileño nacido en 1962 en el castizo barrio de Prosperidad, que lleva más de cuarenta años investigando lo inexplicable. Diplomado en distintas ramas del seguro, experto en seguridad integral y periodista independiente, Méndez ha recorrido una vida aparentemente común que esconde una curiosidad inagotable por los grandes enigmas del universo: la vida, la muerte, los dioses y aquello que tal vez habite más allá de las estrellas.
Su segunda obra, Eve and Angelus (Los Evangelios), publicada en 2025, es el fruto de siete años de escritura y de toda una vida de preguntas. No es una novela ni un ensayo religioso: es una investigación a caballo entre la crónica personal y la teología cósmica, un texto que —como afirma su autor— “no pretende convencer, sino despertar la mente dormida de quienes se atreven a mirar más allá de lo evidente”.
En esta obra, Méndez relata un suceso vivido en agosto de 1977, en las playas onubenses de Isla Cristina, donde asegura haber sido testigo de un encuentro con seres de otro mundo. Aquella experiencia, lejos de olvidarse, se convirtió en el origen de una búsqueda que lo acompañaría durante décadas. De aquel encuentro, dice, quedó un objeto: un pequeño artefacto metálico, similar a un pendrive, que contendría información de origen desconocido. Ese objeto, que durante años guardó sin entender su naturaleza, se convertiría en la piedra angular de su libro y en lo que él llama “el legado de los ángeles”.
Eve and Angelus propone una lectura alternativa de los textos sagrados. Méndez sostiene que muchos pasajes de la Biblia —el Antiguo y el Nuevo Testamento— han sido malinterpretados, distorsionados o codificados deliberadamente a lo largo de los siglos. Su hipótesis: que los llamados “ángeles” y “dioses” podrían haber sido, en realidad, visitantes de otros mundos, portadores de conocimiento científico y espiritual que dieron forma a las civilizaciones antiguas.
Con tono entre el investigador y el cronista del misterio, el autor desmenuza el significado oculto de nombres, símbolos y episodios bíblicos, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, estableciendo paralelismos entre religión, astronomía, historia y física. Se autodenomina “El detective de Dios”, un título que resume su vocación: buscar las huellas de lo divino en los rincones más insospechados de la historia humana.
Lejos de la mera especulación, Méndez apoya sus ideas en años de estudio autodidacta. Ha investigado sobre alquimia, teología, demonología, ufología, arqueología y física cuántica, con la misma pasión de quien no teme cruzar las fronteras del conocimiento establecido. “No quiero llevarme estos secretos a la tumba”, afirma. “Solo deseo dejar constancia de lo que he vivido, de lo que he descubierto, y que el lector piense por sí mismo. Si Dios creó todo, ¿quién creó a Dios?”.
La obra, escrita con un estilo directo y casi confesional, se mueve entre la autobiografía y la revelación. En ella, el autor combina episodios personales con pasajes de análisis bíblico y reflexiones filosóficas que invitan al lector a cuestionar sus propias creencias. Su propósito no es destruir la fe, sino ampliarla: tender un puente entre el misterio de lo divino y la curiosidad científica del ser humano.
Méndez, que ya en 2016 sorprendió con su primer libro Los Exportados, vuelve con una propuesta que trasciende géneros y etiquetas. En Eve and Angelus, lo sagrado y lo extraterrestre dialogan, y el lector se convierte en testigo de una investigación que desafía los dogmas y los límites del pensamiento convencional.
Hoy, desde la serenidad de quien ha sobrevivido incluso a un cáncer terminal, Víctor Méndez continúa escribiendo, investigando y desafiando al escepticismo. Lejos del bullicio urbano, sigue trabajando en nuevas obras que —como él mismo asegura— “revelarán aquello que nunca quisieron contarnos”.
Quizá el mayor valor de Eve and Angelus no sea tanto lo que afirma, sino lo que provoca: la fascinación por el misterio y el deseo de entender el universo con ojos nuevos. Porque, como escribe Méndez en una de las páginas más luminosas del libro, “La verdad no se impone: se revela solo a quien tiene el valor de buscarla.”
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