“De Saber y Ganar a rescatar secretos ocultos de Huesca: la doble vida literaria y televisiva de un narrador incansable”

“De Saber y Ganar a rescatar secretos ocultos de Huesca: la doble vida literaria y televisiva de un narrador incansable”

  La publicación del libro ha coincido en el tiempo con mi aventura televisiva de 25 fines de semana, dentro del equipo Vade Reto, en el concurso de TVE 2 Saber y Ganar. Las dos experiencias han resultado muy emocionantes, por un lado participar en el concurso desde mediados de diciembre de 2024 hasta inicios del mes de junio de 2025, y por otro ver publicado en un volumen varias de mis narraciones, artículos de investigación y poemas alusivos al territorio oscense.

   En La Huesca Desconocida ha unido relatos, poemas y artículos de investigación. ¿Cómo surgió esta apuesta por un formato tan híbrido y qué ventajas le ve a esta estructura para retratar la provincia de Huesca?

  Pensé en ese formato para plantear una visión plural de la ciudad y la provincia a través de la literatura y de los artículos de investigación. Me gusta explorar territorios como la narrativa histórica, la poesía de la vida cotidiana y el rescate de seres olvidados y lugares desconocidos mediante la fórmula del artículo destinado a las revistas de divulgación. Considero que este planteamiento permite una visión poliédrica que el lector puede disfrutar eligiendo un apartado u otro dependiendo de su gusto o interés.

  Usted menciona que los textos del libro exploran aspectos poco divulgados de la historia y cultura oscense. ¿Podría adelantarnos alguno de esos «secretos» que sorprenderán a los lectores?

   Siempre he sentido interés por personajes meritorios y olvidados, por los seres débiles y vulnerables, por los perdedores. Ese anhelo por recuperar esos personajes se acrecentó con mi experiencia radiofónica, con la necesidad de buscar contenidos para un programa de hora y media de duración. Algunos de esos seres olvidados o escasamente reconocidos son Miguel Guillem, Amrus ben Yusuf, Juan de la Abadía el Viejo o el anónimo maestro de Bolea. En el caso de Miguel Guillem, autor de los enigmáticos dibujos de la cárcel de Broto, ante la ausencia total de datos biográficos sobre su figura en los archivos, elaboré una narración inspirada en su obra creativa. El artículo sobre Amrus ben Yusuf intenta divulgar las peripecias de este personaje andalusí que se rebeló contra la autoridad del califato de Córdoba y ofreció una alianza a Carlomagno que pudo haber cambiado la historia europea, al plantear un conflicto bélico entre el imperio carolingio y el califato omeya. Juan de la Abadía el Viejo fue un notable pintor oscense del siglo XV con una obra dispersa en colecciones privadas y museos tan prestigiosos como el Museo del Prado, el Museo de Arte de Cataluña o la National Gallery de Londres. El anónimo maestro de Bolea mostró su fascinación por la obra El nacimiento de Venus de Sandro Botticelli al incorporar la imagen de los cabellos al viento al rostro de María Magdalena en una de las tablas del retablo de la colegiata, fechado en 1504.

Alejandro Rafael Alagón Ramón.
Alejandro Rafael Alagón Ramón.

   El libro rinde homenaje a su experiencia en la radio con La Huesca Desconocida. ¿Qué le enseñó ese trabajo radiofónico sobre la forma de contar historias locales y conectar con el público?

   La magia de la radio es ideal para ofrecer al oyente contenidos culturales. Al mismo tiempo precisa de un trabajo previo para buscar motivos, referentes, historias que interesen al oyente y le permitan aprender conocimientos que no sabía. En ese trabajo previo me dediqué a profundizar en historias personales de artistas, buscavidas, bohemios, seres incomprendidos, lugares mágicos y poco frecuentados, leyendas, misterios, hechos enigmáticos, en definitiva, el poso de la vida y al mismo tiempo, la libertad personal para recrear desde la ficción aquello a lo que la investigación no puede dar respuesta. Otro elemento que me interesó especialmente del universo radiofónico fue la posibilidad de improvisar y establecer conexiones entre elementos aparentemente distantes entre sí. El hecho de reflexionar sobre un motivo y explorar oralmente esas capacidades de entretenimiento y divulgación me proporcionó una visión no excluyente sobre los atractivos de la divulgación y la creatividad. Pienso que era esa pluralidad la que caracterizaba a ese programa de radio que presenté durante dos años, hasta la llegada de la pandemia.

  En la sinopsis comenta el caso curioso del relato Los dibujos de la cárcel de Broto y la opinión de José Antonio Labordeta. ¿Nos puede contar un poco más sobre esa anécdota y cómo la recibió usted como autor?

  En el año 2009 comencé a participar en concursos literarios de narrativa. Un día  recibí una llamada desde el Ayuntamiento de Aínsa para comunicarme que era finalista en la modalidad de narrativa de tema local, inspirado en los dibujos de la cárcel de Broto. Unos meses antes, en una noche de luna llena, había tenido la oportunidad de conocer el torreón que sirvió durante varios siglos como prisión. Quedé asombrado y perplejo al contemplar unos extraños grabados firmados por Miguel Guillem en el año 1799. Junto al ruido incesante del río descubrí ese universo creado por el artista para acompañar su soledad. Había numerosas siluetas trazadas con un punzón en el hollín pegado a los muros, procedente de las hogueras utilizadas para calentarse. Mujeres y niñas aparecían rodeadas por elipses y mandorlas junto a pájaros, tortugas, arañas, culebras, carceleros, cruces, candelabros y muescas que desvelaban un prolongado periodo de cautiverio.

   Fui finalista con ese relato y tuve la oportunidad de conocer a José Antonio Labordeta, que formaba parte del jurado. Labordeta me comentó que el desenlace del relato no le había gustado. Yo había imaginado que una vez Francisco de Goya contempló esos grabados y que ese hecho sirvió de inspiración para sus pinturas negras. Labordeta me comentó que él era profesor de historia y que Goya nunca había estado en Broto. Cuando reiteré que era una licencia creativa personal me dijo que esa posibilidad no le convencía. Recibí esa apreciación con humor. Al mismo tiempo me dijo que debía seguir escribiendo y progresando. Ese consejo de Labordeta me animó a perseverar hasta hoy.

   Como poeta premiado en diversos certámenes internacionales, ¿qué papel juega la poesía en su aproximación a la historia y a la identidad cultural de Huesca?

  He aprendido que la poesía tiene un gran poder evocador para explorar desde la música la identidad de una ciudad y de una provincia. Mi visión lírica se detiene en motivos cotidianos como la visión de un rape en una pescadería, la imagen de un feriante que se enfrenta a una rebelión de globos, la demolición de un café donde dos personas se conocieron, una tienda de chinos donde conviven imágenes de santos y películas eróticas, los contadores de luz de un edificio decrépito. Mi poesía intenta captar las contradicciones, las glorias y miserias del pasado, del presente y del futuro, los contrastes entre la excelencia y la mediocridad, los gritos diminutos de la gente. Escribo habitualmente en versos alejandrinos, heptasílabos y endecasílabos, respetando las normas clásicas de acentuación, buscando musicalidades escondidas en las palabras y al mismo tiempo explorando las historias pequeñas de la vida cotidiana.

Obras de Alejandro Rafael Alagón Ramón.
Obras de Alejandro Rafael Alagón Ramón.

   Ha investigado en profundidad la leyenda de la Campana de Huesca. ¿Qué paralelismos o contrastes encuentra entre esa historia legendaria y los relatos más cotidianos que aborda en La Huesca Desconocida?

  El libro sobre la Campana de Huesca surgió de la oportunidad de crear una obra que hasta entonces no existía, un libro de divulgación que explorara la leyenda más conocida de la ciudad con una intención didáctica y divulgativa, centrada en la realidad histórica, en la figura del rey Ramiro II el Monje, en los escenarios vinculados a su vida y en las interpretaciones literarias que la leyenda había propiciado en un amplio elenco de creadores a través de literatura y pintura, especialmente. Esos estudios habían aparecido dispersos en revistas de historia  de difusión nacional y en un estudio sobre el tema literario de la Campana de Huesca que preparé para la Universidad de Zaragoza. El libro me permitió reunir esos trabajos creados en un periodo de tiempo de diez años para ofrecer una visión de conjunto sobre esa leyenda tan arraigada en la identidad oscense. La Huesca Desconocida recoge esa intención divulgativa pero amplía por un lado los motivos de inspiración y también el soporte elegido, no solo los textos de divulgación sino también la narrativa y la poesía como vertientes útiles para conocer la identidad de un pueblo y un territorio.

   La portada del libro muestra la herrería de Piedramorrera, un hallazgo patrimonial. ¿Qué le motivó a documentar este espacio y qué significa para usted y su entorno personal esa recuperación?

  Partió de una iniciativa personal de mi esposa, que comenzó a retirar escombros en un lugar ubicado en una cuesta del pueblo, junto a la primera casa en la que nos hospedamos hace dos años. En la memoria popular se decía que allí había una herrería. Descubrió lo que parecía el primer peldaño de una escalera, pero resultó ser el contorno de una cubeta donde se enfriaban las herraduras. Desde ese momento colaboré en la retirada de escombros y recuperamos un espacio que había permanecido sepultado más de ochenta años desde la llegada de la mecanización a las labores agrícolas. Piedramorrera es un lugar vinculado a la memoria de mi abuelo, que fue pastor en esa localidad. Recuperar la herrería ha sido muy emocionante en ese sentido ya que supuso una seña de identidad para las gentes del pueblo y tiene para mí un componente emocional importante. Ha permitido poner en valor un patrimonio oculto y al mismo tiempo consolidar varios muros de piedra seca ubicados en la misma pendiente, tradicionales de la zona. Ha sido un logro significativo en una población de seis habitantes.

   Como escritor que ha cruzado géneros —historia, poesía, divulgación, relato—, ¿qué proyectos futuros le gustaría emprender? ¿Quizás explorar nuevos formatos o temas?

  Cuando estudié filología hispánica en la Universidad de Zaragoza percibí dos partes distintas, por un lado la lengua y por otro la literatura. Al mismo tiempo también noté entre los alumnos perfiles bien diferenciados entre las labores de investigación y la creatividad literaria, de modo que unos se decantaban en sus gustos y preferencias por la lengua o por la literatura, por el estudio riguroso o por la ficción. Desde el respeto he intentado desde entonces explorar las conexiones entre ambos mundos, trazar puentes desde planteamientos originales y audaces que permitan avanzan en la búsqueda del conocimiento y de la belleza creativa. Aunque el libro se identifique con un territorio concreto, Huesca y su provincia, hay también una intención universal en el retrato de la humanidad y de sus huellas.

   Con respecto al futuro inmediato, me apetece escribir una novela histórica.

Obras de Alejandro Rafael Alagón Ramón.
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