La suerte del gatito, por Andrea More
¡Qué contenta estoy! Hoy es mi cumple y esta noche será un día muy especial; estoy segura que mis amigos me van a hacer una fiesta sorpresa. ¿Qué hora es? ¡Ufff!, es tardísimo!
Voy a correr un poco que últimamente, se me está poniendo un culo enorme de tanto comer pizzas y bocadillos.
¿Qué tengo aquí? ¡Madre mía!¡Qué grano más grande tengo en la frente! esto debe ser el chocolate con churrosque me comí anoche con Luisa. Paso de mirarme más en el espejo que me estoy deprimiendo.
Llevo quince minutos haciendo footing, y estoy empapada de sudor. Voy a descansar, estoy sin aliento. Esto es una tortura.
––«¡Huy, huy…!»
Pero ¿quién chilla así? Parece el maullido de un gatito pequeño. Odio pasar tan cerca de los container de basura, ¡qué peste! Debe de estar muy cerca porque lo oigo aquí al lado.
¡Parece que está dentro de uno de ellos! ¡Puaj!, qué asqueroso está todo.
Ohhhh…, si es un gatito.
Eres precioso, chiquitín. ¡Y qué sucio estás! pero qué sucio estás; Vamos a casa. No llores más, te daré un poco de leche.
¡¿Está rica?! Te gusta, ¿verdad? Pero a ver si paras de llorar ¿eh? Seguro estás llamando a tu mamá ¡pobrecito!; pero, por favor, a ver si dejas de maullar.
¡Anda!, Ven aquí que te acaricie y a ver si te relajo un poco.
Ahora me voy a mi fiesta de cumpleaños ¡pórtate bien!
¡Si es que te como! Eres tan pequeñito… Duérmete, yo vuelvo a la noche ¡sé bueno!
Vaya mierda de cumpleaños, y vaya regalos más horrorosos. Esta es la peor fiesta de mi vida y, de sorpresa ¡nada de nada! Qué enfadada estoy y qué amigas más falsas, todas con excusas.
—«Perdona, Amanda, no he tenido tiempo de mirar casi nada, pero al final encontré este juego de té. Será divino para ti, ahora que te has independizado».
No me podía creer lo que me había regalado la tacaña y pija de mi amiga Luisa.
—«Lo siento, Amanda, pero ya sabes ¡tanto trabajar y trabajar! Se me pasó el tiempo volando y tuve que salir corriendo. Encontré este vestido tan mono… Seguro que te está perfecto, ahora que sales hacer deporte», me dijo Loli, que tiene el gusto «atrofiado».
Y así todas igual. ¡Qué horror! ¡Bah!
¡Madre mía! Vaya maullidos más desgarradores. Ese, seguro que es mi gatito ¡Qué genio!
Ya subo, pequeñín, no llores más.
¡Ya estoy aquí! ¡Anda, cálmate! ¿Te gusta que te acaricien? Ya estás mejor ¿verdad?
Pobrete… pobrete, que te he dejado solito ¡Ay, ya estás mejor! No me mires así, con esa carita Ahora, relájate, ¡Venga, y a dormir!
Voy a ducharme, que estoy muy cansada, hoy ha sido un día muy largo, y es muy tarde.
¡Aaaaj, esto es insoportable! Son las tres de la mañana y no has parado de llorar.
Tengo metido ese maullido tan agudo en mi cabeza.
Me pondré esta chaqueta,
¡Brrr, que frío hace! ¡Huy!, si está lloviendo bajaré con cuidado los escalones, están resbaladizos
¡No hay quien te aguante, gatito! ¡Hala, al container!!
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