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Los niños no vienen con un manual de instrucciones | Por Bárbara Haya

Los niños no vienen con un manual de instrucciones | Por Bárbara Haya

Escuchamos durante años lo maravilloso que es tener hijos, parece un efecto mágico el mirar la cara de tu bebé, como si al contemplar a esa diminuta personita que has traído al mundo, se olvidara el dolor, las horas de insomnio, la incertidumbre y el no saber qué hacer.

Es cierto, como dice el refrán, que los bebés vienen con un pan bajo el brazo, porque aportan risas, logros, curiosidad y admiración en el día a día, cosas que a los adultos nos pasan desapercibidos, pero la sociedad se olvida de avisarnos de los otros factores que puede conllevar tener hijos. El hecho de tener un hijo te cambia la vida 180 grados y los cambios dan miedo, crean inseguridades, provocan estrés y toda esta nueva presión puede llevar, si no se gestiona de manera correcta, a manifestarse como trastornos de ansiedad o depresión. Las madres y los padres pueden sufrir estos cambios desde el periodo perinatal (momento inmediatamente anterior o posterior al nacimiento del bebé) o en cualquier otra fase del crecimiento del hijo.

Desde el año 2016 se celebra cada año el Día Mundial de la Salud Mental Materna en el cual se trata de visibilizar la necesidad de destinar recursos a la ayuda a madres a gestionar de una manera positiva la maternidad. Así mismo la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido una nueva guía titulada  “Mejorando el desarrollo de la primera infancia”, en la que instituye que debe integrarse en los servicios de salud de las madres, las intervenciones psicológicas para apoyar la salud mental materna.

Este nuevo movimiento, intenta acabar con el estigma, la vergüenza o el miedo al juicio que experimentan algunos padres al sentir fracaso por no tener lo que ellos consideraban según sus expectativas, la experiencia perfecta en su paternidad.

Señalando un problema que existe e intentando poner soluciones no se está minusvalorando el maravilloso proceso de convertirse en padre, solo se prepara a las personas que puedan necesitar algo de ayuda, para gestionar estás circunstancias de manera que tanto los padres como el niño, no se vean afectados por la ansiedad que puede conllevar este gran cambio en la vida.

Y conociendo esta realidad, ¿cómo podemos equilibrar nuestra salud mental durante esos momentos? Os dejamos unos consejos que os vendrán muy bien para sobrellevar la situación:

  • Crear una buena rutina de descanso: Como todos sabemos, el reposo eficaz es fundamental para sentirse bien y aunque sobre todo los primeros meses después del nacimiento del bebé es difícil conciliar este descanso, es importante que cuentes con un horario de sueño del que debes salirte lo menos posible. Puedes ayudarte también tomando ciertas infusiones antes de ir a dormir.
  • Mantener una dieta equilibrada: Ingiriendo alimentos saludables y equilibrando todos los componentes de una dieta, te sentirás mejor. La salud física y la salud mental está directamente relacionada. Cuida tu alimentación y te sentirás mejor.
  • Realizar actividad física: Hacer deporte, ya sea acudir al gimnasio, bailar, jugar al voleyball o pasear a diario, hace que liberes endorfinas (la llamada hormona de la felicidad). Hay muchos estudios que señalan que hacer ejercicio ayuda a mantener una salud mental más equilibrada.
  • Socializar: A veces con los niños parece que no tienes tiempo para nada, pero es importante saber organizarnos para poder quedar con amigos o familiares, por lo menos unas horas a la semana. Además de padres, seguimos siendo personas y es importante pasar tiempo con otros adultos, conversar y cambiar un poco nuestra rutina. Dar prioridad a esta socialización nos ayudará a sentir menos presión y encontrar minutos de asueto que liberen estrés y ansiedad.
  • Buscar tiempo para uno mismo: La familia debe organizarse de tal manera, que todos los progenitores tengan unos momentos al día para dedicarlos a uno mismo. Puedes utilizarlo para actividades deportivas, ratos de lectura y en general cualquier hobbie al que te puedas dedicar sin tu familia. Aunque los hijos son lo más importante que tenemos, no debemos olvidar que somos personas y tenemos nuestras propias necesidades y aficiones.
  • Centrarse en lo positivo: Centrarse en los aspectos positivos del día a día y dejar de proyectar en bucle los aspectos negativos, ayuda a reducir la ansiedad y el estrés.
  • Expresar los sentimientos: Compartir con allegados los sentimientos de cualquier tipo, hace que liberes una carga que muchas veces tratamos de llevar a las espaldas nosotros solos. No se trata de contar una y otra vez las cosas malas que nos han sucedido esa semana, pero el compartir los problemas y las alegrías con alguien, siempre viene bien.
  • Practica técnicas de relajación: Los niveles de ansiedad pueden bajar practicando técnicas como la meditación, la respiración profunda o el yoga.
  • Acudir a un especialista: Muchas veces nos cuesta pedir ayuda por vergüenza o por desconocimiento, pero igual que acudimos al médico cuando necesitamos un diagnóstico de lo que nos sucede y pautas para mejorar, los psicólogos y psiquiatras nos guían en el camino hacia el bienestar que necesitamos en nuestra vida.

Tener un hijo es una aventura, es importante prepararse para esta aventura y sobre todo asegurarse de que estamos viviendo la experiencia con bienestar, porque para que nuestros hijos estén bien y para darles lo mejor que tenemos dentro, tenemos que estar bien nosotros primero.

Para ello es importante practicar rutinas que favorezcan nuestra buena salud mental y acudir a un especialista siempre que se necesite. Al fin y al cabo los niños no vienen con un manual de instrucciones, confiar en un profesional es una ayuda inestimable para todos nosotros.

Por ello necesitamos que esta sociedad normalice y valide las experiencias de cada madre. El Día Mundial de la Salud Mental Materna pone el foco en esta situación y visibiliza un problema que representa el día a día de millones de madres alrededor del mundo. Debemos hacer ver a esas madres y padres que no están solos y pueden contar con herramientas que mejoren su experiencia como padres.

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