“Las falsas amistades” | Por Martín Isidro Vázquez León

Las buenas amistades, los amigos fieles que tanta felicidad y bienestar y gozo otorgan a la realidad de nuestras vidas, las personas que se quieren y aprecian más que a la propia familia, las relaciones con estos seres tan estimados y admirados a lo largo de muchísimos años, con una solidez y una pureza que parecen que van a ser eternas y que nada ni nadie va a poder con esta hermosa y entrañable realidad. No se trata en absoluto de lo que dice el dicho popular: “Las amistades vienen y van, como las olas”. Son amistades intensas y duraderas, grandes relaciones fraternales que no tiene ningún sentido que se rompan y se pierdan para siempre. Y menos sentido cuando esto ocurre sin motivos ni razones, cuando es tan solo por el egoísmo de querer vivir una vida familiar y quitarse los estorbos de los camaradas que ya no interesan ni atraen lo más mínimo. Por dejarse influir y tiranizar por los intereses familiares y satisfacer los asuntos propios, por el egoísmo injusto y estúpido, por la manipulación sobre el cónyuge al que sin escrúpulos se le arrebata al amigo de siempre y por la fragilidad y la poca personalidad de la “víctima”, que se rinde y entrega en plan calzonazos a las imposiciones de la señora. Todo ha resultado una mentira miserable. Se trataba de un amigo falso que a la más mínima no ha dudado en tirar la toalla, en olvidarse de todo y que todo lo que hubo tan grande en el pasado ahora le da lo mismo, le da exactamente igual, ya no forma para nada parte de su vida, no significa absolutamente nada de nada y aquello es lo mismo que si no hubiera existido. Uno es cierto que ya no necesita a los amigos para poder vivir a gusto, feliz y relajado, uno está adaptado y acostumbrado plenamente a la soledad y es lo que más quiere y necesita en su vida. Los amigos muchas veces no sirven para nada y uno no los necesita en la cotidianidad de la vida. Pero eso no quita de que siempre es triste y lastimoso, que donde tanto afecto y estima hubo, ahora resulta que al cruzarse con ese otrora excelente amigo y gran persona, te desprecie con frialdad y te niegue hasta un mínimo saludo. Resulta que esta mezquina realidad de los amigos falsos, de los que te entregan el corazón durante toda una vida, para después anularte y olvidarte para siempre, no es una regla fija, aunque las relaciones amistosas, unas más intensas y otras menos, al final se suelen ir al garete y todo termina siendo mierda. Lo que está a la orden del día para todo el mundo es perder amigos, muchas veces por simples tonterías y otras sin ningún motivo justificable. Pero también existen los grandes y geniales amigos que te son fieles hasta el final y que solo eso, el final que provoca la muerte es lo que hace que los pierdas irremediablemente para siempre. En este caso, solo la muerte puede acabar con algo tan sagrado como es la verdadera, la más pura, la auténtica y más maravillosa y valiosa amistad.
¿Te gustaría conocer las apasionantes historias de escritores modestos, pero no por ello menos buenos?
Únete a nuestro canal de Telegram (es gratis) para ayudarnos a darles voz a esos escritores que necesitan un empujón. Sus vivencias e historias para publicar sus libros, su pelea para hacerse un hueco y su mensaje es igual o mejor que el de cualquier top ventas. Únete a nuestro canal para descubrirlos y apoyarles.