La verdad sobre la publicación de libros. Sexta parte. Los agentes literarios | Por Moisés de las Heras Fernández
Un consejo que suele darse al escritor que empieza es buscarse un agente literario que le represente. Es una buena idea. Pero como todo, en este mundo imposible de la literatura y de darse a conocer, suele ser tarea de gigantes encontrar uno. Hay muchos, es cierto. Pero dar con uno y además que sea bueno, es encontrar una aguja en un pajar. Y cuando digo “bueno” quiero decir “con influencias”. Pero, ni aun así. ¡Ni siquiera uno malo es posible! Por lo que te voy a contar.
UBI SUNT?
Eso, ¿dónde están? ¿Dónde c… se meten? Podrás encontrar listados de agentes literarios en muchas páginas web. Muchas de ellas repiten listados ya conocidos y populares. Algunos añaden dos o tres que no conocías, y copian y pegan los de la web anterior. Pero…
LA TAREA.
Una tarea como la que yo realicé es ir, como canguro en Australia, saltando de página web en página web, con la paciencia de un bendito, copiando y pegando cada listado. Yo lo hice. Cuando aparecía un listado, lo copiaba y lo pegaba. Cuando encontraba un dato nuevo en otro listado, en otra página web, lo añadía. Así iba haciéndome con un registro más completo, hasta que conseguí uno sustancioso.
YA TENGO EL LISTADO. ¿Y AHORA QUÉ?
Ahora te toca elaborar una carta de presentación y una propuesta editorial que, una vez elaborada, convertirás en PDF. Dos PDFs, para enviar adjuntos a un texto de 250 palabras como cuerpo de un e-mail, donde te darás a conocer y enviarás a cada uno de esos agentes. Metiendo las palabras “Briefing literario” en Google encontrarás el modo de hacerlo. Es complicado. Será un trabajo que te llevará uno o dos días, (depende de las horas que tenga tu día. El mío tiene muy pocas) y que tendrás en una carpeta de tu ordenador para otras ocasiones. Aunque tengas que personalizarlo y cambiarlo para dirigirte a cada agente en particular, será una pequeña tarea por cada e-mail. El modelo base lo tendrás ya escrito.
ENVIAR UN E-MAIL.
A continuación, te toca enviar los e-mails. Procura personalizarlos. Que el receptor tenga la sensación de que te diriges a él, en exclusiva. Es cuestión de cambiar el masculino por el femenino, si es “agenta”. Cambiar el singular por el plural si es una empresa. En fin, personalizarlo. Y liarte a enviar e-mails, uno por uno. No lo hagas todos de golpe, con copia (CC) a los otros agentes, porque creerá que está recibiendo un spam. Es más elegante y educado, y da mejores resultados, dirigirse a ellos de uno en uno, en exclusiva, sin que sepa que se lo has enviado a otros.
A ESPERAR.
Y a esperar. ¿Ya está? ¿No hay nada más que hacer? No, no puedes hacer nada más. Ahora, a esperar a que te llamen. Si lo has hecho bien, te llamarán. ¿Te llamarán? No.
HASTA AQUÍ LO QUE TODOS RECOMIENDAN.
En efecto, hasta aquí me he limitado a resumir lo que todos recomiendan, respecto a cómo buscar un agente literario; lo que te puedes encontrar en otras páginas web donde dan consejos sobre el particular.
Pero empecemos por el final. “Si lo has hecho bien, te llamaran”, dicen como colofón todas las mentorías y gurús del marketing que puedes encontrar por ahí. Pero, ¿seguro que te llamarán? No. No te llamarán.
Es mentira.
No. No te llamaran.
Aunque “lo hayas hecho bien” y sigas todos los pasos, no te llamarán.
NO – TE -LLAMARÁN. Repítelo: “no me llamarán”
Claro, la fórmula fácil es decir que “lo has hecho mal”, por eso no te llaman. Si te llaman, “lo has hecho bien”. Claro, claro.
El caso es que no te llaman. Lo hagas bien o mal, no te llaman. Nunca te llaman.
Un briefing y todo eso que te he comentado es como una botella lanzada en altamar, con un mensaje de socorro. Eso es lo que has hecho, lanzar un mensaje de auxilio a un océano inmenso que no llegará a ninguna parte.
¿POR QUÉ?
Pues porque los agentes literarios ya tienen todo el pescao vendido. Representan a un número de autores limitado y no necesitan más. Acaso, si alguno se les muere, se meten en Internet y buscan otro que les sustituya. Pero has de tener la suerte de coincidir con uno que esté mirando su correo en el momento en que tú le escribas, ese día y a esa hora precisamente, y que necesite un autor. Y que le guste lo que lee, claro. Los astros tienen que conjurarse y no lo van a hacer.
NO TE HAGAS ILUSIONES.
Y tampoco las editoriales buscan autores. Si mandas el briefing a una editorial, en vez de a un agente, tendrás el mismo resultado. Están saturados de demandas. Los agentes literarios también. Así que no te molestes. Ni te molestes ni les molestes. Ni agentes, ni editoriales.
PERO ECHA A LA LOTERÍA.
Lo que sí te aconsejo es que te esfuerces como si realmente te fueran a hacer caso. Echar a la lotería está bien, pero sin ilusión. Puedes quejarte de que no te toca, si echas. Si echas, tienes derecho a quejarte. Desde luego, como no te va a tocar es si no echas, y no tendrás ese derecho. Pero no. De ninguna manera te va a tocar. No te van a llamar. Repítelo otra vez: “no me van a llamar”.
Pero como cuesta poco, envías los e-mails. Que no se diga que no has puesto de tu parte en hacer un buen briefing y toda la parafernalia, según indican las normas.
¿PAGO POR ELLO?
¡Ni se te ocurra! ¡Si no te llaman!
¡No pagues porque te hagan un briefing! Es como pagar por un billete de lotería sabiendo que no te va a tocar. Bueno, sí, los billetes de lotería se pagan, ya sabemos que se pagan. Pero es que “esos” cuestan caro.
Si acaso, que te lo regalen. Bienvenido sea. O paga un precio módico, el que no te importe tirar a la basura. Porque, sí, es dinero tirado a la basura.
Te dirán que es una “inversión”. Te enseñan a hacer un briefing y todo eso por 700 €. “inviertes en ti”, te dicen. (Es una forma educada y engañosa de referirse al verbo “derrochar”).
¡Hombre, si te sobra el dinero y puedes gastartelo en aprender a hacer un buen briefing, puedes apuntarte a una mentoría en ese sentido! Son muchas horas pero puedes hacerlo. Pero que seas consciente de que, aunque aprendas a hacerlo y lo hagas “muy bien”, aunque te hayas gastado 700 o 1000 € o lo que sea, no te va a tocar. No te va a tocar. Repítete esto hasta que te sangre la lengua: No te va a tocar. Es una lotería que no toca. ¡De esa lotería, no toca!
A JUAN GOMEZ JURADO LE TOCÓ LA LOTERIA
Juan Gómez Jurado es famoso porque andaba buscando un agente literario y se le ocurrió escribir al más famoso de todos, nada menos (¡venga, pa arriba!) ¡Antonia Kerrigan…! La escribió y la mandó el e-mail justo en el momento en que doña Antonia estaba revisando el correo. Los dos pardillos despiertos a la una de la madrugada. Y como la mujer andaba con insomnio, quizá aburrida y deseosa de hablar con alguien que estuviera en línea, le contestó. Dio esa casualidad.
Pero es un caso entre un millón. Claro, que, a partir de ahí, Juan Gómez Jurado se hizo famoso.
Puedes probar suerte. Pero vamos, que te repito, “no te va a tocar”. Pero echa. Acertar con los números del gordo, con todos los números, es una casualidad entre un millón. Pero tu echa, echa. Quién sabe…
PERO ¿Y SI ME TOCA?
Pues si te toca, quiero ser amigo tuyo. Escríbeme al correo que tienes más abajo, porque quiero ser tu amigo. Todo el mundo quiere ser amigo de un ricachón. Pero si no es Antonia Kerrigan, sino un agente menor, ni te molestes en escribirme. Porque has de saber lo siguiente.
¡MUÉVETE!
Debes estar dispuesto a moverte de tu confortable butaca donde escribes a diario, coger carretera y manta y visitar pueblos y ciudades. El agente literario suele llevar a sus autores como si fueran monos de feria a este u otro lugar perdido de la mano de Dios… o no tan perdido… por bibliotecas y ayuntamientos a presentar su libro y a perder días y tardes enteras esperando a que un comprador se acerque a la caseta para firmarle un ejemplar. En eso consiste la tarea del agente literario. No conozco otra.
Nunca he tenido un agente literario, y mira que lo he intentado. Yo tampoco he tenido la suerte de encontrarme esa aguja en ningún pajar.
PAJARES QUEMADOS, PAJARES INEXISTENTES.
Porque hay pajares que están muy quemados. Todo el mundo ha entrado a ese pajar. Los autores hacen fiesta en él. El pajar que representa el agente literario está colapsado y no admite más visitas. Por eso que no te llegue una respuesta de aquel e-mail que le mandaste. A ninguno de los 50.000 que mandaste.
Pero existe otra posibilidad. Que el enlace esté roto. Que el pajar no exista.
¿UBI COÑOS SUNT?
¿Recuerdas el listado que con la paciencia del santo Job elaboraste de agentes literarios en España y países sudamericanos? Pues resulta, amigo mío, que la mayoría de esos e-mails no existen. Por cada tres e-mails que envías, recibes una contestación de Gmail diciendo Mail delivery failed: returning message to sender que quiere decir que This is a permanent error. The following address(es) failed: la página don`t exist. O, en castellano: “que te den por…”.
¡LOS E-MAILS NO EXISTEN!
¡Los E-mails no existen! ¡Las páginas web tampoco existen! Y los que se supone que han recibido tu mensaje, dudas que tampoco existan. Si no te han contestado, (y nunca te contestan), ¿quién te garantiza que les ha llegado?
No sé si lo hacen adrede los que elaboran esos listados. Para mí que sí. Los correos reales de esos agentes los tienen los escritores famosos, no están en la red. (Salvo el de Antonia Kerrigan, menos mal, me cabe esa esperanza)
De eso están llenos los listados, de correos inexistentes con sus páginas web obsoletas. De tal modo, que si tienes 30 o 40 agentes literarios con su página web y su e-mail, realmente podrás enviarle tu proyecto a 10 o 12, no más. Y de esos 10 o 12, no sabrás seguro si les ha llegado. Al menos, Gmail no te dirá que el mensaje ha sido rechazado. Pero lo que es seguro es que nunca te contestan.
UN PULL DE ACTIVIDADES
Pero, ¿y si contactas con un agente literario?
Si ocurre el milagro, cuando empiezas a trabajar con un agente literario, se supone que debe buscarte oportunidades, medios para darte a conocer. No conozco cómo funcionan los agentes porque, como ya te he dicho, nunca he encontrado ninguno que confíe en mí o que se interese por mí. Pero imagino que, con todo el material humano que hay en el mercado, (millones de escritores, hoy todo el mundo se ha puesto escribir) el trabajo de un agente se limitará a una rutina codificada y entrarás en un “pull” de actividades predeterminadas, como siempre pasa: Ferias de libros, presentaciones en bibliotecas y librerías y pare usted de contar.
UN LIBRO NO ES LITERATURA, SINO NEGOCIO.
Que tú consigas negociar por tu cuenta con una librería o con una biblioteca pública la presentación de tu libro, no te garantizará que la gente vaya a ver dicha presentación. E imagino que el agente literario tampoco podrá garantizártelo. No conseguirá que la gente acuda. No existe ninguna varita mágica para llenar un patio de butacas. Tampoco tu agente va a conseguir que el visitante se detenga en la caseta donde firmas los libros.
La diferencia entre que tú consigas una plaza en la caseta o que la consiga a tu agente es la misma. La única diferencia estriba en que tu agente se ocupa, en lugar de hacerlo tú. Y si en la caseta no vendes ejemplares, y tampoco en la librería o en la biblioteca, es raro que tu agente se entusiasme contigo. Por eso no te responden a los e-mails. ¿Lo entiendes ya?
Lo primero que te pregunta un agente literario, (o una editorial, que en eso si tengo experiencia), es si tienes familiares. Porque solamente los conocidos te pueden comprar el libro. Nadie más.
Nadie quiere arriesgarse con un autor que no vende. Nadie va allí donde no hay negocio. Nadie apuesta por un desconocido.
Y si tienes muchos seguidores en redes sociales, puede que le interese. Pero poco.
EL AGENTE TE ABANDONA.
Si aun así consigues un agente literario, pequeño o mediano, es improbable que se decida a volver a repetir la experiencia mañana en otra caseta o en otra feria. Porque es improbable que te compren si no te conocen y es improbable que vendas. Y es improbable que el agente lo consiga.
Ya te he dicho que no tienen ninguna varita mágica en ese sentido.
LOS AGENTES SOLO SE ARRIESGAN…
Los agentes solo se arriesgan con autores que escriben cosas que pueden gustarle a las editoriales.
Primero, tienen que encontrarte, cosa que para ellos es imposible. Imagina que tú eres un buen escritor. Pues tú también eres para ellos una aguja en un pajar.
Solo los agentes literarios de mayor prestigio tienen más influencias para presentarte a las editoriales o incluso proponerte para un premio.
Pero estoy especulando. Se supone que vas a trabajar con un agente literario. Pero ya te he dicho que eso es una lotería que no toca.
¿QUÉ TIENE QUE VER LA FAMA CON UN AGENTE LITERARIO?
Desengáñate. Tener un agente literario bueno, de calidad, con influencias, grande, es poco menos que imposible. Poner las esperanzas en eso es como poner las esperanzas en ganar el premio Alfaguara. Debes tener un gran talento para que el agente literario se fije en ti. Y, aunque lo tengas, si no sabes dónde estás… si tu e-mail se ha perdido entre cientos de e-mails… ubi sunt, escritor? Ellos también se preguntarán.
Pero, además de un gran talento, -al modo en que entiende el talento por ahí arriba, en las altas esferas-, debes tener influencias y suerte. Tienes que ser un autor que vive en Madrid en Barcelona y que sepa tener amigos y trepar.
Prueba a hacer una cosa: preséntate al premio Alfaguara. Lo ganará otro escritor, con toda seguridad. Un escritor amigo de sus amigos, también con influencias.
¿Sabes cuántos autores desconocidos y sin un agente literario ganan esos premios tan importantes? Ninguno. Los premios literarios son un negocio entre el agente y la editorial. Si no tienes nombre, no lo ganas. Y si no tienes influencias, no tienes agente. Porque para tener agente lo primero es tener nombre. Y si no ganas nunca un premio importante, no te haces famoso. Ergo, para hacerse famoso es necesario tener un agente literario… etc
TALENTO, INFLUENCIA Y SUERTE.
Talento, influencia, suerte. Esos son los tres factores para alcanzar la fama y que tu nombre sea conocido en toda España, al menos por un tiempo y por un sector de la población más o menos amplio.
AGENTES LITERARIOS MENORES.
Para alcanzar otro tipo de fama y reconocimiento menor están los agentes literarios menores. Puedes probar con ellos. No sé hasta qué punto vas a estar dispuesto a moverte como ellos te aconsejan. Eso si logras alguno, porque lo dicho, ni grande ni chico.
Hay demasiados pocos agentes para la avalancha de autores que ha surgido. Y no todos buenos. Se venden como tales y es muy difícil distinguir los eficaces de los charlatanes. Pero, ¿alguien ha visto alguno por ahí?
UN INCISO: ¿ACASO ES BUENA TU NOVELA?
Pero los comprendo. Reciben miles de manuscritos y la mayoría de ellos… ¡son muy malos! Reconozcámoslo, todo Dios se ha puesto escribir y la mayoría de las novelas son muy malas. No hay quien se las trague. Cada autor está enamorado de la suya y le parece maravillosa, pero el resto de los mortales no la aguantamos. Es lógico que los agentes literarios desconfíen de las “muestras de lectura” que les envían continuamente.
No tienen más que leer las primeras páginas para saber que el escritor escribe de pena.
¿Usted que haría si de los treinta candidatos diarios a un puesto de trabajo para albañil, uno es manco, el otro ciego, y el de más allá tiene convulsiones? ¿No estaría harto de recibir propuestas de incapaces? ¿No desconfiaría a la primera de cambio? Pues eso.
¿Qué te ha parecido? Tampoco el agente literario es una solución al problema de vender o darse a conocer, autor.
No te desesperes. En los cuatro posts que nos quedan, te diré lo que puedes hacer y lo que está en tu mano para conseguir lo máximo que se puede conseguir en este mundo tan complejo de la literatura.
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Moisés, te felicito. Has dado en la diana y dices todas las verdades que por desgracia existen en el mafioso y corrupto mundo de las agencias literarias y de sus colegas los grandes editores. Esta gente tienen a todos los autores hasta las narices y son todos unos incompetentes. Tú lo dices y lo cuentas todo a la perfección en tu minucioso artículo. Mi experiencia? Te la cuento. 22 años enviando manuscritos a la AGENCIA BALCELLS. Más de 40 títulos. Resultados? TODO PARA ATRÁS. Un cero pelotero. Tanto cuando vivía está señora y después los que la heredaron. Qué pena que exista esta gente tan indeseable y que no se dediquen a otras cosas. En este mundo de la cultura hace falta muchísima gente más competente y más honrada y que trabajen infinitamente mejor. Pero por desgracia eso nunca será así. ENHORABUENA MOISÉS. Y sigue para adelante. No hay que tirar nunca la toalla porque haya tanta mierda en la política literaria. Ellos sí que no valen para nada y no merecen la pena. Ya lo sabes: Agentes, Editoriales, Premios literarios y otras basuras.