EL sistema MIR de formación médica especializada | Por Daniel Boixeda
Recientemente el diario El Mundo publicaba la noticia del fallecimiento del Dr. Fernando Alonso Lej, reputado cirujano Cardiovascular que fue Jefe del servicio de Cirugía Torácica y Cardiovascular del Hospital Miguel Servet de Zaragoza; pero pocos son los que conocen otro aspecto de este eminente medico, y es que él fue el introductor España junto con el Dr. Segovia de Arana, del sistema MIR (Médicos Internos y Residentes) de formación de especialistas médicos, que tanto prestigio ha dado a nuestro Sistema Sanitario.
La clave del éxito de este sistema de formación, es aprender trabajando en la asistencia sanitaria. Esta forma de aprendizaje la iniciaron los Dres. William Osler y William Halsted en el Hospital Johns Hopkins de Baltimore en los EEUU a finales del siglo XIX. Ello supuso un cambio pedagógico fundamental, que revolucionó el sistema de enseñanza de la medicina en los EE. UU. Hasta entonces la clínica médica se aprendía a base de clases magistrales con escaso contacto con los pacientes. William Osler aseguraba que la formación de los jóvenes médicos debía llevarse a cabo «al lado de la cama del paciente».
A principios del siglo XX, se instauró en los hospitales españoles dependientes de las corporaciones locales, centrados en la beneficencia, la figura del «interno». que no tenían programa de formación y que habitualmente trabajaban sin supervisión, tanto durante su jornada laboral diaria como en las guardias, debido a que los escasos médicos de plantilla existentes en estos hospitales, no tenían dedicación plena al hospital. Se les denominaba “médicos internos” y el tiempo de permanencia en la institución era de dos años, aunque podía prolongarse.
En 1955, se publicó la “Ley sobre la enseñanza, título y ejercicio de las especialidades médicas”, que asignaba al Ministerio de Educación, el control de las titulaciones. Según esta ley, la especialización debía realizarse, previo pago de la correspondiente matrícula, en las escuelas profesionales de especialidades, radicadas en cátedras de las facultades de medicina, o en institutos y escuelas de especialización médica reconocidas por el Ministerio de Educación. La formación se ligaba a un «maestro». Al cabo de 2 años, se podía solicitar al Ministerio de Educación el correspondiente título de especialista. Hasta esta fecha un licenciado podía «autotitularse» especialista, con tal de ejercer durante este tiempo un área de la medicina sin ningún tipo de organización, supervisión o programa.
En 1958, la Clínica de la Concepción (Fundación Jiménez Díaz) , convocó por primera vez plazas de internos y residentes como «cursos para posgraduados» en régimen de seminternado, siendo seleccionados los aspirantes por concurso de méritos. Los dos primeros años del programa, consistían en un internado no remunerado con un horario de trabajo de 10 horas diarias. Posteriormente, los internos con buenas calificaciones podían pasar a un régimen de residentes, ya con una ayuda económica, para realizar una especialidad.
El Hospital General de Asturias (Oviedo) en 1963 fue el primero en iniciar un programa de internos y residentes, tal y como lo conocemos. Fue en este hospital donde el Dr. Fernando Alonso Lej., que se había formado como cirujano en los EEUU, puso en marcha una «Comisión de Residentes y Enseñanza », que desarrolló los programas de internado rotatorio y residencia. La formación consistía en un año de internado rotatorio por diferentes especialidades básicas, viviendo en el hospital (de ahí su nombre de médicos internos) y tres años de residencia en la especialidad correspondiente.
Un año más tarde, la Clínica Puerta de Hierro de Madrid (Centro Nacional de Investigaciones Médico Quirúrgicas), dirigida por los Profesores Segovia de Arana y Figuera, convocó sus primeras plazas de internos y residentes el mismo año de su creación oficial, siendo el primer hospital de la Seguridad Social que lo hacía. Y en 1966, el Dr. Carles Soler Durall crea en el Hospital de la Santa Cruz y San Pablo de Barcelona un sistema de formación MIR a imagen y semejanza del Hospital General de Asturias.
En 1967, nueve hospitales (La Casa de Salud Valdecilla, Ciudad Sanitaria «La Paz» de Madrid, la Ciudad Sanitaria «Francisco Franco» de Madrid (actual Hospital Gregorio Marañón), ˜ Ciudad Sanitaria «Francisco Franco» de Barcelona (actual Hospital Vall d ′Hebrón), Clínica Puerta de Hierro, Fundación Jiménez Díaz, Hospital General de Asturias, Hospital Provincial Santiago Apóstol de Vitoria y el Hospital de la Santa Cruz y San Pablo), crearon el «Seminario de Hospitales con Programa de Graduados», sentando las bases del sistema MIR. Acordando tres objetivos básicos: 1) mejorar la formación de especialistas, adoptando medidas que garantizaran la calidad de los programas de formación y con una consideración profesional adecuada en lo económico, durante su etapa de especialización; 2) que la formación debía realizarse mediante una experiencia hospitalaria dentro de los programas de internado y residencia, en el seno de hospitales acreditados; y 3) la creación de normas de acreditación de los hospitales ajustadas a las directrices internacionales
En 1978 se realizó el primer examen estatal MIR para las instituciones de la Seguridad Social, creándose un sistema de especialización equitativo y de acceso universal y en 1984, un Real Decreto consolida el sistema MIR como único camino de especialización médica en España.
En el año 1980, se suspendió la figura del médico interno, a pesa de lo cual continuó llamándose “sistema de formación MIR”. Las principales características del mismo son: la acreditación de los centros y unidades docentes, cuya garantía de calidad formativa se regula mediante auditorías periódicas; una prueba de acceso universal y centralizada; definición y clasificación de especialidades y programas regulados por las comisiones nacionales de especialidades (a las que corresponde la formulación de los contenidos de formación y el tiempo de duración, entre 4 y 5 años); un Consejo Nacional de Especialidades y el desarrollo de las comisiones de docencia en cada una de las instituciones.
El sistema de formación MIR, basado en la adquisición de responsabilidades y capacidades de forma progresiva y tutelada, ha sido el principal responsable de la mejora en la calidad y eficacia, que ha experimentado el Sistema Sanitario Español en los últimos 40 años y que tanto prestigio internacional ha dado a la Sanidad de nuestro País.
Es de justicia por lo tanto, dar a conocer aquellos pioneros en su implantación, que como los Dres. Alonso Lej, Segovia de Arana, Soler Durall o Figuera, y muchos otros desconocidos para el gran público, contribuyeron a mejorar la formación médica en nuestro País.
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