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El retratista de almas | Por Patrizia Gaell

El retratista de almas | Por Patrizia Gaell

Se dice de él que es el retratista de la humanidad. El ilustrador de las almas ignoradas y vilipendiadas por aquellos que habitan en el primer mundo. Se le describe como el artista de las emociones, provocador de dialéctica, invitador a reflexiones y promulgador de verdades incómodas. Así es como se ha posicionado en el mundo del arte y de la comunicación, del que suscita tanto fervientes elogios como duras críticas. Sea como sea, para bien o para mal, lo cierto es que a nadie le pasan inadvertidas sus fotografías.

Con sus retratos, ha dado testimonio gráfico al mundo avanzado de acontecimientos tan afrentosos para la raza humana como el genocidio de Ruanda, las hambrunas en África, la guerra de los Balcanes, la esclavitud moderna vestida de trabajo voluntario en las minas de oro de Serra Pelada, las grandes migraciones humanas en las últimas décadas o los atroces campos de refugiados, donde seres humanos tratan de sobrevivir, con su instinto más primario, a la guerra, el hambre, la miseria y el horror de padecer la condena a vivir una vida sin vida.

Testigo presencial de acontecimientos como el intento de asesinado de Ronald Reagan, los incendios de los pozos petrolíferos de Kuwait en la guerra del Golfo o la guerra civil de Rhodesia —que conduciría a la futura independencia de la actual Zimbabue—, este poeta gráfico ha sabido ilustrar la belleza en las imágenes más horrendas, haciendo posible mirar lo inobservable. Así, ha creado trabajos tan asombrosos como Other America, en cuya serie se revelan los rincones y los pueblos, con sus gentes, más extraordinarios y representativos de Latinoamérica, desde pequeñas poblaciones extraviadas en los Andes hasta los últimos miembros de las poblaciones indígenas mexicanas. Un trabajo donde ha logrado capturar la esencia de un continente tan hermoso como injusto.

Uno de los trabajos que consagró la fusión de su arte con el fotoperiodismo fue Workers,en donde se atestigua la desigualdad y las condiciones extremas de los más pobres del planeta, documentando el trabajo manual ejercido por aquellos que no tienen derechos frente a un mundo cada vez más industrializado. Hay quien define este trabajo como «un himno a los trabajadores de todo el mundo, desde los recolectores de té en Ruanda hasta los bomberos de los pozos de petróleo en Kuwait»,  y su arte se ha llegado a comparar con el del pintor italiano del barroco Michelangelo Merisi da Caravaggio.

Exodus es la declaración gráfica de las migraciones de los pueblos. Desarrollada a lo largo de treinta y seis países durante la década de los noventa, esta serie documenta toda clase de movimientos migratorios: desde latinoamericanos tratando de entrar en Estados Unidos, kosovares huyendo hacia Albania, emigrantes en pateras tratando de llegar a Europa o campos de refugiados donde el hambre, la muerte y las enfermedades reinan sobre los desamparados, hasta algo tan inefable como el genocidio en Ruanda, donde el ser humano dejó de ser incluso un animal para convertirse en algo sin nombre.

Por su lado, Génesis nos muestra un aspecto nuevo y nunca antes visto en la obra del artista. Aquí, este se aleja del mundo humano para adentrarse en el reino animal y el natural, retratando lugares salvajes y vírgenes intocados por el hombre. Ocho años de trabajo en los que se pueden ver torres de hielo antártico desafiando sin temor alguno a la gravedad, la remota cordillera de Brooks en el norte de Alaska,  el inquietante retrato en tinta negra de un leopardo mirando su reflejo mientras se inclina sobre un charco de agua para beber, o un espectacular y extremo primer plano de la mano de una iguana que asemeja ser una mano humana encerrada en el guante de una armadura medieval.

Amazônia es su último gran proyecto, una serie de fotografías, resultado de seis años de exploración de la selva amazónica y la convivencia con doce tribus diferentes, que retratan el día a día de estas comunidades.

Contador de historias humanas y fundador del Instituto Terra, es defensor de una utopía digna del más ardiente soñador, experto en componer imágenes tan bellas en su forma como horrendas en su fondo. Mago de la composición de la imagen, dueño y señor de las luces y las sombras,  amante del blanco y negro —pues no hay lugar para el color en la mayoría de sus crónicas—, siempre esgrime la necesidad de ocasionar en el espectador la conversación y la reflexión: «Los fotógrafos documentales tenemos una porción de responsabilidad; debemos provocar una dialéctica. ¿Cómo puedes ayudar a consolidar y asegurar la supervivencia para las próximas generaciones? (…). Nuestra historia es la historia de la comunidad, no de la individualidad. Ese es el punto de vista de mi fotografía y el punto de partida de mi trabajo (…). Más que nunca considero que la raza humana es una. Hay diferencias de color, idioma, cultura y oportunidades, pero los sentimientos de las personas y las reacciones son las mismas. Las personas huyen de las guerras para librarse de la muerte, emigran para mejorar su fortuna, construyen vidas nuevas en tierras extranjeras, se adaptan a las dificultades excepcionalmente gravosas».

Un artista de mirada precisa, un perseguidor de emociones, un humanista, uno de los fotógrafos más controvertidos de finales del siglo XX… Estos son solo algunos de los adjetivos utilizados para describir la figura de este último gran genio. Su nombre, Sebastião Salgado.


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2 thoughts on “El retratista de almas | Por Patrizia Gaell

  1. Un artículo muy bueno e interesante para los que amamos la fotografía y admiramos a Sebastião Salgado. Mis felicitaciones a la autora.

  2. Que grande Patrizia Gaell…desconocía al artista, pero gracias a tu fantástico artículo, has hecho que tenga ganas de saber más..
    Felicidades!!!

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