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El poema de Gilgamesh | Por Patrizia Gaell

El poema de Gilgamesh | Por Patrizia Gaell

Considerada la obra literaria más antigua de la humanidad, el Poema de Gilgamesh es una epopeya en escritura cuneiforme y estructurada en doce tablillas de arcilla que guarda en sí misma su propia historia, una historia digna de la más pura ficción del género de aventuras.

Comienza con cinco poemas sumerios, en cuatro de los cuales se narran por primera vez las aventuras y desventuras de Gilgamesh, rey de Uruk. Estos primeros escritos datan aproximadamente del 2.100 a. C, durante la 3ª dinastía de Ur.  En ellos —así como en una primera versión miscelánea fechada en el siglo XVIII a. C. e identificada como «la versión de la antigua babilonia», de la que se conservan tan solo unas pocas tablas incompletas y múltiples fragmentos de diversos orígenes y en diversos estados de conservación­— se basará la confección de la epopeya combinada en acadio y conocida como «la versión babilónica estándar o epopeya de las doce tablas».

Esta versión, escrita en un dialecto del acadio y utilizada con fines literarios, fue compilada por el mašmaššu Sîn-leqi-unnīnnī entre los siglos XIII y X a. C. (se señala tan largo período de tiempo porque se desconocen exactamente los años en los que este sacerdote vivió) y es la versión mejor conservada y más completa que existe del Poema de Gilgamesh. En ella, la mayoría de los episodios conocidos en versiones anteriores están entretejidos en un marco narrativo en el que el rey Gilgamesh, enfrentado por primera vez a la mortalidad a través de la muerte de su amigo Enkidu, se embarca en una serie de aventuras para lograr la eternidad pero, al ver fracasado su empeño, regresa a Uruk.

Exportada durante la cima de su popularidad a centros de escribas en la Anatolia (Hattuša), Siria (Emar, Ugarit) y Palestina (Meguido) y traducida al hitita y al hurrita, esta obra fue perdiendo su notoriedad y acabó permaneciendo oculta durante siglos bajo las arenas del tiempo en el Oriente Medio.

No fue hasta 1853, tras la realización de una serie de excavaciones en la antigua ciudad de Níneve, que salió de nuevo a la luz cuando, en las ruinas de la Biblioteca del rey Aššurbanipal, el asiriólogo Hoprmuzd Rassam y el geólogo William Kennett Loftus hallaron más de quince mil fragmentos de tablas de arcilla cuneiformes asirias. Su contenido literario se hizo esperar casi veinte años; en concreto, hasta que en 1872 cuando George Smith logró descifrar los escritos hallados en diferentes idiomas —acadio babilónico antiguo, hurrita e hitita­—gracias a haberse descubierto la «inscripción de Behistún», un artefacto que permitió revelar los equivalentes del alfabeto cuneiforme en persa, babilónico y elamita­. De este modo, Smith pudo regalar al mundo parte de la belleza de esta obra maestra y sin igual, no solo por su contenido argumental y su fuerza poética sino también por albergar grandes interrogantes que siempre han intrigado al hombre. Una obra tan singular y única que todavía hoy sigue traduciéndose, interpretándose y ejecutándose. Prueba de ello es, por ejemplo, la identificación de las dos primeras líneas faltantes de la epopeya realizadas por el asiriólogo Theodore Kwasman en 1997; o la traducción definitiva al inglés escrita por Andrew George y publicada por la Oxford University Press en 2003.

La epopeya de Gilgamesh es considerada una obra fundamental en la religión, y varios de sus temas, elementos de la trama y personajes tienen sus equivalentes en la Biblia hebrea, especialmente los relatos del Jardín del Edén, el Concilio de Eclesiastés y el Diluvio del Génesis. Esto fortaleció, entre otras cosas, la hipótesis de que la Biblia había adoptado estos textos en una versión modificada. Se la considera como el inicio de las sagas heroicas y una influencia para las epopeyas homéricas y el nacimiento del prototipo de héroe que servirá para reflejar a personajes tan conocidos como Heracles (Hércules).

Es esta una obra que podría pasar por contemporánea por la universalidad del abanico de temas que toca: aventuras, desventuras, amor, amistad, traición, venganza y deseo. Todo ello mezclado con la más creativa fantasía, donde héroes y villanos nos conducen a parajes, situaciones, intrigas y reflexiones adscritas a cualquier novela de hoy en día. Una obra iniciada hace más de cuatro mil años que ha logrado alcanzar la inmortalidad tan deseada por su protagonista.


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2 thoughts on “El poema de Gilgamesh | Por Patrizia Gaell

  1. Una artículo asombroso y curioso a la vez. Nunca deja de sorprenderme Patrizia Gaell. Siempre con ganas de saber más sobre cada uno que escribe y con el de este mes, me ha sorprendido gratamente. Felicidades y esperando el siguiente con emocion.

    1. Recuerdo estar en el colegio que me explicaran las tablillas de Gigamesh como señal del inicio de la historia. Este articulo ciertamente llamó mi interés por eso y no me arrepiento de haberlo leído.
      Ciertamente bastante entretenido y muy bien acertado. Mis felicitaciones a la escritora. Ojalá publique más en el futuro.

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