Lourdes Justo Adán nos cuenta sus novedades en su trayectoria profesional
Lourdes Justo Adán vive en Pontevedra. Es maestra especialista en Educación Infantil, en Educación Primaria y en Pedagogía Terapéutica. Orientadora Escolar, Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación. Se dedica a la enseñanza desde hace casi treinta años.
Escritora inquieta, en constante evolución, sin pelos en la lengua. Los libros que escribe revelan su afán por explorar cuestiones inusuales, así como una peculiar perspectiva para abordarlos. Para ello, apuesta por una visión muy atenta y analítica de todo aquello que sucede a su alrededor. Procura adaptar esos temas a los más pequeños, sin dejar de lado la curiosidad y el interés que pueda suscitar en los adultos.
De manos del doctor en psicología Iñaki Piñuel, cumplió un sueño: obtener la capacitación como “Coach de víctimas de acoso, maltrato psicológico y relaciones tóxicas”.
Una de sus ilusiones es la divulgación de la problemática del bullying, el mobbing, los psicópatas y las personalidades narcisistas, con la finalidad de entrenar a los afectados/as en la detección del problema y acompañarlos psicológicamente en su recuperación. Inevitablemente, su interés por esta cuestión está influyendo enormemente en su escritura.
¿Cómo fueron tus inicios en la literatura?
Comencé escribiendo microrrelatos, un género narrativo que me apasiona. Aunque comparten similitudes con otro tipo de textos, su principal característica es la brevedad de su contenido. En ellos debe imperar la concisión, la sugerencia, la precisión extrema del lenguaje… Confieso que para mí se convierte en un reto conseguir sorprender, emocionar y dejar pensativo al lector.
Ya tengo varios publicados, uno de ellos, premiado. En los últimos meses me han publicado algunos más en diferentes antologías, entre ellos: “El secreto de la luna llena”, “Vendetta”, “La sonrisa más hermosa del mundo”, “Tango para dos”, “Gato negro sobre alféizar blanco”…
Tienes además dos álbumes ilustrados
Así es. El primero es “Algo muy valioso”, (2019) ilustrado por la maravillosa vallisoletana Sonia Sanz Escudero. Es un libro en el que se plantea una reflexión acerca de las cosas realmente importantes, tan alejadas de esas que no son más que meros espejismos. Son aquellas que realmente nos deberían importar, por las que merece la pena luchar, las que por su valor resultan irremplazables y que, si las perdemos, luchamos denodadamente por recuperar. Por supuesto, no hablamos de cosas materiales.
El segundo vio la luz hace apenas unos meses: “El collar de Borlita”, (2022), de cuyas ilustraciones se encargó la talentosa extremeña Soledad Durán.
En este último libro abordas el abuso emocional, un tema tabú dependiendo el entorno en que se produzca, ¿por qué?
Efectivamente, esto no se aborda lo suficiente en la literaria infantil. Refleja claramente esta forma de violencia perversa y silenciosa que puede llegar a instalarse en diferentes ámbitos de las relaciones sociales.
“El collar de Borlita” describe este maltrato de baja intensidad, que por ser tan continuo, aboca a la víctima a la “Indefensión Aprendida” (quedarse paralizada, incapaz de defenderse), hasta llegar a consumar su destrucción si esta no reacciona a tiempo. De hecho, cuando la ovejita del cuento por fin se percata de lo que le está sucediendo, descubre que ya se encuentra aislada, difamada, estigmatizada…
En estos casos se la suele señalar como la causa de todo mal, sin embargo, la realidad es que la están utilizando para distraer la atención de otras dolencias más profundas. El “Chivo expiatorio” o “Integrador Negativo” se transforma en el pararrayos de la animadversión de un grupo, normalmente agitado por un componente con grandes dotes para la manipulación en pro de sus metas personales.
Los demás miembros, a veces ajenos a estos planes, se dejan arrastrar miméticamente para no disentir y así continuar sintiéndose integrados en el seno de ese grupo. La solidaridad imprescindible para detener ese ataque se ve eclipsado por el temor al rechazo y a las represalias del grupo. La unanimidad persecutoria se resquebrajaría simplemente con que alguien valiente se negara a participar en esa intriga.
Lógicamente, la ovejita de la historia no se adapta al rol adjudicado en ese sistema abusivo y estanco en el que se desenvuelve. Por tanto, no se somete ante quienes prefieren seguir manteniendo una trayectoria dañina y de dominación.
¿Cómo ha sido la acogida de “El collar de Borlita”?
Es un libro en el cual puse mucho empeño e ilusión y el resultado ha desbordado todas mis expectativas. Al parecer, algunos lectores se han sentido identificados con la protagonista, e incluso, más de uno reconoció haber sufrido situaciones similares, pero que, en su momento, no tenía conciencia de ello. Carecía de la información necesaria. Tras leer el libro, supieron entender cada una de las trampas y las maniobras padecidas.
“El collar de Borlita” se convirtió en una llamita que, a su vez, encendió otras llamitas. Ojalá que la claridad sobre este padecimiento se vaya extendiendo. En cualquier caso, esta historia ha conseguido que resuene algo en el interior de los lectores.
Pero ¿qué tenía la protagonista del cuento para ser elegida como víctima?
Nada malo. Simplemente, se despertaron en los perpetradores profundos sentimientos de antipatía. No es necesario, como se cree, poseer algo peculiar para ser molestado. Es más, no existe rasgo alguno por el cual alguien merezca ser mortificado. Este “error básico de atribución” consiste en asignar a la víctima, un carácter, rasgos o actitudes que expliquen su victimización. Estas falsas imputaciones son mitos acientíficos que, en lugar de ayudarla, la revictimizan secundariamente.
No existe, pues, un perfil concreto de acosado. En cambio, sí se conocen perfiles del acosador (personalidad paranoide: desconfiados y controladores; personalidad psicopática y narcisista, cuya imagen fascinante esconde un ser manipulador, deseoso de bienes que, por su propia naturaleza, no puede tener, solo fingir: sensibilidad, empatía, amor, sinceridad, etc).
Por tanto, y esto es importante recalcarlo, cualquier persona podría resultar acosada si se diesen las circunstancias. Estas son, además de la presencia de esos perfiles de personalidad, una organización poco saludable, un entorno “inescapable” y unos testigos mudos que actúen como figurantes en esa película de psicoterror.
Un aspecto que aparece en el libro de forma transversal es la difamación.
La campaña de difamación es una táctica de guante blanco, cruel e injusta que utiliza el victimario para menoscabar la imagen de su víctima.
Poco a poco va inoculando información dañina en su entorno próximo, creando una falsa red de opinión sobre ella, para que las personas allegadas comiencen a cuestionarla a todos los niveles.
La víctima, se da cuenta de que los demás empiezan a tratarla de manera diferente y, lentamente, comprueba cómo la van arrinconando hasta aislarla y excluirla definitivamente, forzando así el abandono del lugar en que se encuentra.
¿Qué puede hacer la protagonista para evitar el hostigamiento?
Realmente no puede evitarlo porque es algo externo a ella, y mucho menos hacerle frente individualmente.
Cuando esa dinámica de violencia unánime se abate sobre una persona, es muy difícil -por no decir imposible- revertirla, debido a la creencia tan extendida de que todo aquel que se atreva a interponerse corre el riesgo de terminar siendo también arrollado. Por eso los instigadores trabajan con total impunidad, como se aprecia en el cuento. Conocen cómo es el resto del grupo y saben que pueden ejecutar su plan tranquilamente.
El panorama es desolador para la víctima ya que, además, teme contar lo que le pasa porque podría suponer un agravamiento de su situación. Es un miedo real y legítimo.
Lo que sí existen son diferentes estrategias para hacerle frente, pero estas variarán según las circunstancias. Lo fundamental es afrontarlo evitando al máximo el dolor psíquico, manteniendo una buena autoestima, protegiéndose del agresor/es, buscar redes de apoyo, evitar el “abuso reactivo” (responder a las provocaciones del hostigador, algo que este utilizaría para victimizarse), cuidar su salud física, alejarse si fuese posible, método de la piedra gris, conocer cómo operan los perfiles de personalidad anteriormente citados, contacto 0, etc.
La víctima tiene que saber que es posible renacer, recuperar el control de su vida y servir de modelo de cómo espera que se le trate.
¿Cuáles son tus planes? ¿Cuál será tu próxima publicación?
Siempre existen planes… Seguir formándome es uno de ellos. Por otra parte, continúo trabajando el microrrelato. No descarto organizar los que ya he escrito y publicar una recopilación, y hacer lo mismo con varios cuentos que he terminado hace tiempo.
Me gustaría crear un álbum ilustrado por mí, escribir poesía… Son muchos los proyectos que están dando vueltas en mi imaginación. Poco a poco. Lo que no quiero es dejar de escribir.
nubeluz174@gmail.com