Vuelve a enamorarte de la lectura de la mano de Teba Martín Suárez y su obra “Emociones a flor de tinta”

¿Quién es Teba Martín Suárez?
Nací un 9 de junio en Las Palmas de Gran Canaria. De pequeña era un tanto introvertida y callada, y debo añadir que siempre he sido muy curiosa y observadora, algo que me ayudaba a agudizar mi imaginación.
Muy pronto comencé a leer todo lo que caía en mis manos o delante de mi vista, ya fuesen libros, folletos, carteles de publicidad: ¡lo leía todo!, y mi formación tanto académica como autodidacta siempre ha sido en torno a las letras. Decidí estudiar filología por ese amor a las palabras, y a día de hoy no paro de aprender sobre todo aquello que me gusta y que me ayuda en el proceso hacia la meta que quiero alcanzar, pero de lo que más que me he enamorado es del storytelling, el arte de contar historias; diría es que como haber encontrado la horma de mi zapato. Soy melómana, amante del mar y me gusta mucho estar a solas «con mis cosas». Creo en el poder de las palabras y en la valentía de expresar las emociones, creo en las personas que luchan por sus sueños aunque caigan una y otra vez. Creo que nada es gratis en la vida, y que la suerte hay que trabajarla. Creo que la edad no debe ser un impedimento para comenzar y que el sentido del humor es lo que nos salva.
¿Cómo nace tu vena escritora?
Realmente siempre he escrito. Cuando era una adolescente tenía cuadernos en los que plasmaba todo lo que me pasaba por la mente, frases que leía y me gustaban, letras de canciones, citas… No era un diario, pero casi. Ya en la edad adulta, escribir me ha ayudado a gestionar vivencias, situaciones de todo tipo, las emociones que surgen con ellas y, cómo no, a ser más creativa. Yo siempre digo que «sé hablar por escrito», lo que hasta ahora no me había atrevido a compartir parte de lo que tengo guardado con mimo, como si de un tesoro se tratase, en libretas y papeles apilados en cajas.
Cuando tenía 16 años, una profesora de literatura me marcó un ejercicio que era creativo, a mí y a toda la clase. Tenía que escribir un poema, o algo que se le pareciera. Se los llevó a casa y al entregarlos al día siguiente se acercó a mí y me preguntó: «¿esto lo has escrito tú? está muy bien estructurado. Se te da bien escribir». En ese momento, me halagó mucho y esbocé una sonrisa, pero estaba en esa edad adolescente en la que no se piensa igual que la edad adulta; no fui a más y escribía solo para mí. Pero ahora me he dado cuenta de que no solo no olvidé nunca ese momento ni lo que me dijo, sino que me ha alentado sin yo saberlo. ¿Ves qué importante son las palabras que dedicamos a los demás?
¿Cuántos libros has publicado ya?
Te iba a contestar que solo uno, pero no. Prefiero decirte que es el primero, porque espero que no sea el último.

¿Qué es lo que más destacarías de Emociones a flor de tinta?
Es un libro que te habla a ti, que lo lees, y a la vez te hace sentir protagonista. Está escrito de una forma sencilla, dando prioridad en todo momento a la emoción, a la sensación que te da por el cuerpo cuando ves que vives o has vivido alguna situación que te hace decir «está hablando de mí» o «esto me pasó a mí». Todo lo que cuento nace de vivencias, propias o ajenas. Todo proviene de un sentir y yo lo he traducido con palabras.
No tiene un orden, se puede leer como prefieras, incluso hay personas que me dicen que primero miran el índice y por el título, deciden qué van a leer, o cómo lo van a hacer. Para mí es un libro que late, muy fuerte, y de ahí la elección de la portada. Hablo desde las entrañas, como yo digo, y apelando a las emociones. Mi intención es dar visibilidad a la expresión de los sentimientos, vengan de algo malo o algo bueno. Lo que no gestionas desde tu interior, lo que no sueltas, se enquista, y hay que darle normalidad a ser vulnerable y expresar. Creo que la persona más valiente es la que sabe sacar sus emociones, y no hay frase que me moleste más, por no decir orden, que el «no llores más».
¿Cuánto tiempo te ha llevado escribirlo?
Pues la verdad es que, lo que he compartido en este libro, empezó a tomar forma en el 2018. Yo, como ya te he dicho, siempre he escrito, pero no fue hasta ese momento cuando se me pasó por la cabeza publicar algo de lo que tenía por ahí guardado. Fue para mí un período de sanación, dado que en años anteriores hubo una serie de acontecimientos de mi vida que me hicieron caer. Mi forma de sacar hacia afuera las emociones de todo lo vivido y levantarme fue leyendo, estudiando de nuevo y sobre todo, escribiendo, ¡muchísimo! En el 2020 ya casi estaba listo, pero llegó una pandemia que lo frenó todo y tuve que esperar un año más para que pudiera ver la luz. Eso sí, en ese proceso hubo cambios, al igual que pasaba en la vida real, y añadí la parte final llamada «Cuaderno de a bordo en una cuarentena». En septiembre del 2021, uno de mis meses favoritos, al fin, ya salió publicado.
¿Alguna anécdota que puedas contarnos?
Antes de terminar el libro y enviar el manuscrito a la editorial, casi en pleno auge de la pandemia, participé en un concurso en el que había que enviar unas frases que iban a salir durante un año en un producto de una marca de alimentación. Escogieron 4 frases mías y pensé «esto va a ser divertido», y
con el libro ya «en el horno», como yo decía. Finalmente, ese producto se retiró, debido a, lo que todo el mundo ha sufrido en mayor o menor medida: las consecuencias de vivir en una situación que afecta no solo a la salud sino a la economía. Nunca vieron la luz y lo vi como algo que no tenía que ser y ya está.
Otra anécdota, y esta es algo más emotiva para mí, es que justo cuando decidí ponerme manos a la obra con el libro, acababa de mudarme y… hace poco descubrí que la profesora de literatura de la que te he hablado, que no veía desde mi adolescencia, vive en el mismo barrio que yo. ¡Qué cosas tiene la vida!
¿Qué opinas de la sociedad actual para el trabajo de escritor?
Comenzar en este mundo de la escritura es duro. Hay que trabajar mucho, y en mi caso, compaginarlo con mi trabajo actual, y saber moverme como pez en el agua en un mundo digitalizado. Las redes sociales son un vehículo muy bueno para poder darse a conocer, pero hay que saber gestionarlas bien y tener en cuenta la parte negativa, para que no terminen por minarte. No me obsesiona tener muchos seguidores. ¿Para qué quiero tener miles si no me van a leer? Yo quiero que mi crecimiento sea orgánico dentro de las redes, es decir, tener seguidores reales, y diría que, más que eso, lo que quiero es que me lean. Eso es lo que quiero.
Por otro lado, creo que hay que acercar a las personas a la lectura, y que tenemos una responsabilidad en nuestras manos muy bonita. Que las personas que no suelen leer, porque no lo ven atractivo, caigan en las redes de un cuento, un relato, un poema…
Una de las mejores cosas que me han dicho algunas amistades o familiares de quienes lo han comprado, los conociese de antemano o no, es: «yo no suelo leer casi nada, lo abrí para curiosear y cuando me di cuenta, ¡iba por la página cincuenta!». Eso para mí es un regalo enorme.

¿Qué consejo te gustaría darle como escritora a tu «yo» de hace unos años?
¡Hazlo!, pase lo que pase, cueste lo que te cueste y digan lo que digan. Todo irá bien, porque estás en ello. Todo llegará en su momento, y de las caídas también se aprende. Serás más fuerte de lo que nunca imaginaste.
¡Ah!, y «sí» a lo que estás pensando. No te demores: ¡hazlo!
¿Qué autores o autoras te han inspirado más a la hora de escribir?
Diría que, en cuestión de inspiración, me decanto por mujeres que se tuvieron que abrir camino para poder ser reconocidas como escritoras, esas que escribieron cuando hacerlo no era cosa de chicas. Virginia Woolf con su ensayo «Una habitación propia» y toda su obra, todo el universo de Jane
Austen y sus protagonistas femeninas, Clarice Lispector, Anaïs Nin y Simone de Beauvoir.
En el panorama nacional me gustaría destacar a Gloria Fuertes, Carmen Martín Gaite, y a Carmen Laforet y su «Nada». Me encanta leer la poesía de Grela Bravo y Elvira Sastre; me gustan mucho sus letras, y me parece brutal la creación poética que nos dejó Gata Cattana. Y, la inspiración más importante, dado que me marcó desde niña, es un personaje: la audaz e independiente Jo March, de «Mujercitas». Ahora comprendo el motivo: me sentía muy reflejada en ella, con su carácter rebelde y su gusto por las letras. Y quiero destacar a Sandra de la Cruz, una maravillosa ilustradora y poetisa con la que tengo el placer de hablar a menudo. Cuando conocí su trabajo, me «enamoré» al momento, y he tenido el privilegio de haber tenido con ella, y junto a otras dos chicas que me encantó conocer, una asesoría creativa muy productiva. He de decir que tengo mi casa llena de su arte. Ella ha sido una inspiración directa para mí, por ser cercana y real, y le estoy muy agradecida por ello.
¿Dónde se puede conseguir tu libro?
En la web de la editorial ExLibric, que tiene un total de siete mil puntos de venta en todo el mundo. A través de la página web de Casa del Libro, en Amazon, en las librerías adscritas a Todostuslibros.com y en la web del Corte Inglés y Podibooks. Físicamente lo distribuyo yo misma en Canarias, y en mi ciudad, Las Palmas de Gran Canaria, lo pueden encontrar actualmente en Librería Canaima.
¿Estás trabajando en un nuevo proyecto?
Algo tengo en mente, pero aunque me gusta el número trece, me encanta el color amarillo, no me importa pasar por debajo de una escalera y no tengo nada en contra de los gatos negros, en cuanto a proyectos soy supersticiosa y prefiero hablar de ellos cuando vea que son viables. De momento, es solo una idea. Ya se verá… (con una sonrisa de medio lado).
¿Y nos recomiendas alguna lectura?
Pues, aparte de las obras de las escritoras que he dicho que me inspiran, cómo no, me gusta mucho leer a Lorca, a Mario Benedetti, a Pedro Salinas en «La voz a ti debida», «Poesía completa (1993-2019)» de Karmelo C. Iribarren, y la poesía de Miguel Gane. Creo que «El Principito» es una lectura para hacer varias veces en la vida, porque cada vez que lo leas, sacarás alguna nueva conclusión.
Me encanta «La sombra del viento» de Carlos Ruíz Zafón, las novelas de Gabriel García Márquez, y actualmente estoy descubriendo el mundo literario de Eva García Sáenz de Urturi.
He de añadir los consejos y los libros de desarrollo personal y profesional de Francisco Alcaide y Eva Collado Durán. Me han ayudado muchísimo en el proceso que comencé hace unos años, y les estoy muy agradecida.
Destacaría los tres tomos «Aprendiendo de los mejores», de Francisco Alcaide, y «El mundo cambia, ¿y tú?», de Eva Collado Durán. Son oro puro. Pero creo que cada cual sabrá elegir sus lecturas, porque por suerte, todos los gustos no son iguales. Yo lo que recomiendo es simplemente ¡leer!, y como ya ves, soy un tanto ecléctica y no me centro en un solo género.
Y, para terminar, ¿tienes algo que añadir?
Sí. Dar las gracias, multiplicadas por mil. Yo estoy recorriendo un camino que, en cierta medida, es algo duro y solitario, pero jamás existiría sin personas que me leyeran; es más, sin esas personas, ni siquiera estaría haciendo esta entrevista. Sí, el libro lo he escrito yo, pero no sería nada si nadie me lee, así que: ¡Gracias!
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