Vincenza Scarangella, autora de «Dulcina, las aventuras de una abejita traviesa», nos habla sobre su obra publicada con Círculo Rojo.
- ¿Cómo surgió la inspiración para crear la historia de Dulcina?
La inspiración llegó por necesidad. Mientras aprendía inglés -debía aprender inglés para estudiar en Estados Unidos- uno de mis profesores nos mandaba a redactar dos párrafos diarios para poner en práctica lo aprendido. Un día nos pidió que escribiésemos una pequeña historieta y, si le añadíamos algún dibujo, mejor. “¿Qué historia cuento yo?”, recuerdo que me dije. Y, de la nada, surgió una abejita, literalmente, una abejita empezó a revolotear por mi mente, con el resultado de que pude escribir eso dos párrafos y acompañarlos con dos dibujos. Sin embargo, me quedé con el run-run de continuar la historia. En mi mente tenía muchas ideas desordenadas que fui poniendo en papel y, poco a poco, logré contar la historia. Así que esos dos párrafos y esos dos dibujos fueron la base de mi inspiración.
- En tu biografía mencionas que viviste en varios países. ¿Cómo crees que esas experiencias influenciaron tu escritura y tu perspectiva como autora?
Viajar, y más aún vivir, en otros países hace que tu mente se expanda y que la tolerancia, la empatía y conciliación vayan moldeando tu personalidad. También el hecho de adaptarte para convivir hace que tu mirada a temas sociales y políticos vaya mucho más allá y llegas a percibir y entender muchas cosas. Las diferentes culturas no deben imponerse, deben aceptarse con un simple gesto de cordialidad, sea cual sea nuestra procedencia. Eso es lo que he aprendido.
- Hablas sobre la importancia de la lectura en familia. ¿Qué impacto esperas que tenga tu libro en la relación entre padres e hijos, o entre abuelos y nietos?
Es mi esperanza que este libro pueda reunir a los miembros de una familia, aunque sea un ratito. Hoy día, con tantas distracciones – que también, en buena medida, son válidas – compartir un tiempo juntos en nuestro hogar ya es casi una utopía. Dulcina no es tan sólo la historia de una abejita sino también una lectura para compartir, todos juntos, algo inocente, pero, a la vez, revelador.
- ¿Cómo ha sido el proceso de escribir un libro que está destinado tanto a niños como a adultos? ¿Hubo algún desafío particular que enfrentaste?
¡Cuántas veces he tenido que cambiar el tono de esta historia! Cada vez que retomaba la redacción, después de algunos meses e incluso años, me decía “¡Qué romanticón!”. Es que soy muy romántica… no puedo evitarlo. Los tiempos van cambiando, la forma de decir y hacer las cosas va cambiando, es inevitable. Así que el tono de la historia se hacía cada vez más difícil mantenerlo acorde con la actualidad. Quería mantener la inocencia y romanticismo de un cuento infantil, pero, a la vez, también era necesario adaptarla para que los actuales niños y niñas se sintiesen invitados a leer la historia. Este ha sido el gran desafío para mí y espero haber transmitido las aventuras de Dulcina con éxito, es decir, con modernidad, pero manteniendo un toque de ingenuidad y romanticismo.
- Dulcina es una abejita con un deseo de explorar más allá de la colmena. ¿Hay alguna conexión personal en esta historia con tus propias experiencias y deseos de exploración?
Jejeje… Sí, sin duda. Explorar, en su más amplio sentido, no es tan fácil de llevar a cabo. Son muchos los factores que puedan incentivar o mitigar el deseo de explorar. En mi caso, no tuve la oportunidad de explorar en mis años de juventud. Hay muchas cosas que no pude hacer y me hubiera gustado hacer, pero nunca es tarde. Sin embargo, quiero ir más allá. Explorar no es tan solo una actividad a nivel físico. Cada uno de nosotros tiene todo un universo interno para ser explorado. Te sorprenderías muchísimo a ti mismo si tomas en serio lo de explorar tu mente y tus emociones… Cuando cumplí los famosos 40 años, me dije, “Si no hubiese vivido mis 20 años como los viví, a mis cuarenta no sería quién soy”.
- Hablas sobre la paciencia, dedicación y perseverancia en tu proceso creativo. ¿Puedes compartir alguna anécdota específica que refleje estos valores durante la creación de «Dulcina»?
Dulcina en una historia que ha crecido conmigo. Se dio a conocer en mis 20 años. Mi hijo, Elías Miguel, compartió sus aventuras. Mi familia y allegados aplaudieron la personalidad de Dulcina. ¿Una anécdota? ¡Qué difícil! Pero sí, puedo destacar una. Mi hijo, en ese entonces de 5 años, solía dibujar conmigo las ilustraciones para el cuento, yo en mi block de dibujos, él en el suyo. Un día, me estanqué con un dibujo. No sabía cómo dibujar las celdillas de incubación, es decir, que reflejara el concepto de la termorregulación dentro de la colmena. Y fue mi hijo quién me dio la idea. El hizo el dibujo y yo le imité. Fue un momento mágico. Aún conservo esos dibujos.
- ¿Qué importancia tiene la educación ambiental en tu libro, especialmente en lo que respecta a las abejas y su papel en el ecosistema?
Como la protagonista de esta historia es una abejita, y para ambientar adecuadamente el entorno, he dedicado una buena parte del proceso creativo a investigar sobre las abejas. Siempre hemos sabido su gran papel polinizador, pero es que hay un montón de cosas impresionantes sobre ellas. No sólo elaboran miel, sino otros muchos productos como la jalea real, el propóleos, la cera… No sólo recogen polen y néctar, sino que para ello utilizan todo un lenguaje conocido como “la danza de las abejas” … No sólo son diligentes y trabajadoras, sino que logran convivir en armonía… sí, es cierto que están provistas de aguijón, y que podrían ser peligrosas, pero no nos picarán si no las molestamos… Es más, si visitas un apiario o colmenar, entenderás su importancia para con el ecosistema, a los peligros medioambientales y biológicos a los que se enfrentan y cómo podemos ayudarlas. Te necesitan, nos necesitan.
- En la sinopsis, mencionas que al final de cada capítulo hay actividades para completar la diversión. ¿Cómo seleccionaste o diseñaste estas actividades para complementar la historia de Dulcina?
Sí. Después de cada capítulo, hay un anexo con actividades que invitan al pequeño lector a ir más allá de la lectura. Empieza con una sección de 8 preguntas de comprensión lectora seguida de un tema científico relacionado con las abejas melíferas. Luego, hay otras dos secciones con juegos como retos matemáticos, curiosidades e ilusiones ópticas, aprender a dibujar en pocos pasos, poemas y fábulas, entre otros. Y, por último, una sección con el significado de algunas palabras según el contexto. Intercambiar ideas, sensaciones y emociones mientras se divierten y exploran sus habilidades psicomotoras es el propósito de estas actividades.
- La independencia es un tema central en tu obra. ¿Cómo esperas que los lectores, especialmente los más jóvenes, interpreten y apliquen este mensaje en sus vidas?
En esta historia se puede entre leer valores como obediencia, responsabilidad, confianza, esfuerzo, valentía, integridad, perseverancia, esperanza, tolerancia y amor. Cultivar estos valores, entre otros, es cultivar una personalidad de convicciones firmes no sólo capaz de reconocer y aprovechar sus propias virtudes sino también de reconocer y enmendar sus propios errores. Vivir desarrollando y aplicando valores en nuestra vida nos dará una base, una autonomía, para llegar a ser independientes llegado el momento. Por esto la intención de leer este libro en familia, justo para que se pueda comentar y guiar lo que se lee entrelíneas. Mi deseo es que, a través de estos valores, y muchos otros, sea el poder de poder elegir la opción para encaminarse hacia la independencia, tan necesaria en este mundo competitivo en el que vivimos.
- Finalmente, mencionas la editorial Círculo Rojo en tu biografía. ¿Qué tal ha sido la experiencia publicando con ellos? ¿Hay algo en particular que destacarías sobre trabajar con esa editorial?
En un principio, el escribir e ilustrar la historia de Dulcina lo tomé como un pasatiempo. Mi meta era dejar ese legado a mi familia, aunque, he de confesar, que quería de todo corazón que esta historia se diera a conocer. Hasta que un buen día escuché una entrevista a Alberto Cerezuela, director de Editorial Círculo Rojo, y les contacté. Durante todo el proceso, desde la entrega de la obra, y su corrección, a la impresión, y su promoción, el personal de Círculo Rojo ha sido muy atento y me ha guiado con profesionalidad y mucha, pero mucha, paciencia ante mis dudas y sugerencias. La edición era un mundo desconocido para mí, ahora me resulta totalmente fascinante. Gracias a ellos, mi historia ha sido contada.
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