Una charla con Virginia Alvarado, autora de «La pirámide de la vida», obra que ha publicado con la editorial Círculo Rojo.
Mencionas que comenzaste a escribir a los 7 años y ganaste tu primer premio literario a esa edad. ¿Qué te inspiró a comenzar a escribir tan joven y cómo influyó ese logro en tu pasión por la escritura?
Expresarme de forma escrita me surgió de forma natural, y de hecho siempre me he expresado mejor así que de ninguna otra forma. Es mi manera de comunicar cómo me siento, y es así desde que aprendí a escribir. También viví un ambiente muy literario en casa, a mi padre le encanta leer y nos transmitió esa pasión a mi hermano y a mí desde muy pequeños.
Ganar aquel premio fue un antes y un después en mi vida, sentí que se me reconocía algo que adoraba hacer, y desde entonces nunca he dejado de escribir. ¡Cada año estaba deseando que llegase el concurso literario en la escuela!
Tu formación en Genética y Antropología Forense es muy interesante. ¿Cómo crees que tu educación académica ha influido en tu estilo de escritura o en las temáticas que exploras en tus obras?
Para mí la ciencia siempre ha sido un tema de gran interés, y eso también se nota en mis obras, así como los conceptos de vida y muerte, y todo lo que permiten explorar y reflexionar. Creo que haber tenido la oportunidad de estudiar esto más a fondo me ha concedido muchas ideas y opciones de abordarlo en mis novelas, en especial con la primera, “La sombra invisible”.
Has publicado varias novelas a lo largo de tu carrera. ¿Puedes contarnos un poco sobre tu proceso creativo? ¿Cómo seleccionas las historias que decides llevar a la página?
Hace unos años, solo escribía pequeños relatos o reflexiones, hasta que un día me llegó una escena a la cabeza y me animé a desarrollarla como una historia más extensa. Ahora escribo novelas casi exclusivamente, me encanta poder profundizar más sobre mis historias y pensamientos, y todos los retos que eso conlleva. Parto de algunas escenas concretas y aquí viene la diversión: ¡tengo que conectarlas!
Parte de mi proceso creativo se basa en la música. Cada una de mis historias tiene su banda sonora, incluso tengo muchas escenas concretas con su melodía única. No puedo escribir sin música, con ella logro crear como una “película” en mi cabeza que después puedo pasar al papel.
Respecto a la selección de mis historias, me dejo bastante libertad. Me gusta experimentar distintos géneros. El único requisito es que sea una historia que despierte mi interés.
Tu última novela, «La pirámide de la vida», fue publicada por la editorial Círculo Rojo. ¿Qué tal ha sido tu experiencia publicando con esta editorial en comparación con otras? ¿Qué consejos le darías a otros escritores que están considerando trabajar con editoriales independientes?
De momento todo genial, muy buena atención y calidad de los servicios, pero todavía queda mucho camino antes de poder compararla con las otras dos.
La búsqueda de editorial es algo delicado, hay que ponerse en buenas manos y evitar ciertos tipos de editoriales a los que no les importa la calidad de sus obras. Un libro es algo muy preciado, y hay que tratarlo como tal. Así que, si estás pensando en publicar con una editorial independiente, asegúrate de que das con una que va a tratar bien a tu obra, que va a darle la calidad que merece y sobre todo que va a brindarte una buena atención tanto antes como después de su publicación. No te fíes de los elogios rápidos o las promesas increíbles, sobre todo si es tu primera publicación. Como último consejo: ¡disfruta del proceso!
«La pirámide de la vida» parece ser una obra de fantasía con elementos oscuros y un fuerte enfoque en protagonistas femeninas. ¿Qué te llevó a explorar estos temas en particular y cómo se desarrolló la idea de la historia?
Siempre me ha encantado el género fantástico, y me he sentido mucho más identificada cuando había protagonistas femeninas. ¡Podía sentirme a mí misma viviendo esas historias! Así que en mis novelas me gusta que también sea así porque, antes de nada, son historias que hago para mí. Me gusta que haya distintos tipos de mujeres representadas en mis historias, cada una con sus virtudes y sus defectos, con su forma peculiar de afrontar la vida.
Respecto a la historia en sí, me surgió por primera vez cuando tenía doce o trece años. Mis padres me regalaron un CD de música medieval para navidad, y directamente me imaginé estando en esta historia. Obviamente, ha ido madurando mucho hasta ser lo que es hoy, pero la idea ya estaba ahí.
¿Podrías compartir una escena o personaje de «La pirámide de la vida» que te sea especialmente significativo o que hayas disfrutado escribir?
Disfruté muchísimo todo el proceso. Ya tenía algo escrito cuando llegó el confinamiento en 2020, pero durante el primer mes estuve totalmente sumergida en la historia, y en pocas semanas la tenía terminada por completo, por lo que me evadí de lo que estaba pasando en el exterior y viví una aventura increíble. Me traía muchos recuerdos sobre las historias de mi adolescencia, una especie de nostalgia muy bonita. Pero, sin dudas, el personaje que más disfruté escribiendo es Maren. Es diferente a todos los demás que he creado, y me encanta que tenga toques muy oscuros combinados con un humor un tanto especial. ¡Todo el que ha leído la novela me dice que es su personaje favorito!
Has mencionado que estás trabajando en varios proyectos actualmente. ¿Puedes adelantarnos algo sobre estos proyectos futuros y qué podemos esperar de ellos?
Por el momento, tengo ya finalizada la segunda parte de “La pirámide de la vida”, y casi terminada una nueva novela autoconclusiva inspirada en uno de mis lugares favoritos: Lanzarote.
También tengo otras novelas a medias, ¡y un montón de ideas pendientes! Incluso quiero atreverme con algo de humor. Me encanta experimentar, así que… ¡todo se verá!
En tu novela, exploras temas como la amistad, la traición, el amor y el odio. ¿Cómo encuentras el equilibrio entre estos elementos en tu narrativa y qué mensaje esperas transmitir a tus lectores?
El equilibrio es el mismo que en la vida real. Las relaciones humanas son complejas, y se puede pasar de una cosa a otra con mucha facilidad. Nuestros sentimientos, nuestras inquietudes, nuestras motivaciones… todo ello influye en cómo nos relacionamos. Quería plasmar eso en mi novela, enseñar que, a pesar de a veces querer una cosa, nuestras creencias o convicciones nos llevarán por otro camino.
¿Cómo te enfrentaste a los desafíos creativos durante el proceso de escritura de tu primera novela? ¿Y cómo ha evolucionado tu proceso de escritura desde entonces?
Mi primera novela fue increíblemente fácil de escribir: me salió sola. Dentro de mí, tenía mucho que explicar, mucho sobre lo que había reflexionado y quería plasmar en el papel, así que un día, casi sin darme cuenta, vi que la había terminado. Fue un momento muy emocionante para mí. Además, aprendí mucho sobre el “después”. Es muy fácil ponerse a escribir tu historia tal cual te viene a la cabeza, pero luego viene lo “difícil”: tienes que corregirlo bien, ver que no haya incongruencias, que todo tenga sentido y que sea preciso. Ahí te das cuenta que el verdadero trabajo no es escribir. Con la práctica, noto que cada vez tengo eso más por la mano, pero la verdad es que mi forma de escribir no ha cambiado mucho. Sí lo ha hecho mi forma de presentar mi novela, ya me he acostumbrado a cuidar el estilo y las normas ortotipografías desde un primer momento (el uso correcto de los guiones y espacios, por ejemplo).
Como escritora que ha estado activa en la literatura desde una edad temprana, ¿tienes algún consejo o palabras de aliento para aquellos jóvenes escritores que están buscando seguir sus pasos?
Sigue escribiendo, sea por la razón que sea. Si es para divertirte, adelante. Si es para sacar ese tema que te entristece tanto, que te hace sangrar palabras, adelante. La escritura tiene que ser para nosotros mismos, y ya después será para los demás. Pero esto es importante. No escribas pensando en si lo leerá alguien, o en si gustará o no. Escribe para ti, es lo que le dará esencia y lo hará valioso. Lo demás viene solo. Sé constante, no te desanimes y no te agobies: siempre habrá lectores que disfruten de lo que tienes que contar.
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