Una charla con Luis F. Reinosa, autor de «Te quiero, Sara», obra que ha sido publicada recientemente por Círculo Rojo.
¿Qué te inspiró a escribir «Te quiero, Sara» y cómo surgió la idea para la trama de la novela?
Desde hace muchos años he sentido la necesidad de contar historias, pero nunca me había atrevido a hacerlo a través de la escritura, seguramente por vergüenza o porque no me sentía preparado. Ahora sí que siento que tengo la capacidad y las herramientas necesarias para contar historias que emocionen a la gente, que hagan reír, estremecerse e incluso, por qué no, llorar. Eso es lo que más me motiva.
La idea de la historia de Tony y Sara llevaba tiempo rondándome la cabeza. Sabía cómo quería que empezara y acabara su historia, pero no tenía claro el camino que iba a llevarles de un punto a otro. De hecho, cuando comencé a escribir la novela, la historia era muy distinta de lo que al final ha sido, pero a medida que iba escribiendo el relato algunos personajes crecían, otros se hacían más innecesarios y todo ese proceso ha desembocado en la historia que finalmente ha sido «Te quiero, Sara».
La sinopsis de tu libro menciona temas como la salud mental y la lealtad. ¿Cómo abordas estos temas en la historia y por qué decidiste incluirlos?
Pues los abordo desde el respeto y la responsabilidad que conlleva tratar temas así. Creo que es importante poner sobre el tapete asuntos como el de la salud mental porque los datos de este problema entre adultos jóvenes, como queda recogido en alguna línea de la novela, son demoledores. Desde el primer momento tenía claro que la historia tenía que girar en torno a este asunto porque lo que ocurre primero con Sara y luego con Tony tiene que ver mucho con ello. Es, por así decirlo, el detonante de lo que va a venir después. Unida a ella, la lealtad, primero de Tony hacia Sara y después de Marcos y Samuel hacia Tony. Una lealtad que además no es premeditada ni fruto de la reflexión, sino innata, todos ellos la dan por hecha. Cuando tienes la edad que ellos tienen no te paras a pensar si tu amigo tiene razón o no en cualquier asunto, le defiendes porque es tu amigo y punto. Es una lealtad fruto de la insensatez propia de su edad, pero que sin embargo es un sentimiento muy primario que, desgraciadamente, va desapareciendo a medida que crecemos y nos hacemos mayores.
Dicho todo esto, hay que tener claro que el motor que mueve las tres historias que forman «Te quiero, Sara» es el miedo. El miedo al pasado, reflejado en Tony; el miedo al presente, reflejado en Sonny; y el miedo al futuro, reflejado en Clara Núñez. El miedo que sienten es el motivo por el cual cada uno de los tres hacen lo que hacen y les lleva a situaciones límite como las descritas en el libro.
«Te quiero, Sara» presenta una trama intensa y llena de acción. ¿Qué desafíos enfrentaste al escribir escenas de alta tensión y cómo las desarrollaste de manera efectiva?
Pues la verdad es que me salieron de manera muy natural, no me costaron especialmente porque son las que más disfruté escribiendo. Recuerdo que hay un capítulo, hacia la mitad del libro, cuya idea surgió de repente. Me senté a escribirla para que no se me fuera de la cabeza y cuando me quise dar cuenta llevaba cuatro horas escribiendo. Al final la terminé esa misma noche tras seis horas de trabajo. Es mágico cuando ocurre algo así. Son las pequeñas cosas que hacen que merezca la pena invertir tanto esfuerzo, trabajo y tiempo en escribir.
El hecho de que me cueste tan poco escribir ese tipo de escenas seguramente tiene mucho que ver en eso el hecho de que soy un gran aficionado a la lectura y al cine, y todo ese bagaje que he ido acumulando me ha servido para tener cierta facilidad a la hora de darle emoción a las escenas, de describirlas de un modo ágil. Ayudó a ello que desde el primer momento tenía claro lo que le iba a pasar a cada personaje en esas escenas, que considero que son las más importantes porque sirven para girar la trama y cambiar el destino de todos.
Los personajes principales de tu novela se ven envueltos en un crimen y una trama de corrupción policial. ¿Qué te llevó a elegir este tipo de conflicto como eje central de la historia?
«Te quiero, Sara» es la historia de cómo Tony aprende a vivir sin Sara. Y además aprende de la manera más dura posible. Es una novela de aprendizaje. Para que él haga ese recorrido era imprescindible que saliera del entorno en el que había estado encerrado tras la muerte de Sara, como primer paso de ese proceso. Pero para que pueda salir, necesita un motivo. Y no una cualquiera. Y es ahí donde surge la idea del club de moteros. El crimen es el hecho que hace click en la cabeza de Tony, no tanto por presenciar un crimen, como por el sentimiento de culpa que le invade al haber metido a sus amigos en ese lío. Hasta entonces vemos a un personaje muy apagado, encerrado en sí mismo, aislado hasta de sus amigos… y a partir de entonces comienza a surgir el líder innato que siempre fue, sale a relucir la verdadera personalidad de Tony. Y ese es el segundo paso en su camino. Volver a encontrarse consigo mismo. Todo este proceso sería imposible sin un conflicto como un crimen, que es el que sirve como inicio de toda la historia.
¿Cómo fue el proceso de investigación para abordar temas relacionados con clubes de moteros, drogas y prostitución en tu novela?
La verdad es que fue un proceso muy estimulante porque yo no soy un gran aficionado a las motos, pero lo cierto es que me interesan mucho los clubes de moteros como sociedad o hermandad. Me interesa su funcionamiento, sus reglas internas y su organización. Los clubes recogen mucho de grandes grupos que todo el mundo conoce, como por ejemplo los masones, en cuanto a la organización jerárquica, los ritos de iniciación y de paso o el fuerte sentimiento de compromiso y hermanamiento. En ese sentido sí que me interesan mucho los clubes moteros. Así que el proceso de investigación lo disfruté muchísimo porque aprendí un montón sobre ellos. Desde su surgimiento en Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, con esos soldados, que generalmente habían combatido en divisiones motorizadas, que volvían a casa y no tenían un empleo, una familia o una formación académica porque habían dedicado años a luchar en Europa, y encontraban en este tipo de asociaciones un apoyo, hasta el conocido como motín de Hollister, a partir del cual surgen las bandas llamadas del 1%, que es el grupo de bandas al que pertenece Argonautas. De hecho, los nombres de todos los personajes de la banda son homenajes a la cultura motera y a películas como «Salvaje» o «Easy Rider».
Dentro de ese 1% de bandas que comentaba antes, algunas se financian a través de actividades ilícitas como las descritas en la novela. De hecho, la trama que se describe en el libro está basada en una noticia real sobre el juicio contra Los Ángeles del Infierno en Palma de Mallorca, donde 47 miembros del club y dos agentes de policía fueron acusados de esos crímenes. Esto no quiere decir que todos los clubes sean así, ni mucho menos. La inmensa mayoría se dedican a disfrutar de su afición por las motos y de pertenecer a una sociedad que es más una hermandad.
La historia de «Te quiero, Sara» se desarrolla en diferentes lugares. ¿Cómo trabajaste la ambientación y qué importancia tiene en la narrativa de la novela?
Para mí es muy importante la ambientación de las escenas, por eso pongo tanto énfasis en la descripción de los espacios, sobre todo los interiores. A mí, como lector, y me imagino que, a todo el mundo, me gusta recrear en mi cabeza los lugares que frecuentan los protagonistas. En el caso de los bares, donde además se añade la música, es fundamental para entender cómo son Tony y Sara, qué les gusta, cuál es su rollo, por así decirlo. En el caso del club de moteros es necesaria una descripción detallada de lugares como su Club House o su sala de reuniones para que el lector pueda sumergirse en ese ambiente. Cuando una historia tiene solo una trama, quizá los espacios no sean tan relevantes, pero cuando se trabaja sobre varias líneas o tramas, se me antoja fundamental cuidar el nivel de detalle en los espacios para que el lector se sitúe rápidamente en la escena, que sienta que está en el Beat con Tony, Marcos y Sara, o en el piso de Clara con ella y Vázquez. En mi opinión, es un elemento fundamental de cualquier historia, y mucho más de esta.
En ese proceso de ambientación, lo primero que hago es imaginarme el lugar en mi cabeza, levantar el escenario en mi imaginación, con el mayor nivel de detalle posible. Luego me valgo mucho de imágenes que he visto en películas, lugares que yo mismo conozco o lugares que invento. Pero siempre con la idea de que la situación de cada uno de esos lugares tiene una importancia capital, como si fueran un personaje más de la historia.
Tus antecedentes en Historia y Periodismo pueden haber influido en tu escritura. ¿En qué medida crees que tu formación académica ha impactado en tu estilo y enfoque como escritor?
La formación académica, sea en el ámbito que sea, te proporciona una serie de herramientas como la ética de trabajo, la perseverancia o el esfuerzo que son básicas a la hora de escribir. En el caso de «Te quiero, Sara», al no tratarse de una novela histórica, creo que ha sido mucho más importante la formación en Periodismo. Primero porque me proporcionó las herramientas necesarias para escribir no solo de un modo correcto, sino con personalidad, lo cual no es nada fácil, y también a la hora de investigar temas como los clubes de moteros o las enfermedades mentales. Dicho todo esto, no creo que la formación académica formal sea imprescindible para escribir. Para esta tarea lo más importante es leer mucho.
¿Qué aspecto de escribir esta novela te resultó más gratificante o desafiante?
R: Todo el proceso de escritura es apasionante y, a la vez, desafiante. Todo lo que tiene que ver con la fase de investigación, con aprender sobre varios temas, sumergirte en ambientes que hasta entonces no conocías… Todo eso es muy gratificante, no podría quedarme solo con una cosa. En cuanto a los desafíos, lo primero de todo es que cuando empiezas a escribir el primer desafío que sientes es saber si vas a ser capaz de escribir algo que merezca la pena. Pero dentro de ello, lo que más me costó escribir fue la trama del club de moteros. Por dos motivos: Yo nunca he pertenecido a uno, y después de investigar había reunido una cantidad tal de información que me resultó especialmente complejo volcarla en la novela. Pero una vez solucionado ese problema, todo fue como la seda.
Tu libro fue publicado con la editorial Círculo Rojo. ¿Qué tal ha sido la experiencia publicando con ellos y qué consejos darías a otros escritores que buscan editoriales?
Mi experiencia con Círculo Rojo no ha podido ser mejor. La verdad es que cuando les mandé el manuscrito lo acogieron con mucha emoción y desde el primer momento me trataron de un modo muy profesional y agradable. En ese sentido, no puedo tener queja. Todos los departamentos trabajan de manera coordinada y la comunicación con ellos es excelente. Luego el trabajo que hicieron con la portada fue increíble. Y ese era uno de los temores que tenía, pero cuando vi el resultado quedé encantado.
Como consejo a otros escritores les diría que, lo primero de todo, tengan muy claro cuál es su objetivo y, a partir de ahí, que se pongan en contacto con muchas editoriales para ver cuál se ajusta a lo que ellos quieren hacer. Luego, que lean en internet opiniones de otros autores. Tanto en blogs como en vídeos de YouTube hay un montón de gente que puede hablar de muchas editoriales. Así que, mi consejo para otros escritores, basado en mi experiencia propia, es que tengan paciencia. Una vez que el manuscrito está escrito, empieza otra fase para el escritor que es la de buscar editorial, algo que, por momentos, puede resultar realmente tedioso.
¿Tienes planes para futuras obras literarias? ¿Puedes adelantarnos algo sobre tus próximos proyectos?
La verdad es que tengo muchas ideas. Tengo como objetivo publicar una novela al año hasta 2026, y después quiero escribir un libro sobre fútbol. Ahora estoy trabajando sobre una idea, que probablemente se convierta en mi segunda novela, que es un thriller. Tengo clara la estructura de la historia, pero aún estoy en la fase de investigación porque supone un desafío para mí, especialmente a la hora de ambientarlo. Veremos si sale adelante y, si lo hace, espero poder charlar con vosotros sobre ella el año que viene.
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