Una charla con Andrés G. Morillo, que nos habla de su obra publicada con Círculo Rojo.
- ¿Cómo describirías tu experiencia como escritor y cómo llegaste a este punto en tu carrera?
Hasta ahora, mi experiencia como escritor está siendo muy gratificante, sobre todo a nivel personal, el económico es otro asunto. Siempre me gustó leer, tanto libros como cómics, algo que me empujó a escribir en su momento. Digamos que ese momento echó a andar hace unos veinte años, cuando hice un taller de escritura con la autora extremeña Pilar Galán. A este taller le siguió otro de relato corto con el escritor, también extremeño, Francisco Rodríguez Criado. Y, como se suele decir, después de esto ha sido un no parar.
- ¿Qué te inspiró a abordar el tema de la Guerra Civil Española en tu obra “Los ojos de Eva”?
He de reconocer que todo lo referente a la Guerra Civil es algo que siempre me ha interesado. Pero nunca quise hacer un libro al uso sobre este tema. En realidad, me inspiré en mis abuelos, un camillero desertor del bando republicano y un comunista, y en mi abuela materna, una mujer analfabeta que me contó algunos de los pasajes que suceden en esta obra. A lo vivido por ellos y a lo relatado por ella le he añadido muchas otras experiencias e historias, al igual que noticias acontecidas en cada momento de la trama y el efecto del paso de las estaciones sobre animales y plantas. Esta amalgama de elementos y alguna cosa más que me dejo en el tintero es lo que da forma a este libro.
- ¿Cuál fue tu proceso de investigación para desarrollar la trama y los personajes de tu novela?
Lo primero fue recopilar todo tipo de material que tenía por casa referente a mis abuelos y abuela. Una vez hecho esto, hice varias entrevistas a mi madre y a mi tía para conocer más a fondo lo que esas fotos y documentos contenían, así como lo referente a la parte del cuidado del ganado, la vestimenta habitual de hombres y mujeres, las costumbres del pueblo en esos tiempos, los juegos y cánticos de niños y niñas o lo relativo a los enlaces matrimoniales, entre otras cosas. Aparte de estas entrevistas, mi labor de investigación me ha llevado a leer desde publicaciones sobre la vida cotidiana en aquellos años, a otras acerca de los campos de concentración y las checas, alguna sobre comidas o formas de expresarse, y otras más sobre temas como los camilleros, los frentes, el uso de la propaganda o los desertores. Ha sido una larga lista de obras, documentales, cómics y audios, además de un sinfín de webs en internet, la que he me ha servido de base durante los cinco largos años que he trabajado en este proyecto. De entre todas ellas, quiero resaltar que en todo lo concerniente a los animales me he basado en los Cuadernos de Campo, de Félix Rodríguez de la Fuente. Hice la colección entera cuando era un crío gracias a la financiación de mi abuela, que me daba el dinero para comprarlos cada semana. Un homenaje más a ella en este libro.
- ¿Qué aspectos consideras más importantes al retratar un período histórico tan complejo como la Guerra Civil?
En el libro se retratan varios periodos de la historia de este Estado, pero, evidentemente, el que sobresale es el de la Guerra Civil. Considero relevante desmitificar muchos de los tópicos que se han contado, y se cuentan, acerca de este conflicto. Como cualquier guerra civil, esta tiene unas connotaciones particulares que se ven reflejadas en algunos casos en todo lo referente a la confraternización, por poner un ejemplo, algo que traía de cabeza a ambos bandos. De este modo, lo que más me ha interesado es destacar todo aquello que se esconde debajo de la alfombra, ya sea el asunto del alistamiento obligatorio, el de la deserción, el de la represión o el de las mujeres y los niños y niñas que vivieron y sufrieron este conflicto. Las referencias a batallas y demás sucesos quedan en un segundo plano o tratadas como noticias de cada instante.
- En tu sinopsis mencionas el papel de los desertores y las mujeres durante la Guerra Civil. ¿Podrías hablarnos más sobre la importancia de estos aspectos en tu historia?
Son, junto al asunto de los campos de concentración, en este caso, el de Castuera, y la vida como pastores de ovejas merinas, los ejes sobre los que rota este libro. En cuanto a los desertores, le sumé un punto más por el hecho de ser camilleros. Si ya de por sí se habla poco de ellos, casi nunca se comenta a fondo la labor de todo el servicio sanitario en cualquier conflicto. Y en lo concerniente a las mujeres, no me interesaba centrarme en las que lucharon o estuvieron comprometidas con causa alguna de manera directa. Las mujeres que aparecen en estas páginas representan a todas aquellas que quedaron en la retaguardia; a las que sufrieron el día a día de los bombardeos, los asaltos o las violaciones y a las que vivieron en soledad al frente de sus familias y propiedades, sin olvidar la importancia de las relaciones y la solidaridad entre ellas para salir adelante. Ellas son las grandes protagonistas de este libro, de ahí su título, pero un asunto tan potente y absorbente como el de la Guerra Civil acaba engullendo a todos los demás.
- ¿Qué desafíos enfrentaste al escribir sobre un tema tan delicado y emotivo como la guerra y cómo los superaste?
Digamos que, en este sentido, existe un plus por el hecho de que los personajes principales estén inspirados en mis familiares. He tenido momentos muy angustiosos a la hora de plasmarlos en el papel, pero también los ha habido muy alegres y otros, sobre todo, de desahogo y alivio por dar protagonismo a aquellos de los que pocas veces se habla en cualquier conflicto, ya sean hombres, mujeres o niños y niñas. Sobre si lo he superado, pues ni estoy seguro de ello ni tampoco de haberlo pretendido. Sí que me ha servido para comprender ciertos aspectos que afectan a la personalidad, como el estrés postraumático, por ejemplo.
- Tu obra se centra en personajes como Asunción y Ángel. ¿Qué querías transmitir a través de sus vivencias y experiencias durante la guerra?
Como he dicho con anterioridad, la razón principal era dar visibilidad a todas esas personas que forman el bando de «los invisibles» en cualquier contienda. Recalcaría que, para ello, no solo me he basado en el momento de la Guerra Civil. Las declaraciones y las reflexiones de estas personas después de haber sufrido otros conflictos me han parecido igual de válidas. De esta forma, se insertan en estas páginas sin que el lector pueda llegar a ser consciente de ello, al pensar que todo pertenece al momento histórico de las mismas. Igualmente, he centrado el tema de los campos de concentración en Castuera por ser el más cercano a La Serena, espacio principal donde se desarrolla la trama, pero hay situaciones y pasajes que pertenecen a otros campos, a las checas, cárceles, presidios o a los gulags, por ejemplo. Con esto he querido transmitir la similitud de las experiencias que cualquier persona puede haber sufrido y, por desgracia, sufre en cualquier guerra o conflicto, independientemente del lugar y el momento en el que se genere.
- ¿Cómo crees que tu formación en la tertulia literaria y asociación cultural “La Croqueta” ha influido en tu estilo de escritura y en tu desarrollo como autor?
Pertenecer desde el principio tanto a la Asociación Cultural como a la tertulia literaria «La Croqueta» es, sin duda, lo mejor que me puede haber pasado, literariamente hablando. Siento que mis compañeros y compañeras actuales y pasados me dan aliento, apoyo y empuje para seguir adelante con todo lo relativo a la escritura. He aprendido, sigo aprendiendo, mucho a su lado, ya sea cuando me corrigen, cuando me animan o cuando trabajo en los distintos proyectos que tenemos entre manos, como la revista literaria Farraguas. Puedo decir sin tapujos que ser un «croquetero» es una parte esencial en mi crecimiento continuo como escritor. Y espero que siga siendo así por mucho tiempo.
- Has publicado con diferentes editoriales. ¿Qué diferencias has encontrado en tu experiencia publicando con la editorial Círculo Rojo en comparación con otras editoriales?
Bueno, he de puntualizar que, antes de Círculo Rojo, he publicado solo con Letras Cascabeleras, editorial perteneciente a dos amigos de tertulia y a la compañera de uno de ellos. De hecho, fue uno de ellos quien me habló de Círculo Rojo. La principal diferencia la he encontrado en tener que lidiar yo con todo el asunto de la edición, siempre con la inestimable ayuda del personal de Círculo Rojo. Esto es algo que quiero destacar, la profesionalidad y el asesoramiento por su parte. Ahora soy yo quien, directamente, tiene que mover, vender y buscar las presentaciones de mi libro, pero ese es un reto al que me enfrento con ganas. Lo estoy viviendo de manera muy positiva y constructiva, todo sea dicho.
- ¿Cuál es el mensaje principal que esperas que los lectores obtengan de “Los ojos de Eva” y qué esperas lograr con esta obra?
Siempre es difícil definir lo que quieres hacer llegar con tu obra, ya sea un libro o cómic, un disco o un cuadro. Puedes pretender transmitir un mensaje y el lector, en este caso, interpretarlo de mil maneras, algunas bien distantes de la tuya como autor. Pero creo que eso es algo inevitable y, a la vez, emocionante. Por eso, a nivel, digamos, público, que cada cual saque sus propias conclusiones leyendo estas páginas. Y a nivel personal, espero que, al menos, se hagan eco de toda esa gente «sin nombre» que, lamentablemente, han vivido o viven el horror de cualquier guerra. Con eso me sentiría más que satisfecho.
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