Remedios Nieto Lorca nos presenta su obra “El silencio de los pájaros”

¿Qué te inspiró para escribir “El silencio de los pájaros”?
Me inspiró la propia sociedad; lo que en ella acontece; toda esa vorágine de acontecimientos, dados en el sentido por el que versa este poemario. Hechos y acontecimientos que siempre se dieron a lo largo de la historia, pero que con los medios de comunicación actuales, son más accesibles y se hacen mucho más visibles que nunca.
No deja de ser un hecho noticiable aquello que se sale de la norma, y no sólo ya porque viene de lo oscuro y sórdido, sino también, porque son objeto de reprobación por parte de la sociedad en que vivimos, y en la que ya, por suerte, disponemos de unas leyes de derechos y garantías referidas a la dignidad, que se proclama como un derecho inviolable, ya que éste se considera inherente al ser humano.
¿Cuál fue la motivación detrás de este libro?
En primer lugar, sacar de mí toda la rabia que pudiera, y que esos hechos me producían y me siguen produciendo. Después, siguieron todos los demás, como, qué podía hacer yo para mostrar mi repulsa, cómo hacer para unirme y aportar mi granito de arena, de qué forma mostrar mi acercamiento hacia los que sufren este tipo de maltrato psíquico, físico y vejaciones de toda índole, cómo transmitir a los demás que se puede vivir en el respeto y conseguir un mundo tolerante y más humano sin ninguna ideología ni bandera…
En la sinopsis de tu libro se menciona la denuncia de la intolerancia, la fobia y el menosprecio. ¿Podrías hablarnos más sobre cómo abordas estos temas en tus poemas?
Sobre todo, y como principio, lo abordo intentando ponerme en el lugar del otro. En este caso, en la piel del que padece cualquiera de las injusticias referidas. Después, y una vez ahí, procurar gritar lo más fuerte posible a través de las heridas encontradas, y hacerlas sangrar mediante la palabra. Lo que me lleva a la parte formal del texto. Una forma de decir directa, aunque duela leer cada verso, y utilizando, por norma, el verso libre. Aunque el verso clásico, como el soneto (también el soneto alejandrino), la décima, o ciertos poemas con algún color de rima asonante, forman parte, así mismo, de ésta manera de decir y comunicar. Dialéctica y semánticamente, escogiendo aquellas palabras que más se ajustan a la realidad de los hechos y de lo que quiero transmitir de manera natural, por un lado, y por otro, utilizando el sarcasmo y la ironía, también como medio de expresión directa.
¿Cuál es el mensaje principal que esperas transmitir a los lectores a través de tus poemas en este libro?
Sencillamente, que todos estos conceptos: la intolerancia, la fobia, el odio, la mentira y todo lo que de ello se deriva, sólo sirve para destruir y destruirnos a nosotros mismos. Como reza a modo de presentación en este poemario, y que dice:<<El odio es un relámpago de muerte/ que ríe sin mandíbulas.//La intolerancia,/ una hidra de Lerna/ policéfala, ctónica y destructiva>>
¿Qué tipo de investigación o experiencias personales te ayudaron a explorar la temática de la intolerancia y la fobia en tus escritos?
No recurro a ningún tipo específico de investigación para desarrollar lo escrito en este poemario. Sin embargo, es de sobra conocida aquella ley de “vagos y maleantes”, en la que estaban incluidos los homosexuales, los sin techo, las prostitutas… y todas aquellas personas que, por razones ideológicas o por naderías varias, eran despojadas de su medio de vida y de su dignidad. Todo esto forma parte de nuestra historia más reciente, y no hay que profundizar mucho para conocerla de primera mano, y extraer de ella un triste y doloroso aprendizaje.
Tampoco hablo por experiencia propia, aunque ya, de niña, sufriera discriminación por pertenecer a una zona concreta del territorio español, o por preferir escabullirme y leer a mis poetas y escritores favoritos (algunos de ellos prohibidos), en lugar de irme de cháchara con las amigas y compañeras de clase, una vez terminadas las obligaciones escolares. Nada comparable, por supuesto, con dar una paliza o matar a alguien por su condición sexual, o ser de un color o país diferente. No obstante, algo de aquello queda todavía en la memoria (de lo que también hago alguna referencia –todos tenemos o hemos tenido nuestras fobias o hemos sido, de alguna manera, intolerantes), aunque no con el peso lo suficientemente fuerte o específico, como para escribir un libro.
De modo que, más que explorar, fue la observación, el estar atenta a lo que acontecía (y sigue aconteciendo) a mi alrededor, ya fuera en mi bloque, mi barrio, mi pueblo, mi ciudad o en las ciudades más lejanas. Todo ello lo sentía (y lo siento) cercano y mío, y como mío lo asumí, como lo sigo asumiendo. Por lo tanto, no es que yo explorara la temática. Fue tan simple, como que la temática viniera directamente a mí y me traspasara.

Como escritora, ¿cuál crees que es el papel de la literatura en la lucha contra la intolerancia y la promoción de la empatía?
Creo que el papel de la literatura ha de ser de una implicación sin “pseudónimos”; a cara descubierta.
Está claro que cada quien tiene sus propias ideas, su propio criterio, acerca de lo que acontece a alrededor suyo, pero en la literatura, como tal, ese criterio ha de hacerse común. Es decir, en ella no ha de caber la injusticia.
Tal vez, esta idea preconcebida mía, sea una idea equivocada, pero pienso que quién escribe, se revela así mismo como es, y ha de ser tan coherente en sus escritos, como en su habitual conducta. Por supuesto, que eso no tiene nada que ver con las costumbres, ideas políticas o religiosas del individuo. La dignidad es algo inherente al ser humano, y como tal, ha de ser protegida y respetada por todos, ya que todos partimos con esos mismos principios.
Otra cosa son las normas que, a lo largo de la historia nos fuimos dando, y que gran parte de la sociedad y por el motivo que sea, se resiste aún a abandonar aquellas que vulneraban un principio tan básico, como es el del derecho a la dignidad humana.
El papel de la literatura, por tanto, ha de ser el de asumir con valentía estos temas, tratarlos como algo sagrado, y protegerlos y defenderlos, sin esconder la cabeza ni mirar para otro lado.
¿Cuál fue el mayor desafío al escribir “El silencio de los pájaros”?
El mayor desafío ha sido transmitir la realidad de la temática en sí, hacerla llegar al lector y que éste la haga suya. Quienes ya han leído este poemario, confiesan que les ha conmovido y hecho reflexionar, considerando que es muy necesario sacarlos a la luz y tratarlos como algo sumamente importante, ya que en todos los ámbitos se está dando, y cada vez más, estas situaciones de intolerancia hacia el diferente, sea de la índole que sea y provenga de donde provenga.
Mi desafío está ahora, en que también pueda conmover de alguna manera, y haga reflexionar, a los intolerantes, a los xenófobos, a los pederastas, a los misóginos, a los violadores… Está claro que eso está por ver, pero, quién sabe.
¿Hubo algún poema en particular que te resultara especialmente difícil de componer?
Todos, de alguna manera, fueron difíciles. No sólo ya por el tema en sí, sino en por cómo abordarlo, sin caer en la hipérbole, en lo grotesco o en la falta de intención.
A todos los sufrí escribiéndolos. Hice mío cada hecho y cada escena que en cada poema se representa.
¿Hay algún personaje o situación específica en el libro que consideres representativo de la lucha contra la intolerancia y la fobia?
Son situaciones, más que personajes, lo que en el libro se dilucidan. Aunque cada poema de cada tema parte de lo particular, el personaje no importa tanto como el acontecimiento o el hecho en sí. Y son estos hechos que parten de lo individual, lo trascienden a lo más universal, susceptibles de ocurrir (que de hecho ocurren) en cualquier lugar del planeta.
Es por eso, que es el propio ser humano, como personaje principal y habitante de este planeta, quien ha de considerarse representativo de la lucha contra la intolerancia y la fobia. Otra cosa es que el mensaje dado cale o vaya calando, o si todo no queda más que en pura utopía.

¿Podrías contarnos un poco más al respecto?
Este es un tema tan difícil como polémico, y sería estupendo poderlo tratar ahora en profundidad, pero alargaríamos demasiado esta entrevista. Sin embargo, siempre habrá un momento, un lugar y un motivo, cuándo, dónde y para qué hacerlo. Momento, el que el lector decida. Lugar, aquel que elija para hacerlo con seriedad y determinación. Motivo, podría ser muy bien este poemario, “El silencio de los pájaros (De intolerancia, fobia y otras malas yerbas) que, a pesar de su realidad y crudeza, en su fuero interno, siempre lleva impreso ese personaje invisible que suele intervenir en los momentos y tiempos más difíciles, para que la humanidad, en su lucha, no sucumba del todo: la esperanza.
¿Cómo crees que la poesía puede ayudar a sensibilizar a las personas sobre estos temas difíciles y generar un cambio social?
Puede ayudar, y mucho, porque la forma de tratar cualquier tema, es diferente. En ella, en la poesía, cabe todo. Y de las formas más inverosímiles, es capaz de transmitir lo que no es capaz de transmitirse en ningún otro medio. ¿Metáforas?, ¿símiles?, ¿hipérbaton?, ¿correlatos objetivos?, ¿sensibilidad dialéctica…? Creo que todo eso, la buena voluntad y el virtuosismo de saber exponerlo sin que nadie salga dañado, puede contribuir a lograr (o intentarlo, por lo menos) a que algún cambio sea posible. De hecho, y si echamos ligeramente la vista atrás, la poesía siempre ha estado ahí, en primera línea de fuego, por parte de muchos escritores. Algunos, hasta perdieron su vida por ser como eran y pensar como pensaban. Éstos y su poesía, ya forman parte del cambio positivo del que hoy disfrutamos. Eso sí, hay que reconocer que aún queda mucho por hacer y cómo hacer, para conseguir sensibilizar a quienes aún se resisten a este cambio social y de pensamiento.
¿Cuál es tu poema favorito en “El silencio de los pájaros” y por qué?
Ahora me permito hablar como madre: no hay ningún hijo favorito, como no lo hay en los poemas de este libro. Me dolió parirlos a todos, me desvelé cuidándolos, sufrí dándoles forma, gocé mimándolos y, como a pájaros desde el nido, temí echarles a volar. Todos son únicos, aunque formen parte de un único todo.
¿Qué esperas lograr con la publicación de este libro? ¿Cuáles son tus expectativas en cuanto a su impacto y recepción por parte de los lectores?
Como con cualquier otro libro ya publicado, sé que parto de cero. Pero, por esperar, lo espero todo. Sobre todo, que sea leído, reflexionado y, a partir de ahí, que haya una intención (un intento, cuando menos) de tomar conciencia, respecto a los temas que se suscitan, y ponerse, por un momento, en el lugar del otro; en el lugar del que sufre o ha sufrido alguna de estas injusticias.
En cuanto al impacto a la hora de ser recibido por los lectores, mis expectativas son muchas. Sin embargo, estoy preparada para que no sean tantas, o incluso, para que sean casi ningunas. Aún así, con una sola que se haya hado, ya habrá merecido la pena haber pasado tantas horas escribiéndolo.
Has mencionado que has sido premiada y has participado en antologías y publicaciones colectivas. ¿Cómo ha influido esta experiencia en tu desarrollo como escritora y en la creación de este libro en particular?
El hecho de compartir espacio literario con escritores como Leopoldo de Luís, Antonio Buero Vallejo, Juan José Benito de Lucas, Rafael Morales, Luis López Anglada, Fina Calderón, Encarnación Huertas, y tantos otros (la lista es larga), siempre ha supuesto un aliciente para seguir adelante en este noble oficio, del que nunca se termina de llegar.
Y ha sido en ésta tenacidad de seguir escribir, lo que, sin lugar a dudas, también ha hecho que se haya visto influenciado este libro de poemas. Sin embargo, y como suelo decir, soy consciente de que, aun así, siempre parto de cero.
¿Tienes algún proyecto o idea en mente para tu próximo libro? ¿Nos podrías adelantar algo sobre tus futuros proyectos literarios?
En el cajón del escritorio hay varios textos listos para salir. Entre ellos, una historia novelada, basada en hechos reales, que aún no me he atrevido a sacar. Pero todo se andará.
Como idea, la mente nunca descansa, y siempre tiene algo nuevo que contar. De momento, El silencio de los pájaros (De intolerancia. fobia y otras malas yerbas), ocupa toda mi atención y mi tiempo. Por otro lado, el verano está a punto de madurar y, además de ir recogiendo el fruto que tanto ha costado sembrar y cosechar, me vendrá muy bien descansar un poco.

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