“La línea 5”, obra de la escritora Liliana García García, que está triunfando en las redes

¿Qué te inspiró a escribir “La línea 5”?
Pues la verdad que la inspiración nació del aula. En 2010, después de un par de años implementando un proyecto de didáctica de derechos humanos con niños y adolescentes, pensé en plasmar por escrito alguno de los supuestos que ideaba con ellos en la clase. Ese fue el germen, que luego se va enriqueciendo poco a poco.
¿Por qué decidiste publicar tu primera novela después de tanto tiempo guardada?
Fue la muerte de mi padre la que me dio el arrojo suficiente. Su tesón y su clarividencia incluso al final me hicieron reflexionar sobre la importancia de las cosas hechas. Y al miedo le pudo la determinación. Un fracaso es preferible a no intentarlo, a ni tan siquiera compartirlo. Además fue él quien me llevó por primera vez a Utah Beach, siendo niña y allí nacieron intereses muy concretos relacionados con la memoria histórica, que luego fui afianzando a lo largo de mi vida.
¿Cómo describirías la trama de tu libro y a quiénes va dirigido?
Lo de menos es la narración del primer enamoramiento de un chico idílico, perfecto y sin aparentes problemas. Lo verdaderamente importante es que, con ese continuo hilando el guión, el muchacho debe cuestionarse por primera vez cuáles son sus principios morales y el precio de ser o no fiel a ellos. Se enfrentará a lo costoso de definirse cuando el entorno es variopinto y contrapuesto y aflorarán ideas importantes como racismo, segregación, asertividad. Al final, el libro relata algo muy diario y común para cualquier joven: Lo difícil que es construir la propia identidad.
¿Qué mensaje o valores éticos intentas transmitir a través de tu obra?
Hay muchos valores que impregnan el relato: El respeto a la diversidad, la pluriculturalidad, la amistad, la empatía, el amor propio…
¿Cómo te ha influido tu profesión como logopeda, psicóloga y maestra en tu escritura?
Durante mis estudios de psicología, algunos contenidos relacionados con la rama social, llamaron poderosamente mi atención: Efectos de difusión de responsabilidad, estudio de personalidades autoritarias… Años más tarde, cursé un par de seminarios internacionales para educadores relacionados con estos aspectos y decidí llevar al aula lo aprendido. Sin duda, la buena respuesta del alumnado al proyecto me animó a iniciar el libro, aunque en realidad escribo para mí misma desde siempre.
¿Qué importancia crees que tiene la educación en derechos humanos en la actualidad?
Toda. Eliminaría de la pregunta el término “en la actualidad”. Sencillamente, no concibo otra visión de la educación. Sí que es cierto que las políticas educativas más recientes reconocen esto de manera explícita en la propia formulación del currículo, en el desarrollo de materias como la Educación en valores éticos y cívicos y la referencia continua a los ODS.

¿Qué consejos le darías a otros autores que quieren escribir sobre temas sociales o de identidad?
No me siento capacitada para dar recomendaciones. Simplemente diría que cualquier persona que sienta esa pulsión, esa motivación hacia la problemática social, ya tiene un motivo muy lícito para animarse a hacerlo.
¿Cuál es el proceso que sigues para escribir tus libros?
Ninguno en particular. La trama general se me ocurre en modo insight o repentino. Una vez que arranco, los personajes y situaciones se van enriqueciendo a sí mismos, yo los voy conociendo mientras los escribo e incluso a veces las cosas cambian respecto al guión original porque ellos mismos lo demandan.
¿Tienes algún otro proyecto literario en mente?
Hay alguna cosa, pero sin prisa.
¿Qué impacto esperas que tenga “La línea 5” en tus lectores?
Como les digo a los chavales cuando trabajo con ellos, me conformaría con el mero hecho de remover una conciencia o incitar a la reflexión de una persona. Ya daría el trabajo por bien empleado.
¿Cuáles son tus autores favoritos y cómo te han influenciado en tu escritura?
Necesitaría una página para hablar de autores porque leo de todo y me gustan muchos, variopintos y diversos. En función de mi estado he consumido libros ágiles y fáciles o ensayos profundos. Me gusta la poesía. Crecí leyendo las aventuras de Alberto Vázquez Figueroa. Soy una fanática de Shakespeare. Adoro a Machado, Benedetti y Miguel Hernández. Y a los libros que me da pena terminar.

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