La escritora Ana Gil Rodríguez nos habla de su última novela, «Una pasión desordenada».

El libro “Una pasión desordenada” presenta una historia intrigante con un personaje central, Alba, que experimenta una serie de comportamientos extraños por parte de su tía Elvira. ¿Qué te inspiró para escribir esta historia y explorar la confusión y la duda de la protagonista?
La novela parte de una experiencia terrible que sufrí por parte de una mujer, digamos para no desvelar nada, de las características de Elvira. Cuando empecé a recuperarme de lo vivido, decidí que quería escribir un libro sobre este tipo de gente, en parte como terapia, en parte para ayudar a otras personas a detectar a estos individuos.
A medida que Alba comienza a percibir comportamientos extraños en su tía Elvira, su confianza y percepción de la realidad se ven afectadas. ¿Cómo abordas el tema de la salud mental y la autoevaluación en la novela?
Como en todos mis libros, me documenté mucho, en este caso sobre esos temas, leyendo y escuchando testimonios de personas que habían pasado por la misma o una situación parecida a la que vive Alba y con la ayuda de un psiquiatra, que me ayudó mucho. De todas maneras, el tema de la salud mental siempre me ha interesado, es nuestra vida, y creo que todo el mundo debería ir a un profesional, aunque a veces tengo la sensación de que los que más lo necesitan, son los que no van.

La protagonista se hace preguntas sobre su propia cordura y se pregunta si es ella la que tiene un problema. ¿Qué aspectos de la historia te interesaba explorar a través de esta duda y autodescubrimiento de Alba?
Lo que le ocurre a Alba forma parte del proceso que se vive si tienes la desgracia de que entre en tu vida, o esté ya presente, una de estas personas. Escribí un esquema en el que iba apuntando las etapas en su transformación porque esta gente es muy hábil en hacerte sentir de esa manera, confundida y culpable. Todos sus métodos, aparte de los ya mencionados, aparecen en la novela.
A medida que la situación empeora para Alba, se encuentra cada vez más encerrada y sola. ¿Cómo desarrollas la tensión y la sensación de claustrofobia en la historia?
Efectivamente, quería crear un clímax en el que Alba se viese completamente sola ante las circunstancias y, aparentemente sin salida. Un poco como “Solo ante el peligro” si hablamos de cine. Hasta llegar ahí, tal como señalaba anteriormente, hay un proceso. Y otro aspecto que también considero muy importante y planteo en la novela, que afecta a Alba: la inacción de los demás, por desconocimiento, comodidad, miedo o qué se yo. Me interesaba relatar como la joven va quedándose sola, como parece que nadie es consciente de quien es en realidad la tía Elvira. Eso ocurre en la realidad también y, cuando me encuentro en la actualidad con individuos con las características de Elvira, no entiendo como los demás no se dan cuenta de su juego. En el fondo, este tipo de personas me parecen bastante torpes y previsibles.

Sin revelar demasiado, ¿puedes hablarnos un poco más sobre quién es realmente la tía Elvira? ¿Qué te interesaba explorar a través de su personaje?
Es algo que pensé cuando publiqué la novela: ¿cómo explico en entrevistas o presentaciones quién es realmente la tía Elvira sin desvelar el misterio del que quería impregnar el libro? Yo tengo más claro lo que es que quién es, pero para no revelar nada al lector, digamos que no es lo que aparenta. ¡Menudo lío!, ¿no? Creo que leyendo la novela el lector entenderá lo que quiero decir.
La historia se desarrolla tanto en un pueblo de La Mancha como en Madrid. ¿Cómo utilizas estos dos escenarios para crear contraste y enriquecer la trama?
Los sitios están también pensados en función de la personalidad de los personajes. El hecho de que Elvira se vaya de su pueblo a Madrid no es casual. Por su personalidad no puede vivir en un lugar que se le haga “pequeño” En cambio, la madre de Alba, es feliz allí. También es una forma de plasmar las personalidades opuestas de las hermanas y una reivindicación de la sencillez frente a las apariencias.
“Una pasión desordenada” aborda temas como la familia, la identidad y las relaciones personales. ¿Qué mensajes o reflexiones esperas que los lectores extraigan de la historia?
Hay una frase de Elvira en la novela: “¿Para eso está la familia, no?” En su boca, está puesta con ironía, pero es lo que se espera de todos en esta sociedad, es una presión constante y es un tema que entraña una gran complejidad. En el caso de España, estamos influidos por una cultura judeo-cristiana en la que la familia puede ser una fuente de apoyo incondicional, pero también puede actuar como una losa a la hora de construir o desarrollar tu personalidad. Los primeros años en la vida de una persona son cruciales y ahí el papel de la familia es fundamental. Pero, es que aparte de eso y, tal y como he señalado más arriba, en nuestro país esa presión se traslada a tu vida entera. Un ejemplo claro está en lo que ahora se denomina “nuestros mayores”. Si no fuese por los hijos o familiares cercanos, y de hecho ocurre desgraciadamente en muchas ocasiones, estas personas se verían abocadas al desamparo más absoluto. El hecho de que esas necesidades las cubra la familia y no el Estado, como en otros países con otras culturas, les viene muy bien a nuestros gobernantes.
¿Qué desafíos enfrentó al escribir esta novela en términos de construir la tensión y mantener el misterio a lo largo de la historia?
El mismo que en mis otras novelas. Elaboro un esquema de la estructura de la trama, que por supuesto se puede cambiar según voy avanzando en la escritura, y a partir de ahí, intento crear una gradación en la intensidad de lo que va ocurriendo y en qué se va revelando y qué no.
¿Cómo fue el proceso de creación de los personajes en “Una pasión desordenada”? ¿Hubo alguno en particular que te resultara especialmente interesante de desarrollar?
El personaje que más me interesa en esta historia es Elvira. Es curioso, porque estudié tanto sobre la personalidad de esta gente, que fue el que más fácil me resultó a la hora de escribir. Podía prever sus reacciones, sus respuestas, sus gestos… Más difícil me resultó construir el personaje de Alba. Es una chica joven que se enfrenta de pronto a un mundo muy complicado y no quería pasarme y que pareciera demasiado ingenua, pero a la vez tenía que ser “un alma limpia”.

Alba es una arqueóloga en la historia. ¿Cómo investigaste y te documentaste sobre esta profesión para brindar un trasfondo realista a tu narrativa?
He visto yacimientos arqueológicos, pero sin tener ni idea de cómo se trabaja en uno. Recurrí a páginas sobre arqueología, foros, descubrimientos realizados en España… Había pensado esa profesión para Alba porque es una metáfora del descubrimiento que también realiza en su vida, para lo cual debe acudir al pasado no de una civilización, sino de una familia.
¿Qué aspectos del género del thriller psicológico te atraen como escritora? ¿Qué te inspira de este género en particular?
En realidad, lo que me gusta es el género psicológico, pero en el caso de esta novela el misterio llegó un poco por casualidad por las mismas características de la personalidad de la tía Elvira y creo que eso ha aportado al libro un componente extra de interés.
¿Para terminar, dónde se puede encontrar el libro?
En tiendas de España y Latinoamérica, Amazon, en el enlace https://editorialcirculorojo.com/una-pasion-desordenada/ de la web de la editorial Círculo Rojo y, para los que estén por Haro, donde resido, en el estanco de la Ventilla.
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