La autora de «Pájaros y Sirenas, Ambre Couturier, nos cuenta todo sobre su obra publicada con Círculo Rojo.
- Tu novela «Pájaros y Sirenas» aborda temas profundos como la identidad y la búsqueda de uno mismo a lo largo de múltiples vidas. ¿Qué te inspiró a escribir esta historia tan única?
Creo que venimos a este mundo para aprender y crecer espiritualmente. Las historias se repiten hasta que hayamos aprendido la lección. Si uno no sabe quién es, no puede crecer ni compartirse con nadie.
Quería hablar de temas profundos, pero de forma amena. La historia empieza como un chiste: una gato aburrido que le regala sus vidas a su dueña porque ya no le hace reír quedarse aquí. Parece surrealista con coches del futuro, pero reflexiones muy actuales. Luego nos vamos al mundo de los sueños con Anabela que escapa volando en un pájaro blanco, aunque realmente se trate de un suicidio. Me gusta que haya varias lecturas posibles. No es necesario creer en la reencarnación para entrar en la historia. Son pretextos. Yo tampoco creía cuando empecé a escribir.
- En tu biografía mencionas que tu proceso creativo se vio influenciado por la meditación y el Thetahealing. ¿Cómo influyeron estas prácticas en la escritura de tu novela y en tu propia evolución personal?
Con la meditación conseguí acabar mi novela y con el Thetahealing entendí el verdadero origen de mi inspiración.
Estaba bloqueada con mi tercera parte hasta sentir que tenía que hacer yoga para poder seguir. Fue muy raro, porque en aquella época era más de bailar que de actividades espirituales. Después de probar distintos tipos de yoga descubrí el Kundalini y allí encontré mis respuestas. En mis meditaciones podía visualizar todo lo que tenía que escribir. Era mi fuente de inspiración.
El Yoga me llevó al Thetahealing, una técnica que utiliza la meditación para acceder a la mente subconsciente para reprogramarla y sanar. Un día conseguí entrar en otra vida y asistí a mi propia violación. Allí entendí porque hablaba de cosas tan fuertes en mi libro. Profundizando con el trabajo vi todas las vidas que había compartido con mi ex y comprendí porque no había manera de soltar esa relación tóxica. Y lo más loco, fue que me di cuenta meses después de editar Pájaros y sirenas que mi tercera parte hablaba de nosotras. Luego no tuve más remedio que creer en la reencarnación.
Por cierto, si alguien está interesado, ahora doy terapias para ayudar a los demás con sus procesos personales.
- La historia de Ágata y sus diferentes vidas ofrece una perspectiva única sobre la reencarnación. ¿Cómo abordaste la construcción de personajes que experimentan tantos cambios a lo largo del tiempo?
Me encanta la psicología. El reto era crear varios personajes que en el fondo son el mismo (misma alma, pero otro cuerpo). Cada uno debía tener su propia voz justamente para que fueran reconocibles y que pudiera permitirme alguna licencia narrativa.
Cuando leí la Señorita Cora de Julio Cortázar, me fascinó el juego de cambio de narradores en el mismo texto. Me pareció muy adecuado retomar esa técnica para jugar con mis personajes al final de la novela. Para eso el lector tenía que identificar muy bien quien era quién para no perderse.
- El libro toca temas de sexualidad y relaciones complejas. ¿Cuál es el mensaje que esperas que los lectores saquen de estas partes de la historia?
Cuando leí las novelas de Michel Houellebecq me gustó que describiera las escenas de sexo como cualquier otra. Creo que hace parte de nuestra vida y no veo porque se tendría que esconder. Por eso lo incluyo con facilidad. No clasificaría mi novela como erótica, aunque lo es. Igual que podríamos decir que tiene una temática LGTB, pero no me gusta poner etiquetas. Eso sí, para leerla uno necesita tener la mente abierta.
Me gusta mostrar situaciones extremas. No significa que haya que sacarle un mensaje. Creo que se trata de aceptación y tolerancia hacía los demás y hacía uno mismo. Me gusta provocar y genera reacciones. No es un libro de autoayuda. No hay ninguna moraleja. A veces te puedes sentir identificado y es más fácil observarse a través de otros: el efecto espejo. Cada uno que se observe y saque sus propias conclusiones.
- La pandemia fue un momento clave en tu vida para finalizar la novela. ¿Cómo afectó la pandemia a tu proceso creativo?
Con la pandemia el universo me regaló tiempo para acabar lo que llevaba dos años escribiendo y al quitarme todo lo que tenía, me dio la oportunidad de volver a enfocar mi vida. También me regaló amor y me confiné con una chica increíble que ahora es mi ex. Escribir era mi vía de escape y también lo que nos unía porque le encantaba leerme y debatirme. Era como darle pausa a mi vida y vivir en la ficción, casi rosa, aunque con nubes negras afuera. Por mí, aun seguiría confinada.
- ¿Qué relación hay entre tu ex y Ágata?
Ella siempre se obsesionaba por saber qué parte de mi novela era autobiográfica. Yo hasta entonces pensaba que casi ninguna, o por lo menos no todas las que ella se pensaba. Aún recuerdo riéndome cuando me preguntó si me había acostado con mi padrastro…
Lo que yo no sabía aún era que mucho de lo que había escrito era el relato de mis vidas anteriores.
No diría que ella era Ágata, pero lo que está claro es que en Anabella y Anais hay algo de las dos, aunque ella diga que yo me parezco más a Melisa. Y sí, la escena final somos las dos. No hay duda. ¿Quién es quién? Eso depende.
- ¿Cómo fue tu experiencia de escribir en español, a pesar de ser de origen francés? ¿Cómo influyó el idioma en la narrativa y el estilo de la novela?
En aquel momento no era capaz de escribir en francés. Me cortaba la creatividad. Tenía un bloqueo. Cuando viajé a España por primera vez sentí que allí me podía expresar. Es un idioma más enfocado a las emociones y de eso habla mi novela. Hace años que pienso en español así que no creo que haya tenido un impacto en la narrativa. Eso sí, tiene un deje latino porque así hablo yo, con una mezcla de todos mis viajes y experiencias. Esa parte se refleja en la novela. Y claro está que para escribir historias sobre relaciones complejas uno tiene que haberlas vivido empezando por su propia familia. La verdad, prefiero que mis padres no entiendan mi novela. Creo que con la portada tuvieron bastante.
- La trama de «Pájaros y Sirenas» se desarrolla en diferentes contextos. ¿Cómo investigaste y te preparaste para escribir sobre estos lugares?
Esa parte es plenamente autobiográfica. He viajado mucho y tengo los lugares grabados en mi memoria. Lo que sí tuve que investigar fue la parte del Tayrona en Colombia porque fui hace más de veinte años y no recordaba las distancias para los viajes. Tuve que estudiármelo y la verdad fue la parte más pesada. Soy mejor creativa que reportera.
- ¿Qué te llevó a publicar tu novela con la editorial Círculo Rojo? ¿Puedes compartir tus impresiones y experiencias trabajando con ellos?
Me gustó que fuera de autoedición, pero que tuviera un criterio de selección de las obras publicadas. La calidad de impresión también es buena. Soy de la antigua escuela: me gusta el papel.
- El libro se centra en la idea de conocerse a uno mismo y crecer con amor propio. ¿Qué consejo darías a los lectores que buscan descubrir su verdadera identidad y aprender a amarse a sí mismos?
Mucha gente dice primero conócete a ti misma y luego ten una pareja. Yo creo que hay que tener el coraje de mirarse al espejo que nos brinda la pareja para crecer. Mi consejo sería no tenerle miedo al compromiso. Nadie tiene porque perderse si se conoce. Al final es muy circular. Necesitas conocerte para estar en pareja, pero la pareja te ayuda a conocerte. En el fondo, hay que soltar el miedo y no temer mostrarse vulnerable.
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