La apasionante vida de la escritora Cristina Harster
Para quién no te conozca, ¿quién es Cristina Harster Wanger?
Cristina es una mujer en plena madurez, que disfruta de los frutos recogidos después de muchos años de esfuerzo. Nací con una parálisis cerebral, provocada por haber pasado unos instantes sin recibir aire en el cerebro. Afortunadamente, solo afectó a la parte motriz. Mientras que la intelectual quedó intacta. A ello, se sumó la suerte de haber ido a parar a una familia de clase media alta, con recursos tanto económicos como intelectuales. Mi padre era médico dentista. Mi madre, Suiza de nacimiento y catalana de adopción, era una psicóloga con un bagaje cultural muy elevado, amén de un sentido de la justicia social muy desarrollado. Fue sobre todo ella quien me inoculó el sentido del esfuerzo en las venas. Junto al amor por la música y las artes en general, constituyeron el bagaje que iría forjando mi personalidad.
Después de pasar un par de cursos en un centro especial, me integré en una escuela catalana de cierto prestigio en aquellos años 70. El mío, fue un largo proceso de adaptación, que duraría hasta el COU. Acostumbrada como estaba a recibir los halagos de todo el mundo cuando yo era la chica más avanzada en la escuela especial, me costó lo mío aprender a ser una más. Afortunadamente, siempre pude contar con la paciencia de compañeros, profesores y familia.
Recién licenciada en Filología hispánica, obtuve una beca para ir al Secretariado del Parlamento Europeo en Luxemburgo, donde hice prácticas de traducción.
De nuevo en Barcelona, me dediqué durante un tiempo a la traducción del francés y del inglés al castellano y al catalán. Siempre gracias a la mediación de amigos y familiares, puesto que la integración de personas con diversidad funcional en las empresas aún es solo una teoría, que queda lejos de llevarse a la práctica.
¿Cómo nace tu vena de escritora?
Puede decirse que, la semilla de la escritura y de la lectura me la plantaron en casa. Tanto mi padre como mi madre fueron grandes lectores. Aunque también debo confesar, que esa semilla tardó varios años en germinar. Digamos que, durante mi infancia y parte de la adolescencia, yo estaba demasiado preocupada por transmitir la mejor imagen de mí misma. ¡Y ello no pasaba precisamente por hincar los codos! Sin embargo, mis maestros de la segunda escuela aún recuerdan mis primeros poemas, compuestos de muy niña. Solían ganar los Juegos Florales que cada año se organizaban en ese centro, dirigido por el eminente filólogo Joan Triadú.
Fue él quien, al pasar de los años, se convertiría en mi mentor. Bajo sus auspicios redacté tres novelas en catalán. Una de ellas, la presentó al prestigioso premio Carlemany, dónde quedó en tercera posición. La otra concursó en el premio San Jordi, donde alcanzó la cuarta.
Paralelamente, y a lo largo de esos años, me dediqué al relato corto, cosechando algunos premios. También colaboré con la Vanguardia Digital, dónde publiqué una cincuentena de artículos en calidad de lectora.
No sería hasta el año 2013, cuando culminaría mi gran proyecto. Desde que tengo uso de razón, recuerdo a mi madre instándome a explicar mi experiencia vital: “tú que tienes salero escribiendo, ¿Por qué no cuentas tu historia?”.
Quizás tardé demasiado. Me justifico diciéndome que, antes tuve que madurar. Solo así, lograría verme con perspectiva. Como solía decirme mi madre, principal artífice de la mujer independiente que soy ahora, cada fruto tiene su tiempo de maduración. Yo lo he hecho lentamente, como los que aún tienen el privilegio de crecer acariciados por el sol.
¿Cuántos libros has publicado ya?
Sólo este, La Galería de los inmóviles, La Galeria dels Quiets, en versión catalana.
¿Qué es lo que más destacarías de “La galería de los inmóviles”?
Como reza la portada, se trata de “un libro revelador de cómo ve el mundo una persona con diversidad funcional”. La palabra “discapacitado” no me gusta: “menos capacitado, ¿para qué?”, me pregunto en el libro: ¿para sentir?, ¿para interaccionar con el entorno?, ¿para dar el propio punto de vista sobre las cosas?
Se trata de un relato franco y directo, un streptease integral de mi personalidad, con sus aciertos, pero también con sus errores. Quién se lo ha leído, afirma que no es para nada victimista, y que contiene grandes dosis de humor.
¿Alguna anécdota que puedas contarnos?
En una primera versión, catalana, pretendía esconderme púdicamente detrás de un personaje inventado.
Una nueva conjunción estelar en mi destino hizo que me cruzara con el poeta Joan Margarit, recientemente fallecido. Me hizo el honor de leer mi manuscrito, tras lo cual me dijo: “Nena, tienes que contar tu historia en primera persona, de lo contrario, no conseguirás hacerte oír. ¡Desnuda tu alma!” Le hice caso, reescribí mi manuscrito y… ¡bingo!
¿Tienes algún nuevo proyecto en mente que puedas adelantarnos?
Aprovechando que tengo editorial asegurada, estoy “reformando” la segunda novela que escribí, se llama “la lección de anatomía”. El personaje principal, una joven estudiante de medicina con un pasado algo triste, asiste a su primera autopsia. A medida que el profesor va mostrando los distintos órganos y explicando su función, la protagonista va recordando y relacionando cada órgano estudiado con uno de los miembros de su familia. De este modo, irá descubriendo algunos enigmas sobre su propia vida y la de su familia.
¿Qué opinas del papel del escritor en las redes sociales?
Pienso que, por un lado, es un medio muy útil para mostrar sus ideas, su visión del mundo y, ¡cómo no!, para promocionar sus libros. Pero también para aprender. En mi editorial (Carena) se ha formado un grupo de escritoras. Cada semana nos reunimos por videoconferencia, para poner en común nuestras serendipias.
¿Qué consejo te gustaría darle como escritor a tu yo de hace unos años?
¡Trabaja!, ¡Trabaja!, ¡Trabaja!, lee, escucha música, estate al tanto de lo que pasa en tu alrededor y más allá. Mézclate con las personas que tienes cerca; escucha sus anhelos, sus desvelos, sus alegrías. Y ponte en su lugar. Sólo así serás capaz de crear realidades paralelas. Pero sobre todo ¡Escribe!, ¡Escribe!, ¡Escribe! y ¡Desecha!, ¡Desecha!, ¡Desecha!.
¿Qué autores te han inspirado más a la hora de escribir?
Uff!! Son tantos que no sabría por dónde empezar. Comencé a leer tarde, como digo en mi libro, porque la vida que me rodeaba me fascinaba demasiado. Sobre todo, porque estaba demasiado pendiente del efecto que yo tenía sobre los demás. Pero después, recuperé el tiempo con creces. Actualmente, pertenezco a una tertulia literaria en el Ateneo de Barcelona. En más de veinte años hemos leído de todo…más los que he leído por mi cuenta. Algunos: Baroja, Borges y el boom latinoamericano, Hesse, Zweig, los presocráticos, los franceses……
¿Dónde se pueden conseguir tus libros?
La galería de los inmóviles/La Galeria dels Quiets
https://edicionescarena.com/producto/la-galeria-de-los-inmoviles/
https://www.abacus.coop/es/la-galeria-de-los-inmoviles/1345363.23.html
https://www.casadellibro.com/libro-la-galeria-de-los-inmoviles/9788418323133/11765686
Para terminar, ¿nos recomiendas algún libro?
¡Hay tantos! Así, a bote pronto, algunos de los que han dejado huella en mi: Pío Baroja El mundo es ansí, Herman Hesse El juego de los abalorios, Stephen Zweig El mundo de ayer. Miquiño mío, correspondencia entre Galdós y Pardo Bazán, Josep Pla El cuaderno Gris. Y más recientes, Javier Tomeo Amado monstruo, Svetlana Aleksievich, la guerra no tiene rostro de mujer ….