Juan José Guillén Aranda, publica su obra “Relatos legionarios”
¿Qué te inspiró para escribir Relatos legionarios y cómo fue el proceso de escritura?
Desde pequeño leía muchísimo, casi siempre de temática militar. El hecho de que mucha gente empezara a autopublicar, a veces con poco rigor histórico o con un estilo literario discutible, me llevó a plantearme el hecho de escribir, pero mejorando lo presente y con mi propio estilo.
En cuanto al proceso, ha sido largo. El primer relato lo escribí en 2008, era corto y muy mejorable. Escribí alguno más y lo di a leer. Los comentarios críticos, lejos de desanimarme me impulsaron a trabajar duro, a leer a los mejores y a aprender técnica y estilo literario. Desarrollé unos cuantos más, aprovechando mis noches de guardia en atuneros en el océano Índico, pero sentía que todavía estaba lejos del nivel que quería y seguí progresando. Los últimos escritos, más largos y trabajados, los terminé poco antes de llevar la obra al Registro de la Propiedad Intelectual, en abril del 22.
¿Cómo describirías el contenido y la temática de tu libro?
Quise dejarlo claro ya en el título, con algo sencillo para que no hubiera lugar a dudas. Son relatos, algunos más largos que otros, de ficción pero mezclando situaciones reales y personajes históricos con protagonistas inventados. El resto es fruto de mi experiencia e imaginación, sin querer hacer unas memorias autobiográficas o un anecdotario, cosas que ya están escritas, quería algo diferente.
¿Cuáles son tus relatos favoritos de Relatos legionarios y por qué?
Difícil elección, son 15 relatos hechos con cariño y se les quiere por igual, como a los hijos. Los hay mejores y peores, claro está, pero me quedaría con algunos de los últimos que escribí al estar más trabajados: Las dudas del ejecutor y Diario de polvo y muerte.
¿Cómo influyó tu experiencia en la Legión en la escritura de estos relatos?
Influyó de forma total. No se puede escribir de algo que no se conoce o que no se ha vivido en primera persona. Para mí no sería honesto y el resultado sería imperfecto.
¿Qué papel crees que la literatura puede jugar en la comprensión y difusión de la cultura militar?
La literatura debe ser un pilar básico en dicha difusión. Por suerte, nuestra sociedad conoce y tiene en gran consideración a nuestras Fuerzas Armadas, sobre todo a raíz de nuestra participación en las misiones internacionales desde los años 90. Escribir sobre sus acciones, sus pensamientos y reflexiones, reforzará esas sensaciones.
¿Cuáles son tus autores favoritos y de qué manera te han influenciado en tu propia escritura?
Es innegable la gran relación secular de los militares con la escritura. Desde tratadistas a ensayistas o autobiografías. Nuestro ejemplo universal es Miguel de Cervantes. Por hablar de una influencia más cercana, Arturo Pérez-Reverte es un referente al haber sido reportero de guerra antes de convertirse en afamado novelista y pensador. Yo que estuve en los Balcanes en los 90, igual que él, tengo en El pintor de batallas una de mis obras favoritas.
También he aprendido mucho, sobre todo en cuanto a descripciones de batallas del gran narrador Steven Pressfield.
¿Cómo describirías tu estilo literario y qué técnicas literarias utilizas para contar tus historias?
Intento escribir desde el corazón. Al escribir relatos bélicos, me resulta fácil por mi pasado, meterme en ambiente, o en la cabeza y corazón de los protagonistas. Pero eso sin haber leído mucho e intentar depurar la técnica literaria, no serviría de nada.
¿Qué desafíos encontraste al escribir sobre temas relacionados con la Legión y la cultura militar?
Fue fácil, me siento cómodo hablando de estos temas. Además de mis años de servicio, tengo mucha documentación, y lo importante era no fallar en cuanto a datos, fechas o lugares. Mi objetivo era construir relatos creíbles y entretenidos.
¿Cuál es el mensaje principal que quieres transmitir a los lectores a través de tus relatos?
Mi primer objetivo es contar historias de legionarios a mi manera. Por supuesto acercar al gran público el cómo era y es el día a día de esta unidad centenaria, desmontar en lo posible esa mala fama legionaria, no escribiendo de personajes perfectos y poco creíbles, sino precisamente en realzar el valor de unos hombres y mujeres capaces de lo mejor y también lo peor, de darlo todo sin pedir nada a cambio, por amor a la Legión, la patria o el mero hecho de vivir aventuras.
¿Qué consejos darías a alguien que quiera escribir sobre temas relacionados con la cultura militar?
Aunque hay brillantes excepciones, para escribir bien sobre militares, hay que haber vestido uniforme, conocer la institución por dentro y ser buen psicólogo en grupos tan heterogéneos. En los últimos tiempos hay periodistas que van empotrados con las unidades en misiones o maniobras, eso ayuda bastante, pero como decía Camilo José Cela, no hay como haber sido soldado de infantería para sentirse amo del mundo a pie y sin dinero.
Creo que la fórmula es tener un gran bagaje vital, escribir de lo que uno ama desde el corazón y haber leído muchísimo. Luego todo es cuestión de depurar la técnica para ir perfeccionando lo que se escribe.
¿Tienes planes para futuros proyectos literarios y de qué tratarán?
Pues llevo desde abril del 22 escribiendo reseñas de libros de temática militar en un blog llamado El Guerrero literato. Cada semana la opinión de algún libro leído por mí. Esa es la base, el día a día, pero tengo varios proyectos. Todos giran sobre historia bélica, claro. Una novela con un protagonista legionario, una historia militar de España como proyecto a largo plazo y varias ideas más que iré desarrollando. La cuestión es no dejar las neuronas quietas.
¿Cómo ha sido tu experiencia como escritor debutante y cómo te sientes antes de la publicación de tu primera obra?
Está siendo una experiencia inolvidable y enriquecedora. Al principio no sabía por dónde empezar, hasta que por uno mismo vas leyendo y descubriendo el mundo literario y editorial. Al final, tras mucho sopesar, te decantas por una manera de publicar y una editorial. Tuve algunos amigos y colegas que me ayudaron con esta elección y debo decir que estoy muy contento con el trato recibido durante todo el proceso y sobre todo con el resultado final. Ahora, con los lógicos nervios del debutante, a esperar que la criatura sea conocida y valorada, no sólo por legionarios y militares, sino por el gran público lector.
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