Josep Seguí Dolz nos lo cuenta todo sobre “Lo que tenga que ser, será” la obra que está arrasando entre la crítica literaria
¿Podrías contarnos quién es Josep Segui?
Me cuesta mucho hablar de mí mismo. Pero —¡venga va!—, vamos a intentarlo…
Pues soy una persona normal y corriente que, ya mayorcito, decidí escribir novela.
¿Por qué tan «mayorcito»?
Bueno, mis estudios e investigaciones siempre en el contexto de las ciencias humanas y sociales —más concretamente en la Psicología Social— además de tenerme muy ocupado, me obligaban a escribir artículos y otros manteniendo ciertas formalidades académicas que, en verdad, no me convencían demasiado aunque tampoco me avergüenzo de ninguno de ellos, que conste (ver, por ejemplo, https://independent.academia.edu/JosepSegui). Cuando pude me pasé al ensayo y fruto de ello autopubliqué en Amazon dos libros: Mentalidad humana… y Sociología para no iniciados… Ambos se pueden descargar gratuitamente en pdf aquí: https://www.josepseguidolz.info/mentalidad-humana y https://www.josepseguidolz.info/sociología-para-no-iniciados.
Aún así me sentía bastante constreñido en lo que a «mi vena creativa» (no me gusta nada esta expresión; pero la uso por entendernos) se refiere y empecé a escribir novela partiendo de que en este género se puede decir lo que a uno le dé la gana que, en definitiva, era lo que yo quería y sigo queriendo. En este género no hace falta justificar ni argumentar nada.
Mis primeros intentos fueron un auténtico desastre. Pero en el 2017/18 más o menos empecé a divertirme (algo fundamental y señal de que las cosas no van mal del todo, en mi opinión) y completé mi primera novela, La esencia de las cosas, https://www.josepseguidolz.info/la-esencia-de-las-cosas, publicada también en autoedición; pero esta vez ya no en Amazon. Enseguida seguí con Lo que tenga que ser, será (2020, https://www.josepseguidolz.info/lo-que-tenga-que-ser-será). Y hasta ahora, que llevo en marcha ocho manuscritos, alguno de ellos ya finalizados, en revisión/corrección y pendientes de publicar. Todo llegará. Y esto sigue, claro.
Nací y vivo en Valencia (muy cerquita, vaya), no tengo hijos, sí que me acompañan cuatro gatos y mis aficiones no son nada del otro mundo, así es que no es menester que las enumere.
Poco que añadir. Cualquier cosita está en mi página web, https://www.josepseguidolz.info. O, quien desee saber más me puede escribir a mi mail josepseguidolz@gmail.com o a mi WhatsApp, +34662293255 y preguntar. Será un honor y siempre contesto aunque, a veces, tarde un poquito.
¿Recuerdas cuál fue el primer libro que leíste?
No estoy absolutamente seguro pero creo que fue Drácula (1897) de Bram Stoker. Rondaba por la amplia biblioteca de mi padre (¡gracias, papá!) y marcó mi vida a mis trece o catorce años. Antes ya había leído lo de siempre (en aquellos años, claro): Guillermo, Los Cinco, algo de Agatha Christie,…
¿Y el primer relato que escribiste?
El ya citado La esencia de las cosas que más que un relato es una novela, como digo.
Después de Stoker vinieron muchas más lecturas y eso me hizo enamorarme de la Literatura; un amor eterno y fiel. Y también muy respetuoso. Por eso, a diferencia de la mayoría de la gente (como creo que repito en mi web) de «jovencito» nunca escribí nada; no me sentía «preparado».
Eso no quiere decir que no haya auténticas obras maestras escritas por gente muy joven, ¿eh? Que nadie se lo tome a mal.
¿Cuál fue el primer libro que te impactó y por qué?
El ya citado Drácula.
Me pareció —y me sigue pareciendo— una historia muy realista y que contiene todos los asuntos que han ocupado y seguramente continuarán ocupando mi vida: el amor, el sexo, las relaciones humanas, la política (a su manera dada la época en que fue escrito), la violencia, el misterio de que «hay otros mundos pero están en este» (Paul Élouard), lo sorprendente en lo cotidiano (que es todo),…
En Drácula nada es ficticio; es real y, como tal, posible.
El estilo literario de Stoker, la manera de contarnos lo que pasa, además y aunque el mío (el estilo) no tiene nada que ver, me parece simplemente genial.
¿Quién es tu escritor favorito?
En estos momentos el japonés Haruki Murakami sin ninguna duda. Mañana no sé quién será y no me preocupa saberlo. No soy mitómano. Excepto con Los Beatles, Los Rolling, Bowie, Verdi y unos pocos más en la música. Pero ese ya es otro tema.
De Murakami me encanta mucho prácticamente lo mismo que ya he comentado de Drácula. Disfruto como no sé explicarlo con todas sus obras tan realistas aunque aún me falta alguna por leer, por suerte.
Entre los clásicos no contemporáneos, todos. Crecí, leyendo —después de Stoker o casi al mismo tiempo—entre otros, a Poe y Dostoievski, por ejemplo.
Los españoles contemporáneos: Juan José Millás, Carlos Ruiz Zafón (que la tierra te sea leve, Carlos) y Javier Marías.
De los latinoamericanos: Jorge Luis Borges y Julio Cortázar entre otros.
Y muchíiiiiiiiisimos más. Kafka, Kundera, Perec, Kerouac,…
Todo bastante heterodoxo, vaya.
¿Qué personaje de un libro te hubiera gustado conocer y crear?
A Yanice, una de las protagonistas de Lo que tenga que ser, será. Bueno, miento. Ya la conocí hace unos años en el hotel de Barcelona en que trabajaba. Pero no la he vuelto a ver —ya no está en el hotel y no tengo noticias de ella aunque la he buscado y me encantaría encontrarla—. Y, eso seguro, hacer el amor con ella. De nuevo.
Y a La Maga (Rayuela, Julio Cortázar, 1963). Una persona de quien el autor nos cuenta que: «… le encantaban los líos inverosímiles en que andaba metida siempre por causa del fracaso de las leyes en su vida» (Debolsillo, p. 23) no es que me hubiera gustado conocerla; es que es imprescindible hacerlo. Pero mucho me temo que me moriré sin haberla visto en persona. Ni mucho menos haber hecho el amor con ella. Lo imprescindible se torna imposible… Es una pena.
Ambas han sido creadas por ellas mismas. Quienes contamos sus cosas somos meros relatores de sus propias historias.
Que las dos sean mujeres no tiene nada de especial. Podrían ser hombres o personas no binarias; no hay ningún problema con eso.
¿Qué puedes contarnos de tu obra “Lo que tenga que ser, será” y qué destacarías de ella?
¡Uyssssss! Ahí me has pillado. Si, como ya he dicho, me cuesta mucho hablar de mí mismo, ¡casi me resulta más difícil hablar de mi obra!
En todo caso, me atrevo a copiar y pegar el resumen o briefing de la novela. Con permiso:
«Un psiquiatra, la enviada de la muerte le visita, la camarera de un hotel de quien se enamora; involucrados en una onírica y apasionante trama.
Si esta novela tuviera algún trasfondo, este sería el destino, tal y como seguramente puede intuirse a partir de su título. Y, por eso, la muerte, algo que todas y todos las y los humanas y humanos compartimos. Seguramente lo único.
Se trata de la narración de Jose Gómez Gómez, médico psiquiatra psicoanalista que a los cuarenta y seis años tiene mucho miedo a morir. Está casado con Helena, con quien tiene tres hijas. Una de ellas fallece. Helena se separa y un tiempo después se suicida.
Junto a sus reflexiones acerca de la muerte, Jose nos cuenta algunos de los casos que atiende en su consulta privada, en la que los subconscientes de sus pacientes afloran con intensidad. Estas pacientes, a su vez forman parte de la trama cuando la enviada de la muerte, Kerena, contacta con nuestro protagonista anunciándole que viene ya a por él. Hacen un pacto para que pueda vivir unos pocos años más. Pero el contenido del mismo no se desvela hasta bien entrada la narración.
El protagonista pasea por Madrid y Barcelona por diferentes motivos y nos cuenta algunos misteriosos acontecimientos casi históricos que ocurren en ambas ciudades. En el caso de esta última, sobre todo en la Abadía de Montserrat, cerca de la capital de Catalunya. Realidad y ficción se mezclan sin prácticamente opción a discernir una de la otra. No importa.
En Barcelona se enamora de una camarera del hotel donde pernocta. La chica dispone de unas características físicas y espirituales nada comunes y pasa a ser un personaje fundamental de la trama. Ella también se enamora y se va a vivir a Madrid, a casa del psiquiatra. Un Madrid que, también Barcelona, vive tiempos excepcionales debido básicamente a la alta contaminación ambiental, política y emocional.
En el capítulo final Kerena convoca a los enamorados. Se genera una batalla dialéctica que conduce a un final sorprendente.
Muerte, amor, sexo, familia, política, las profundidades de la mente humana puestas al descubierto, son algunos de los ingredientes fundamentales de la novela.
NOTA: Aunque esta novela se termina de escribir y se publica en plena pandemia (diciembre de 2020) no tiene nada que ver con eso. No forma parte de la multitud de escritos característicos de la post-verdad en los diferentes géneros literarios que vienen apareciendo desde hace más de un año».
En todo caso destacaría su realismo, sea eso lo que sea. Y, por supuesto, que recomiendo mucho, mucho, mucho leerla. Claro, ¡qué voy a decir yo!
Eso sí, que no se me olvide, también copio y pego la «Advertencia» que figura en la página 5 del libro: «La lectura de esta novela no es recomendable para mentes especialmente sensibles o personas menores de edad. Contiene narraciones explícitas de escenas con una fuerte carga de violencia, sexo y/o política». Queda dicho. Por si acaso.
¿Alguna manía a la hora de escribir?
Ninguna especial, la verdad.
Iba a decir: «Tener tranquilidad». Pero no, no es así. Yo no escribo para exteriorizar cosas que llevo en mi interior en una especie de introspección ilusoria y banal, básicamente porque no creo que exista diferencia alguna entre lo interior y lo exterior. Dentro nuestro solo hay tripas y cosas así de asquerosas (está claro que mis libros no son de autoayuda…).
Casi casi me atrevo a decir que cuanto más follón haya a mi alrededor, mejor. Total, me limito a reflejar en forma novelada el follón exterior, el sinsentido del sentido, la inasible turgencia de lo real.
Lo que es imprescindible es que me lo he de pasar bien; creo que ya lo he insinuado antes. En esto coincido con Murakami. Mi manía sería, en todo caso, la de divertirme aunque lo que esté contando sea triste o cruel o violento. Muchas veces, cuando reviso eso me pongo de muy mala leche. Pero lo escrito escrito está y he disfrutado haciéndolo. Esa es mi manía: disfrutar. Entiéndase como se quiera.
¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo?
Me encanta levantarme a las tres o las cuatro de la madrugada cuando aún es de noche —y en invierno haciendo frío, mejor— y sentarme en la mesa de la cocina con mi pequeño portátil y un café calentito; no en mi estudio. Eso vendrá después.
Al principio de adquirir esta costumbre casi cotidiana sentía que eso era tranquilidad.
Pero no. Aunque parezca increíble, a esas horas aparentemente serenas y en esas circunstancias generalmente aceptadas como que no ocurre nada, pasan muchas cosas. El run-run del termostato del frigorífico, los sonidos del silencio como cantan Simon & Garfunkel, el ruido de la luz del amanecer que se va haciendo presente poco a poco, el coche del vecino que se va a trabajar, el ronroneo de mis gatos que suelen hacerme compañía en esos momentos mientras miran (sí, ellos los ven; yo por ahora no) a los traviesos seres de otros mundos que me cuentan cosas de aquí y de allá (no los veo; pero los escucho y hablo con ellos). El escandaloso ajetreo de los pensamientos que atraviesan mi mente —nadie sabe qué es eso, ni los pensamientos ni la mente; lo digo de nuevo para entendernos— manejando las teclas del ordenador y que están afuera, todos afuera justo en esos espacios sociales aparentemente vacíos que son las horas previas al amanecer.
Y no. Están muy llenos. Muy muy llenos.
Nunca me pongo música; espanta a los seres de esos «otros mundos». Y no estoy hablando de las musas; ellas y ellos no son las musas. Ese sería otro asunto que no viene al caso.
Luego, cuando los seres se han ido porque la luz del día les ha ahuyentado, si se tercia, un poco de ópera o de Rock & Roll no va mal de vez en cuando. O una cadena de televisión en la que pongan solo anuncios.
¿Qué escritor o libro te ha influido en tu trabajo como autor?
¡Uffffffff! Desde luego que todos los que he nombrado. Pero más, muchísimos más. Desde Homero y los primeros filósofos y dramaturgos griegos, las historias de los Mayas del Yucatán y alrededores o los Muiscas del altiplano colombiano hasta lo más reciente del autor más reciente (sic), aunque no me guste.
¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?
Pues casi siempre tengo a mi lado un par o tres de novelas al mismo tiempo. También alguna que no me gusta, que es una auténtica mierda. Pero eso hay que conocerlo. Así, al menos, se aprende lo que uno no quiere hacer. No, no voy a citar esos títulos mierdosos. No procede.
Entre las que sí (que me gustan) ahora mismo estoy releyendo por quinta o sexta vez La vida instrucciones de uso de Georges Perec (1978). Junto con Rayuela es uno de mis libros de cabecera. Es de esos que, como Rayuela —perdón por repetirme—o 1Q84 de Murakami (1984), cada vez que lo lees encuentras cosas nuevas, diferentes, sorprendentes,…
En cuanto a lo que estoy escribiendo… Bueno, ya he comentado que suelo estar escribiendo varios manuscritos a la vez. Así no me aburro nunca ni me quedo bloqueado (no sé lo que es eso). Cada cual está en un momento diferente: recién empezado, a medias, en proceso de primeras revisiones, en reposo, ya prácticamente revisados/corregidos y a la busca de editorial. Entre estos últimos hay dos: La chica que ha perdido el norte y El frenesí y los movimientos inmoderados. Este está prácticamente en manos de la revisora/editora profesional Amalia Sánchez de Hera Ediciones, https://www.heraediciones.es, quien aprovecho para decir que está haciendo un magnífico trabajo. ¡Gracias Amalia!
En principio las obras no tienen nada (o muy poco) que ver entre ellas. La primera, en pocas palabras, es una historia de amor un poco rara, lo reconozco. El frenesí… es eso, un frenesí social, político, violento, un poco loco a veces. También hay amor y cosas bonitas, ¿eh? Pero ese creo que no es el eje de la narración.
Ahora que lo pienso… ¡sí que tienen que ver! Ambas son realistas y costumbristas —estilos literarios a los que adscribo todas mis obras— y sus historias me las cuentan los seres que moran en las últimas horas de la noche y las primeras del amanecer. A estos ya me he referido antes.
¿Cómo crees que está el panorama editorial para tantos autores como hay o quieren publicar?
Pues no tengo una clara opinión formada al respecto. No es algo que me ocupe o preocupe en exceso.
No sé, supongo que cuanto más se escriba, se publique y se lea, mejor, ¿no?
https://www.josepseguidolz.info
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¡Ay!
Entre mis autores favoritos se me olvidó citar (¡imperdonable!) a mi adorado Umberto Eco. Y no solo por “El nombre de la Rosa” (1980), ¿eh? “La misteriosa llama de la reina Loana” (2004) es, por ejemplo, otro de mis libros de cabecera.
¡Saludos y gracias!
Josep