Entrevistamos a la autora de «Cómo ser feliz en la Tierra», Beatriz Rodríguez Vázquez, obra publicada con la editorial Círculo Rojo.
¿Cómo surgió la inspiración para escribir «Cómo ser feliz en la Tierra»?
Hace ya varios años que sentí la llamada de este libro para ser escrito. Llevo más de doce años trabajando con la técnica de los Registros Akáshicos. He realizado más de dos mil sesiones y he formado también a cientos de personas. Sentí la necesidad de compartir esta experiencia profesional en un formato con el que pudiera ayudar a muchas personas.
El proyecto se concretó tras un sueño lúcido en el que mi amiga Luz María, una Mujer Medicina del Perú, me entregaba un regalo de su mamá Susy (también muy cercana a mí) que acababa de fallecer dos días antes. Al abrir el paquete pude comprobar que era un ejemplar de mi primer libro y se titulaba “Cómo ser feliz en la Tierra.” Rompí a llorar al despertar y ahí arrancó el proyecto. El libro se lo he dedicado a Susy, que ahora seguramente descansa en alguna estrella donde sirvan una rica torta de zanahoria.
En tu libro, abordas temas como la autoestima y el empoderamiento personal. ¿Cuál crees que es la clave para lograr la plenitud en estos aspectos?
Para mí la clave es el amor propio. Si no lo tienes tendrás que recuperarlo o cultivarlo. Puedes ir a buscarlo donde lo has perdido, la respuesta puede estar en vidas pasadas, en la carga del transgeneracional, en la infancia, en alguna experiencia traumática…Pero siempre se puede trabajar desde el aquí y ahora.
Debemos honrarnos y venerarnos como las diosas y los dioses que somos. Eliminar el juicio y la autocrítica constante en el discurso interno es justo y necesario. Es importante llegar a aceptarnos como somos, saber poner límites, trabajar en el desarrollo personal, cuidar de nosotros mismos, practicar la gratitud, liberar patrones de pensamiento negativo y buscar apoyo profesional si es necesario.
Como sanadora, canalizadora y médium espiritual, ¿cómo integras tus experiencias personales en tus enseñanzas y escritura?
Las experiencias personales son tesoros para compartir. Yo he pasado por muchos procesos fuertes y varios cambios profesionales a lo largo de mi vida. También he tenido que trabajarme profundamente la autoestima y sanar muchas heridas.
Antes de dedicarme a la sanación y la canalización pasé por una escuela de Ingeniería Industrial y después tuve mi propio estudio de diseño gráfico. Estas experiencias me han abierto a otras realidades y otros caminos de vida; me han aportado una visión del mundo que puedo compartir ahora con mis consultantes, alumnos y lectores.
Siempre me gusta decir que esto de conectar con los Registros Akáshicos no es para unos pocos. Todos tenemos habilidades extraordinarias y con la formación adecuada y la práctica podemos llegar a desarrollar nuestros dones.
La obra presenta once historias reales de mujeres que han experimentado transformaciones a través de sesiones de Registros Akáshicos ¿Puedes compartir alguna historia que te haya impactado especialmente?
Todas las que están en el libro me han impactado, por eso he decidido incluirlas. Te voy a hablar de Lilibeth, una de las mujeres de las historias que es muy amiga mía. A nivel sentimental, ella había vivido como fracasos las numerosas relaciones de pareja que nunca llegaron a buen puerto. Antes de cumplir cuarenta años, comenzó a pensar “si no tengo pareja antes de los cuarenta, me muero”. Lo decía medio en broma, medio en serio, pero esa información estaba en su inconsciente y su cerebro la procesó. Se activó en ella un proceso de muerte que la condujo a sufrir una enfermedad muy grave, de hecho, casi se muere. Esta dolencia la empujó a buscar respuestas y a encontrarse a sí misma. Comenzó a hacer terapia con una psicóloga, hicimos muchas sesiones de Coaching Akáshico juntas y por supuesto siguió los tratamientos médicos que le indicaron en el hospital. Aprendió a amarse, a disfrutar de cada pequeño momento que le regalaba la vida y soltó la necesidad de tener pareja, aceptando que su vida era hermosa así. Justo después de esta toma de consciencia, conoció al que ahora es su compañero de vida con el que lleva cuatro años de feliz convivencia. Lilibeth le dijo “Sí” a la vida con o sin pareja y esto la condujo directamente a recuperar la salud.
Hablas de la cosmovisión andina, plantas medicinales y chamanismo después de residir en Perú. ¿Cómo influyó esta experiencia en tu perspectiva espiritual y en la creación de tu libro?
El haber residido durante siete años en Perú me ha marcado profundamente. Me ha permitido vivir una gran cantidad de experiencias de todo tipo que me han ayudado a ver el mundo de otra manera. He estado en muchos rituales, templos, ceremonias y lugares sagrados donde he experimentado auténticas epifanías.
En los Andes de América del Sur se les pide permiso a los Apus, los espíritus de las montañas, para acceder a su territorio. Allí he aprendido que existe una relación armónica entre los seres humanos y la naturaleza. La cosmovisión andina enfatiza en el sentido de comunidad, la reciprocidad y el respeto hacia la Pachamama, la Madre Tierra, considerada como una entidad sagrada y divina que nos proporciona todo lo que necesitamos.
¿Qué importancia tiene la conexión entre lo humano y divino en tu trabajo y cómo se refleja en «Cómo ser feliz en la Tierra»?
Para mí la conexión cielo-tierra es algo fundamental. Mi trabajo como lectora de Registros Akáshicos consiste en canalizar bajando a tierra la información que me llega de los planos sutiles del Akasha. Ese conocimiento lo decodifico y lo traduzco en forma de mensajes concretos, información tangible, consejos y ejercicios prácticos para el mayor bien de los consultantes, alumnos o lectores.
Has facilitado más de dos mil sesiones individuales de coaching akáshico. ¿Hay alguna experiencia particular que hayas tenido durante estas sesiones que te haya dejado una impresión duradera?
Pues como te puedes imaginar, en más de dos mil sesiones me ha pasado de todo. Desde llorar de emoción por la belleza de algunos momentos mágicos, hasta tener que comunicarle al consultante que no tiene sentido que me mienta ya que la sesión es para su mayor bien y si continúa por esa vía yo no le puedo ayudar. He atendido a artistas, políticos, empresarios, médicos, psicólogos, terapeutas y hasta a una médium que podía escuchar exactamente lo mismo que me decían sus guías. Creo que podría escribir muchos libros más con todas estas historias.
En tu libro mencionas ejercicios prácticos. ¿Puedes compartir uno que consideres especialmente efectivo para fomentar la felicidad y el crecimiento personal?
Al final de cada uno de los once capítulos del libro se exponen ejercicios prácticos para que el lector pueda implementar lo aprendido. Quizás uno de los más sencillos para resumir ahora, pero que a la vez es muy poderoso, sea el que tiene que ver con la gratitud. Consiste en crear un saldo positivo de benevolencia durante una semana. Se trata de aumentar conscientemente la gratitud y reducir las quejas: Saldo de Benevolencia = Gratitud – Quejas.
Puedes dar las gracias en las noches, como mínimo, por tres cosas buenas que te hayan pasado ese mismo día. Lo ideal sería intentar aumentar a diez o más la lista. Siempre hay mucho que agradecer, desde tener comida, un techo y agua corriente hasta la amabilidad de la persona que te atiende en el supermercado.
Después de trasladarte entre España, Suiza y Francia, ¿cómo ha influido la diversidad de lugares en tu perspectiva espiritual y en tu trabajo como escritora y sanadora?
Como bien apuntas, en la actualidad resido entre España, Suiza y Francia. He pasado de los Andes a los Alpes. La conexión con la naturaleza sigue siendo un punto fuerte en mi vida. El contraste entre los diferentes países en los que he vivido (Perú, México, Canadá, Tailandia, Uruguay, Portugal, Francia, Reino Unido, Suiza, España…) es muy grande y eso me ha hecho ganar perspectiva al conocer otras realidades, diferentes narrativas y formas de vida. Ahora tengo las montañas, el lago Lemán y la ciudad de Ginebra al lado y además paso temporadas en A Coruña, mi ciudad de origen, donde reconecto con el mar, la familia y los amigos de siempre. En mi día a día hay mucha calma, llevo una vida muy tranquila y esto me ha permitido enfocarme en el proyecto de escritura del libro durante algo más de un año.
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