Entrevistamos a Josep Alías i Almeda, autor de la obra “¿Dónde estás, Irina?”, publicada con la editorial Círculo Rojo.
Tu formación y carrera profesional se han desarrollado siempre en el ámbito de la economía y la empresa. No parece que tenga mucho que ver con la literatura, o puede que sí. ¿Cómo se desarrolló tu interés por la escritura y qué te motivó a explorar este campo creativo?
Mi primera experiencia con la escritura fue en el colegio, en uno de aquellos concursos de redacción que organizaba Coca Cola. Mi relato fue seleccionado para representar al colegio. Luego, también en el colegio, algunas poesías y algún intento de obra de teatro que se quedó en intento.
Entre los quince y diecisiete años, más o menos, es cuando empiezo a escribir. Una edad complicada para cualquiera, así que desarrollar ideas sobre el papel me ayudaba a entender y a cuestionar aspectos de la vida que vas descubriendo. Aquellos escritos los guardaba en una carpeta que llamaba «mis papeles». Al mismo tiempo, y pienso que como consecuencia de las lecturas que por entonces leía, sobre todo de aventuras –Julio Verne, Walter Scott, Rober L. Stevenson, etc.– empecé a escribir relatos de piratas, de héroes, de brujas, etc. Seguro no tenían calidad, pero a mí me divertía.
Con los años esos relatos fueron desarrollando otros temas y otros tratamientos digamos más maduros. En el año 2006 me tropecé con un certamen de narrativa breve en internet y me dije por qué no enviar un relato. Lo hice sin mayor interés, y un buen día recibo una llamada que era mi relato había sido seleccionado como finalista. En la gala de entrega de premios conocí a Juan Manuel de Prada, que presidía el jurado en aquella ocasión. Me dijo que mi relato estaba muy bien, que había estado en liza para obtener un premio y me animó a continuar escribiendo y presentándome a certámenes.
Entendí aquello como que lo que yo escribía tenía cierta calidad, así que desde entonces suelo participar en certámenes de narrativa todos los años, en los que he sido nominado como finalista en varias ocasiones y he conseguido algún premio. Y ahí seguimos.
A lo largo de tu carrera profesional, has trabajado como directivo y como consultor de desarrollo de negocios. ¿De qué manera crees que esta experiencia ha influido en tu escritura y en la construcción de tramas y personajes?
Curiosamente nunca he escrito nada que tenga que ver con mi mundo profesional. Sin embargo, si debo reconocer que aporta mucho a mi escritura y a mi vida en general. Al margen del conocimiento que requiere mi profesión hay dos aspectos que son de suma importancia: el análisis de la problemática y la gestión del factor humano.
Es fundamental analizar los problemas, las situaciones que se dan en las empresas y en los mercados, los entornos, las fortalezas y debilidades, las amenazas y oportunidades, evaluar correctamente los riesgos, etc. para poder tomar las decisiones adecuadas. Por otra parte nunca hay que olvidar que las empresas son, fundamentalmente, personas, y que son esas personas las que con su labor profesional consiguen que las cosas funcionen. Las personas somos diferentes; distintas maneras de ser, de pensar, de ver las cosas, de actuar, y hay que conocer a cada uno para saber cómo tratarlo y conseguir su colaboración.
Esto, trasladado a mi escritura, me ayuda a analizar en profundidad las situaciones que se pueden dar para construir una historia o por donde llevarla, y ese análisis puede estar lleno de posibilidades y alternativas que hacen que la historia pueda ser muy rica en situaciones, en elementos, matices, etc. En cuanto a los personajes, la posibilidad que me da mi trabajo de conocer a muchas personas distintas me permite poder identificar actitudes, conductas, maneras de ser, etc. que me ayudan a construir distintos tipos de personajes según le convenga a la historia. También el hecho de que tenga que conseguir la colaboración de las personas incide en mi escritura, pues me gusta provocar reacciones en el lector y para ello busco las palabras, frases, construcciones que puedan provocar tensión, miedo, complacencia, asco, risas o llanto.
Has mencionado que leíste “El maravilloso viaje de Nils Holguersson” a una edad temprana, lo que te atrajo a la literatura. ¿En qué medida crees que esta primera influencia ha dejado su huella en tu estilo de escritura y elección de temas?
Ciertamente quedé cautivado por aquel cuento maravilloso y el viaje que hacía el pequeño Nils sobrevolando Laponia encima de un pato. Pero era yo un niño; aún tenía que pasar por las etapas de adolescente, joven y adulto con lo que ello supone en la formación de la personalidad. Aquella lectura me enganchó a leer más libros, pero no creo que tuviera influencia en mi manera de escribir.
De todas formas, yo suelo decir que no tengo un estilo de escribir determinado. Según la historia, según lo que requiera o la reacción que yo pretenda conseguir del lector, utilizo un estilo u otro adecuado a lo que pretendo.
Tu novela “¿Dónde estás, Irina?” presenta una trama compleja con elementos de suspense y espionaje. ¿Cómo fue el proceso de desarrollo de esta intrigante historia y la creación de los personajes principales?
Primero decir que el título y la portada del libro pueden hacer pensar en un primer momento que se trata de una novela rosa, hasta que uno mira la contraportada y lee la sinopsis. Y aunque en efecto hay elementos de espías, de mafia, de policía, no la considero una novela de espionaje. Es más bien una novela en la el protagonista, que es un chico joven normal y corriente, se enfrenta a una serie de hechos en las que se ve involucrado de manera involuntaria, y que reflexiona sobre ello, piensa, decide y actúa, con todas las dudas que le surgen, con todos los temores, con todas las contradicciones.
El planteamiento al escribir la novela era que el lector participara de los acontecimientos y emociones que en todo momento el protagonista vive, y para ello, por una parte, las distintas situaciones se suceden sin tregua una tras otra, bien porque la policía quiere inculparlo de un asesinato, bien porque los servicios de inteligencia rusos en el exterior SVR pretenden su colaboración, bien porque la mafia rusa quiere hacerse con él. Y para dotar de fuerza esta rocambolesca historia, es el propio protagonista quien va contando minuto a minuto, lo que le pasa, lo que piensa, lo que teme, etc.
Los personajes son personas muy corrientes, que podríamos encontrarlos en cualquier calle, de cualquier barrio, de cualquier ciudad. Son distintos entre sí, lógicamente según el rol que cada uno juega en la novela, pero cargados de su propia realidad. No he tenido referencias de personas en concreto para su creación salvo en un caso: Teresa, la periodista.
La novela explora las reacciones de un joven normal ante unas situaciones completamente extraordinarias. ¿Qué te inspiró a explorar estos temas y cómo se manifiestan en José Manuel a lo largo de la trama?
La novela no tiene otra pretensión que el lector disfrute de la lectura. Es una novela para divertir, por tanto no se busca ni siquiera una reflexión sobre el cómo y por qué actúa el protagonista como lo hace. No obstante, es cierto que me interesan las personas, como piensan, como actúan, cuales son sus ideas, qué les motiva, etc. Por eso mis personajes son siempre personas corrientes, empezando porque tienen nombres y apellidos muy comunes, y que los podemos identificar como nuestro vecino, la cajera del supermercado, o el taxista que nos hace un viaje. Me interesa esa gente y procuro conocerlos y entenderlos, nunca juzgarlos.
En la novela a José Manuel lo vemos en estado puro, siendo él mismo en todo momento, transparente. Nos cuenta lo que piensa, lo que siente, sus miedos, sus contradicciones. Tiene sus momentos divertidos y sus momentos de dolor. Situaciones agradables y otras muy complicadas. Pero nunca se esconde, siempre se muestra como es. Entiendo a una lectora que decía que prácticamente se había enamorado del personaje.
En tu experiencia literaria, has participado en certámenes y obtenido reconocimiento. ¿Cómo crees que estos logros han contribuido a tu desarrollo como escritor y cómo han influido en tu decisión de escribir una novela?
Presentar una obra a un certamen es para mí una oportunidad de mejora. Se que mi trabajo va a ser leído y evaluado por un jurado que tiene un reconocido criterio literario. Quiero que consideren que el relato presentado tiene cierto valor literario, independientemente de cuál sea al final el fallo. Por lo tanto procuro presentar un relato del que me sienta muy satisfecho, por haberlo trabajado bien, tanto en cuanto al tema, a la trama, al enfoque, a la composición, al estilo de la narrativa, al lenguaje, etc. Escribir fijándome en todos los aspectos, realizando una autoevaluación exigente, y no darlo por definitivo hasta que yo mismo no me sienta plenamente satisfecho con el resultado, entiendo que es un nuevo aprendizaje en cada ocasión y hace de mi un escritor un poco más maduro.
Lo de escribir una novela era algo que venía considerando desde hacía algún tiempo, pero la verdad, pensar en un proyecto a largo plazo me provocaba pereza. Sabía que habría que trabajar de manera distinta a cundo preparas un trabajo de narrativa breve; eso no me preocupaba. Imaginaba las dificultades que me iba a encontrar, pero tenía la seguridad de salvarlas de buena manera. Ahora bien, eso de estar un año y pico escribiendo la dichosa novela, me tiraba para atrás, más aún si consideraba que podía haber periodos de discontinuidad. Personas que me conocen y que son lectores habituales de lo que escribo, me animaron, y ese fue el empujón definitivo para tirarme a la piscina.
Uno de los aspectos interesantes de la novela es la relación entre José Manuel y la periodista Teresa. ¿Puedes hablarnos sobre cómo desarrollaste esta relación y cómo afecta la trama?
Teresa es un personaje muy importante en la novela. Es una periodista que trabaja en un periódico local como jefa de la sección de sucesos. Es por ello que maneja mucha información sobre todo tipo de sucesos; mantiene contactos con la policía, la judicatura y distintas personas de relevancia. En un principio, la relación entre ambos podríamos decir que es una especie de simbiosis, en la que Teresa le proporciona a José Manuel informaciones sobre los hechos en los que se ve involucrado, y este a su vez le cuenta cuales son esos hechos para que la periodista tenga material para publicar. La relación se va estrechando hasta el punto que ya Teresa colabora con José Manuel para ayudarlo en esas situaciones complejas en las que se encuentra entre la policía, el SVR y la mafia. Y no, no hay romance entre ellos.
Has mencionado autores como Antonio Gala, Carlos Ruiz Zafón, Arturo Pérez-Reverte y Juan Manuel de Prada como parte de tus gustos literarios. ¿De qué manera crees que estos autores han influido en tu propia escritura?
Que han influido, seguro que sí. De qué manera, no lo sé. Cuando lees un libro siempre hay cosas que descubres y que te llaman la atención: la sensibilidad de un personaje, el conocimiento de lo que está tratando, la sutileza de las emociones, el dominio del lenguaje, la crudeza de la realidad, la fantasía desbordada, la evocación de las imágenes, la inducción al pensamiento, la fuerza de las ideas, … Todo ello hace que te pares un momento a contemplarlo, a comprenderlo, a admirarlo. Y de alguna manera lo estas incorporando a tu forma de ser y de escribir, aunque no seas consciente de ello.
Yo, en ningún caso, intento emular a ningún escritor, entre otras cosas porque soy muy consciente de quien soy; lo que soy capaz de escribir nunca estaría a la altura de escritores ya muy consagrados. Cualquier intento por hacerlo resultaría falso y grotesco. Intento ser honesto con lo que escribo, intento ser yo mismo, y en ese intento, seguramente, haya influencias de esas enseñanzas que tuve al leer a escritores de reconocido prestigio.
Has mencionado que el primer capítulo de la novela se basó en un relato finalista en un certamen. ¿Puedes contarnos más sobre cómo expandiste ese relato en la novela completa y cómo evolucionó la historia?
Así es. El primer capítulo de la novela corresponde a un relato presentado en un certamen y que resultó ser finalista. Cuando me decido a escribir una novela, más que buscar una trama busco un punto de partida. Por aquellos días yo estaba siguiendo una serie, The Blacklist. Me parecía interesante e inteligente, y un buen día, en la serie, aparece una tal Irina. Se me encendió la bombilla, como suele decirse, porque yo tenía un relato en el que había una Irina, y que además había tenido un reconocimiento en un certamen. Busqué el relato, lo leí, y le encontré muchas posibilidades, pero quería mantener la esencia del relato y el estilo narrativo, no quería escribir una novela de espías. Mantendría el personaje principal, un joven muy normal, que se ve involucrado en un asesinato de manera involuntaria, que la policía quiere inculparlo, que el SVR quiere que colabore con ellos, y que la mafia rusa va detrás de él. Tenía la idea y el esquema de la novela. A partir de aquí, empezar a escribir y múltiples ideas y personajes se fueron sumando a la historia. Y como suele pasar, los personajes llevan al escritor por donde ellos quieren.
Una pregunta que nos gustaría hacerte es: “¿Qué tal ha sido tu experiencia publicando con la editorial Círculo Rojo?”.
Yo ni tenía, ni tengo idea de lo que es el mundo editorial. Lo que hasta la fecha tenía publicado fue siempre recopilaciones de los relatos presentados a los certámenes y que fueron premiados o nominados, pero de eso se encargaba siempre la editorial encargada por la organización del certamen. Esta experiencia ha sido descubrir un mundo. Por ejemplo, a mí nunca nadie me había corregido un texto, y ha sido muy gratificante y provechoso, he aprendido mucho de la corrección orto tipográfica que me ha hecho una correctora profesional. Posteriormente la maquetación y la corrección de las galeradas, revisar hasta el mínimo detalle para que no se escape nada y el resultado final del libro sea perfecto. La creación de una portada, que tiene que decir tanto del interior de la obra en una sola imagen. El resultado final, un libro de gran calidad, que ahora hay que hacer llegar a los lectores. La distribución, otro enigma para entender cómo funciona y cuál es la mejor manera.
Con los distintos profesionales de la editorial he hablado mucho, podría incluso decir que he discutido, algo que es connatural a mi manera de ser. Pero siempre me han atendido con diligencia, con empatía, con profesionalidad y finalmente, entre todos, hemos llegado a las mejores decisiones. Por tanto he de decir que, en estos momentos que estoy finalizando una nueva novela, no tengo dudas de que nuevamente será editada por Círculo Rojo.
Finalmente, ¿qué consejos o palabras de aliento ofrecerías a otros escritores que están considerando dar el paso y escribir su primera novela?
Les diría dos cosas. La primera lo mismo que me dijo a mí en su dia Juan Manuel de Prada: adelante, hay que seguir. La segunda: pon ilusión y trabajo. Se exigente contigo mismo, procura hacerlo lo mejor que sepas, no te conformes con lo primero que escribas. Repásalo, las veces que haga falta, hasta que sientas que lo escrito es digno de ti. Ilusión y trabajo.
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