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Entrevistamos a Albert Oltra, autor de la obra publicada con Círculo Rojo, “Besar en la lluvia”.

Entrevistamos a Albert Oltra, autor de la obra publicada con Círculo Rojo, “Besar en la lluvia”.
  • Tu formación abarca tanto artes escénicas como filosofía. ¿Cómo influyen estas áreas en tu escritura y en la creación de mundos narrativos? 

En mi opinión, las artes escénicas (actor, cantante, bailarín…) me transportan a ese prisma más sensible, esas páginas que piden un poco más de emociones y menos de saberes. Piden cuerpo, no mente. De igual manera, son fuente de los sentimientos que son plasmados en esa hoja por descubrir. Es más que el impulso, considero. Tengo la creencia de que actúa como soplo vital de mi escritura. En ocasiones, juega malas pasadas, pero merece la pena. 

Y mi querida filosofía, que amo y atesoro (aun haciéndome saber que a veces parezco huérfano de pensamiento) le pido siempre las riendas del saber de la corrección, la esquematización. Sin embargo, junto con las artes escénicas es también el móvil del anterior mencionado soplo vital. Provee las ideas que dan luego mis impulsos. El defecto que le puedo llegar a extraer es que, nadie me enseñó que el saber es casi igual al dinero porque en la medida que más conoces parece que más insatisfecho estás y más ignorante te sientes. Su única diferencia, es que el saber es permanente.

Me gusta personificarlas, degustarlas. Esta unión termina a uno por volverlo loco a no ser que cree mundos. Que, era lo que venía a contestar y siento haberme ido por los cerros de Úbeda. Estos mundos deseo que sean siempre en esencia sentimientos y saber. Por ello, me imagino que estas dos características se encuentran en una balanza. Aunque, es primordial que un brazo esté por debajo del otro a veces, para transmitir el mensaje ya sea con la filosofía o las artes escénicas.

Lo suelo relacionar con una balanza nietzscheana de lo apolíneo (lo justo, recto…) con lo dionisíaco(éxtasis, vino, júbilo) pero en lo literario.

  • En tu obra, parece haber una interacción entre la realidad y la fantasía. ¿Cómo logras entrelazar estos dos elementos de manera que sean coherentes en la historia?

El otro día, leyendo a Julio Cortázar en su recopilación de clases impartidas por él mismo en Berkeley, 1980 Clases de literatura. Alegaba que la fantasía constituía en su visión del mundo una realidad, una extensión. Y, pensé :“Sí, ¡qué magnífico es el maestro!” Pone el ejemplo de cuando en clase nos embobamos y se nos es llamada la atención. Yo, era aquel y no comprendía el motivo de mi llamada al mundo que “contemplamos”. Esto fue hace unas semanas y tendía yo también a discernir entre esto mismo, fantasía y realidad (comprendiendo naturalmente el propósito de la pregunta).

Solamente partiendo de esta base diré que se “logra” si es que yo he conseguido tal hazaña, sin tener miedo a lo que tu mente pueda hacer con todo lo que venga; recuerdos, pesadillas, palabras que no se tuvieron que decir, pseudodeseos, referencias literarias, cinematográficas… Suena aterrador y fascinante (más lo primero en mi opinión) pero, creo que es necesario para que las letras brillen y tu soledad no vaya pesando más de lo debido.

Fantasía y realidad pueden ser no coherentes en el momento en que las concibes como lo mismo. Es peligroso, reitero. Y hay que tener ligados todo sea dicho dos cuestiones fundamentales en la cabeza: Verdad tangible con Imaginación medio tangible, medio intangible y eterna. Es necesario poner en alza estos aspectos o el problema podría acarrear serios apuros.

  • Mencionas el concepto de “El Aleph” de Borges y la película “Casablanca” como influencias en tu obra. ¿Cómo influyen estas obras en tu escritura y qué elementos tomas prestados de ellas?

El protagonista, que no desea dar su nombre, distingue dos mundos: Casablanca, aquel clásico que una vez ve no se puede quitar de la cabeza. La maravillosa Ingrid Bergman, esa canción estremecedora As time goes by que le hace recordar el tiempo y su paso raudo. Ese es el mundo ideal, aun estando asediada por las tropas Nazis. Siempre ha de haber un malvado, no existiría el bueno y viceversa. Ello, es su imagen que gustaría de trasladar a su actual mundo. 

Hay una conversación con Humphrey Bogart y Dooley Wilson en el café de Rick que no escribí porque es una idea y debe de oficiar ese lugar. Ahora, no por ello el personaje no deja de imaginarlo. Sonará pretencioso, pero hay algunas ausencias que ofrecen al lector la trascendencia necesaria.

Y, El Aleph, sin duda, mi cuento preferido de Jorge Luis Borges y que he de releer un día que tenga ocasión. Decir que es un punto que no mide más de tres centímetros para observar el universo en toda su expansión e incluso al mismo que lo lee. Por ello, me refiero a esa esencia universal que escapa de todo conocimiento y que trasciende mucho más de lo que las ideas nos pueden ofrecer. 

Sin duda, su aparición debía de ser inmediata y no podía obviarla de ninguna manera. Me pregunté lo siguiente: “¿qué pasaba si ahora fijáramos el punto en el interior de la persona?” Imaginarme observar el alma, todo aquello desconocido del ser humano en ese punto minúsculo. 

En otro orden de cosas, debo destacar el llamado por el poeta Pablo Neruda “Quijote del s. XX” mi estimada Cien años de soledad, del colombiano Gabriel García Márquez. Esa obra aparece en un momento crucial y creo que merece su mención. Sin embargo, para crear la gana en el lector mejor voy a callar.

Esto, claramente, constituye esa estructura que la filosofía me permite ejecutar para ese soplo vital que está por venir. Si tienes eso claro, los dedos se encargan de lo restante.

  • El protagonista de tu historia vive enamorado de Claudia ¿Qué representación tiene Claudia en el desarrollo de la trama y en el crecimiento del protagonista?

Claudia, actúa como una constante en el protagonista que, si bien vive perdido, también alienado. Claudia parece primero un deseo irreprimible del subconsciente que termina por manifestarse. Hay múltiples interpretaciones. Y, este relato está escrito además para reavivar el espíritu crítico y reflexivo que creo que como sociedad carecemos. Esto, lo sufre el personaje, de una forma más exagerada, pero lo sufre. 

Claudia, llega en nombre de la esperanza de salvar a nuestro protagonista de su maldita alienación y sus cadenas de la cárcel en la que vivía. Es importante saber que Claudia actúa de una manera perfecta (tiene imperfecciones también, porque ahí reside lo perfecto) y ejemplariza al protagonista.

Todo esto crea en él algo nuevo, un nuevo mundo que recorrer fuera de vicios (fiesta, alcohol, promiscuidad) y fuera además de condiciones occidentales (cura tus heridas por ti mismo, tu mejor versión, esta serie de memeces que únicamente hacen al ser humano más impotente de felicidad).

Ella, es algo externo, no está contaminado por ello. En suma, es la poesía que el protagonista quiere transmitir. Un lenguaje que la arrope. Pretendo no caer en cursilerías, pero creo que era necesario hacer la explicación de esta manera para que podamos entender el trasfondo. Así pues, el protagonista que no desea dar su nombre evoluciona e involuciona, es el único que se mantiene flexible en el tiempo. Claudia, no. Esa es la diferencia primordial.

Besar bajo la lluvia. Obra de Albert Oltra.
  • ¿Cómo abordas la complejidad de los mundos mentales en tu narrativa, especialmente cuando el protagonista experimenta dos realidades aparentemente divergentes?

La solución que yo le di fue la de cohesionar estos mundos, como autor. El personaje protagonista lo asume de manera fraccionada porque es la única forma en la que él puede concebir el mundo sino parcializándolo. 

Ahí, es donde empiezo a trabajar, dividiendo “divide y vencerás”. Pues, en la obra, ciertamente, ha sido lo mismo. Comprendía que eran mundos que en la obra debía distinguir si quería provocar un efecto al lector. Si bien es cierto, que Casablanca está más presente que El Aleph, es básicamente porque el punto de trabajo de reforma del mundo es Casablanca, aquello que reside en su mente. El Aleph no puede ni dibujarlo porque es impracticable para la imaginación, por ello su aparición es momentánea que no por ello, menos impactante.

  • La sinopsis sugiere un viaje desde un estado de infierno hasta un beso bajo la lluvia. ¿Qué simboliza este viaje para el protagonista y cómo se relaciona con el tema central de la historia?

El viaje planteado no es más que un reflejo mental y físico de la realidad. Aquello que Claudia consigue en él es a ponerse firme ante las vicisitudes de manera que pueda llegar a trascender esa mirada que partía siempre de un infierno. Y, que ahora se convierte en lluvia para poder así besar en la lluvia.

También, cabe decir que lo llamo Besar en la lluvia porque creo que someterse bajo el yugo de algo, es renegar de tu figura en la acción. Uno debe ser partícipe en aquello que la vida le plantea, sentirlo y tener conciencia de lo que ocurre. En definitiva, estar en las cosas, nunca debajo. 

El tema central de la historia no es una historia de amor, sino la de interpretar esa historia, la de coger los cabos sueltos y unirlos (en referencia a mi mención de los hilos rojos en el relato). Para así, conocer la divergencia de mundos que planteo y las palabras que están cogidas desde el impuso, pero también, desde lo poético.

  • Como cantante de música swing, jazz, ópera, ¿crees que tu experiencia en la música ha influido en tu escritura? ¿De qué manera?

Esta es, sin duda, el núcleo de mi inspiración. Además de cantar, toco la trompeta. Y, hacer hablar a un instrumento es un acto precioso. Darle vida soplando es un honor (aunque últimamente no toco nada). Y cantar, es como sentir que la música te canta a ti y tú le contestas. Un juego difícil y asombroso. Pero, declaro que en lo más íntimo de mi ser reside un disco de vinilo del magnífico Al Bano cantando La Mañana. Échenle la culpa a mi abuelo, Pepe, que la música le sirve como refugio cuando siente que no lo encuentra. La música engloba personas maravillosas, naturaleza junto con el cosmos literario, que, me atrevería a decir, destaca por su musicalidad. 

La nostalgia, es cuanto menos, el mejor cantor. Por ello, es inspiración ya no solo para mí, sino para cualquiera que haya sentido el placer de criarse con la música.

  • ¿Qué aspectos de tu formación en artes escénicas consideras que se reflejan en la construcción de los personajes y la atmósfera de tu historia?

A mi parecer, la construcción de los personajes es para mí primordial. Pero, en este caso, decidí que era el lector el que los tenía que describir a su gusto. En este caso, mi intención era que el ambiente y las acciones hicieran las veces de los aspectos descriptivos de los personajes. No hay información del aspecto de Claudia, ni menos del protagonista, porque también quiero apelar al lector como sujeto de la historia. Quiero involucrarlo en la diégesis, que la deguste como plazca. 

Las artes escénicas,  me han ayudado para personalizar las acciones y la imaginación de los personajes. Además, recuerdo que fue en una clase de baile, mientras me movía con los ojos cerrados donde yo observé pasajes cruciales y las características de los personajes del libro, que sin este arte de bailar no habría podido descubrir.

La atmósfera ya es algo más complejo; cuando debía ser lo pasional, lo deprimente, lo reconfortante. Esta atmósfera se encuentra o bien leyendo, o bien escribiendo y desechando muchas páginas a la basura.

Albert Oltra posando para Elescritor.es.
  • ¿Tienes alguna rutina o método particular que sigues?

Pasear por el mar, que es hogar de mis ideas. Podría pasarme viéndolo horas y horas y le encuentro algo nuevo, distinto y peculiar. Las tardes soleadas cierto es que me ayudan a trabajar mucho mejor. 

Pero, además, para ambientar la historia, escojo música que dé el cayo para conseguir esas palabras de unos cajones muy profundos. Suelo escribir de noche para acostarme por la mañana. 

También, leer algo. Lo que sea, antes de escribir, unas cinco páginas para relajar mis pensamientos literarios y poder hacer un buen diagnóstico de cómo poder gestionar los capítulos. Así, relajado, ya comienza el proceso de la escritura arduo, de momentáneo éxtasis y ambiguo.

  • ¿Qué tal ha sido tu experiencia con la editorial Círculo Rojo? ¿Cómo ha sido trabajar con ellos en el proceso de tu obra?

Ha sido una experiencia maravillosa. En todo momento he sentido un arropamiento directo. Cabe destacar, la libre elección que he tenido siempre para sugerir, añadir, quitar, preguntar. Todo con cordialidad y proximidad que se valora de forma muy positiva. 

Si bien el trato ha sido fantástico, el proceso de la obra era desesperante. Solo quería tenerlo en mis manos, ver cómo iba a ser. Observaba pieza a pieza el libro, pero no el puzle. Y, era algo horroroso. Luego de comprender que requería paciencia y dar pasos en calidad, caes en la cuenta de que el resultado en cuanto: maquetación, diseño, correcciones… es sublime.

Yo recomiendo encarecidamente esta editorial tanto para escritores noveles como para reputados o con más experiencia en el sector editorial.


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