Entrevista a Carmen Ferrer, con motivo de su novela “Memorias de Cenicienta”
“Memorias de Cenicienta” relata la trayectoria vital de la autora y sus experiencias personales. ¿Qué te llevó a decidir compartir tu historia a través de esta novela autobiográfica?
He iniciado el relato como un recuerdo íntimo, mirando hacia atrás, de lo que ha sido mi vida, desde la atalaya que me proporciona la edad, y a medida que lo he ido plasmando me ha parecido que la historia constituye una verdadera novela, con su trama lineal llena de incidencias que pueden interesar a toda clase de lectores.
En el libro, se menciona que tu infancia estuvo marcada por un accidente y una sobreprotección errónea. ¿Cómo crees que estas experiencias influyeron en tu vida posterior y en la persona en la que te has convertido?
A los seis años sobreviví de un modo que fue considerado milagroso a una caída desde una altura de cuatro pisos y, aunque no me quedaron secuelas físicas, este incidente provocó que mi familia me mantuviese entre algodones el resto de mi infancia, que no existió como tal: no podía estudiar, no podía salir sola, mi papel era permanecer en casa, y no tenía capacidad de decisión. El estallido de mi adolescencia reveló esta frustración e inició mi rebeldía.
A lo largo de las páginas de tu libro, exploras temas como los afectos y desengaños de la adolescencia, el primer amor verdadero y las dificultades familiares. ¿Cómo abordas estos temas y qué mensaje esperas transmitir a los lectores?
En mis primeros descubrimientos de la vida el amor fue siempre importante, y realmente marcó las distintas etapas de mi trayectoria: mi primavera, mi verano, mi otoño, quizá mi invierno…Me veo identificada en las palabras de otra autora amiga: “Sin amor, nada. Con amor, todo”. En mi trama revelo mis ingenuos enamoramientos juveniles, las intimidades, felicidades y frustraciones de mi matrimonio, el hallazgo de mi madurez y autonomía con otras pasiones a la vez tumultuosas y llenas de ternura, y el sosiego que da el ser al fin dueña de mi destino. Mis lectores pueden encontrar páginas que les servirán de autoayuda en sus propias vivencias.
En las diversas etapas de tu vida que abarca “Memorias de Cencienta” se incluyen momentos dramáticos y conflictos generacionales. ¿Cómo lograste mantener un enfoque sereno y reflexivo en medio de estas situaciones desafiantes?
Efectivamente he pasado por situaciones extremas que ponen a prueba las debilidades y las fortalezas de una persona. Algunas de las que he vivido y reflejo en la novela son nada menos que un golpe de estado, un espeluznante asesinato en el ámbito familiar, un tiroteo y un atentado de narcoterroristas colombianos, una guerra de invasión con helicópteros de combate sobrevolando mi vivienda…En estas circunstancias he tratado de mantener mi cabeza fría. He sufrido más y me ha sido más difícil soportar algunas contrariedades en el ámbito familiar derivadas de lo que llamas conflictos generacionales.
En el libro también se menciona tu incansable afán de superación. ¿Podrías compartir algunos ejemplos de cómo has logrado superar obstáculos y alcanzar tu madurez y autonomía?
Nunca me he resignado a ser sujeto pasivo de las circunstancias externas desfavorables. En muchos aspectos he tenido una formación de autodidacta; he realizado finalmente estudios de nivel universitario; me he preocupado por la filosofía, la psicología, las neurociencias, el yoga, la meditación trascendental, sin olvidar el mantenimiento de la forma física o deportes como la equitación. He trabajado como profesora, modelo, actriz. Mantengo interés por la literatura, la pintura, el baile, los viajes, estudio piano, cuarto ciclo de la Universidad; colaboro con algunas ONG…
¿Cuál crees que es la principal lección que aprendiste a lo largo de tu trayectoria vital y que te gustaría que los lectores también aprendieran?
Mi novela lleva el subtítulo “Un relato en primera persona sobre lo que supone tener que reconstruirse desde cero”. Hay que mantener con tenacidad y perseverancia la voluntad de superación.
El título “Memorias de Cenicienta” evoca el cuento clásico de Cenicienta. ¿De qué manera crees que tu historia personal se asemeja o difiere de ese arquetipo literario?
Cenicienta es el arquetipo de la persona injustamente postergada o despreciada que a través del esfuerzo propio consigue superar las adversidades y forjarse un carácter firme en sí mismo. El título no es casual, sino que refleja como he evolucionado desde un papel desconsiderado a mi actual posición.
Como mencionaste que el libro toca temas como estilo de vida, autoayuda, psicología, política, viajes y sexo, ¿cómo lograste integrar todos estos elementos en una sola obra? ¿Cuál fue tu enfoque para mantener un equilibrio entre ellos?
He procurado describir hechos, situaciones, personajes y contexto en forma sobria, con veracidad y realismo, a veces crudeza, pero también con las reflexiones subjetivas que evocan los acontecimientos de la vida real, con una autocensura mantenida al mínimo, y sabiendo que la revelación de algunos pasajes de mi vida puede ser dolorosa para personas próximas. He asumido este riesgo.
¿Cuál es tu proceso de escritura? ¿Tienes algún ritual o hábito que te ayude a concentrarte y dar vida a tus palabras?
Las 600 páginas de mi libro me han fluido con cierta facilidad gracias a que muchos acontecimientos vitales han quedado firmemente anclados en mi memoria por su intensidad, pero también por mi hábito de mantener un diario desde hace muchos años, costumbre que sigo manteniendo, y que puede posibilitar una continuidad en estas Memorias. De hecho, ya tengo un título: “¿Hay vida después de los 60?”. También tengo el proyecto de nuevos relatos por el expediente de transformar episodios con menciones breves en mi novela en narraciones más extensas. La escritura a mano tiene mayor poder para retrotraer recuerdos que el uso directo del ordenador.
¿Cómo ha sido la recepción de Memorias de Cenicienta” por parte de los lectores hasta ahora? ¿Has recibido algún feedback o reacción que te haya sorprendido o impactado?
He agradecido múltiples opiniones recibidas a través del contacto personal, teléfono o medios informáticos, tanto de personas que me conocen como de otras desconocidas que se identifican con la “protagonista” real o literaria. Alguna referencia me ha llegado de conocidos escritores, y como es natural me he sentido gratificada.
Por último, ¿cuál es tu deseo para aquellos que leen “Memorias de Cenicienta? ¿Qué esperas que se lleven después de sumergirse en tu historia?
En primer lugar, que lean este libro como una obra literaria de entretenimiento, pero también que extraigan conclusiones que les sean útiles para superar conflictos por abrumadores que puedan parecer.
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