El autor de “Un Cuento Para No Dormir”, Ángel Escribano, nos cuenta todo sobre su obra publicada con Círculo Rojo.
En tu libro “Un Cuento Para No Dormir”, los relatos parecen entrelazarse de manera sutil. ¿Cómo fue el proceso de crear esta conexión entre las historias y qué mensaje esperas transmitir al lector con esta estructura?
Empecé escribiendo “El otoño”, que de hecho es el primer cuento del libro, luego estuve unas semanas sin escribir más hasta que me vino a la cabeza la idea de que tal vez sería interesante crear varios relatos más que no tuvieran nada que ver los unos con los otros, pero que de cierta forma tuvieran una conexión entre ellos. Desde la imagen de la portada hasta la contraportada, todo está enlazado, cuando acabas el libro y lo observas detenidamente, te das cuenta de que todo está debidamente ordenado para que al final, todo tenga sentido.
La sinopsis de tu libro es intensa y emotiva, explorando temas como el amor, la muerte y la depresión. ¿Cuáles fueron las inspiraciones detrás de estas historias y cómo abordaste la narrativa para transmitir tales emociones?
Me inspiré en situaciones que me tocó vivir, a veces en primera persona, otras veces viéndolo un poco desde lo lejos; el amor, la muerte y la depresión siempre han estado muy cerca mío, para bien o para mal, y en este sentido a sido fácil apoyarme en eso para exprimir mi imaginación y darle esas emociones a los relatos.
Hablas de ser un “último romántico” y de estar enamorado de la vida. ¿De qué manera influye esta perspectiva romántica en tu escritura y en la elección de temas para tus relatos y poemas?
Como digo siempre, soy “El último romántico” tal vez sin ser el último y tal vez sin ser romántico, creo que el amor y el romanticismo son elementales en la vida, ser romántico no significa estar todo el diciéndole a alguien cuánto lo quieres, ser romántico es enamorarte de una sonrisa, ser detallista con el amor de tu vida y la gente que amas, entregar tu corazón a quien de verdad lo merezca y cuidar los pequeños detalles que hacen sentir bien a propios y ajenos; hay que ser romántico hasta para morirse, en todo hay algo de romanticismo.
Yo escribo desde lo más hondo de mi alma, sin pensar si esto gustará o no al lector, sin pensar en lo lejos que puede llegar. Creo que en todos y cada uno de los relatos y poemas que he escrito, hay algo de romanticismo.
Mi forma de escribir tiene algo de todos aquellos escritores y poetas que he leído, Antonio Gala, Federico García Lorca, Bécquer, Santiago Posteguillo, Paco Umbral, Gabriel García Márquez, entre muchos otros.
Y no puedo negar que mi romanticismo nació leyendo a Bécquer, para mí él fue el rey de los románticos.
Tu libro aborda de manera atronadora la depresión, relatando algunas experiencias propias. ¿Cómo manejas el equilibrio entre la sinceridad personal y la creación literaria al abordar temas tan delicados?
Hay que dejarse llevar, dejar fluir lo que llevas dentro, en ocasiones exagerar ciertas cosas para darle un poco de brillo a la historia, y en ocasiones simplemente relatar lo que has vivido, lo que has pensado y lo que has sufrido.
Es mezclar la realidad con la imaginación de una forma tan sutil, que el lector jamás sepa lo que es real y lo que no.
Creo que en un tema tan importante como la depresión, no puede uno andarse con rodeos e intentar maquillar algo que es tremendamente duro, estos temas hay que abordarlos de frente, porque deben ser tratados como lo que son, problemas importantes que matan.
Cada relato en tu libro cuenta una historia única, pero ¿hay algún personaje o historia que te haya impactado especialmente durante el proceso de escritura? ¿Por qué?
sí, hay varios, pero uno en especial es cuando relato la conversación entre la vida y la muerte, al leerlo me sigue emocionando la tristeza que guarda la muerte en su interior; siempre la vemos como un ser abominable, y en el relato le doy esa tristeza que lleva la muerte a cuestas, esa pena que deja ella cuando pasa cerca de nosotros.
Al leer lo que dice la muerte sobre ella y la vida, siempre me hace sentir escalofríos.
Tu biografía menciona que empezaste a escribir a la edad de catorce años. ¿Cómo ha evolucionado tu estilo y enfoque desde entonces, especialmente al abordar temas más profundos como la depresión en tu trabajo más reciente?
Bueno, creo que desde que empecé a escribir ya demostraba maneras, en el colegio siempre que tenía que hacer una redacción de lo que fuera, sacaba muy buena nota, siempre he tenido mucha imaginación y eso es elemental, con el tiempo, a medida que he ido leyendo, he mejorado sobremanera mi técnica, mi vocabulario y la forma de escribir y expresarme.
Abordar el tema de la depresión a sido un trabajo muy duro porque en ocasiones he tenido que recordar aquellas cosas que me hicieron enfermar, (amores contrariados, la muerte de mis abuelos…) pero una vez que di un paso al frente y fui capaz de mirar en mi interior, todo fue más sencillo, incluso sanador.
En el prólogo de tu libro, dejas entrever de que “el lector se sentirá parte de la obra”. ¿Cómo esperas que los lectores se conecten con tus historias y personajes?
En cada relato el lector sentirá empatía por todos y cada uno de los personajes, notará el ambiente cargado, sentirá esa melancolía que tal vez él ya haya experimentado en carne propia y puede que ciertos cuentos le recuerden a algo que ya vivió y al leerlo, lo verá desde un punto de vista que jamás imaginó.
Dada la intensidad emocional de tu libro, ¿cómo manejas el proceso creativo y cómo te sumerges en las emociones de tus personajes mientras escribes?
Intento ser yo el protagonista en cada historia, como si fuera yo el que va a morir en cada relato, intento imaginar lo que debe sentir alguien cuando comete una atrocidad, lo que debe pensar, intento adivinar cómo es su realidad, aunque sea una realidad triste y nefasta, en las antípodas de la verdadera realidad.
Creo que al meterme yo primero en el papel de los personajes, puedo darle un sabor distinto a mis relatos, porque si lo miramos bien, estos relatos contados en tercera persona serían completamente distintos y muy probablemente no calarían tan hondo.
La sinopsis sugiere que tus relatos pueden provocar escalofríos capaces de encoger el alma. ¿Cómo logras crear una atmósfera tan impactante y aterradora en tus historias?
Creo que la clave está en tomar el papel que has imaginado, ponerte en situación como si realmente lo tuvieras que vivir, interpretarlo en tu mente con valentía y osadía, y plasmar lo que te hace sentir esa historia en el papel.
Siempre he pensado que uno tiene que escribir para sí mismo, y si llega el momento, que lo lea el resto del mundo, las cosas más bellas y puras son las que haces tu para ti. Un cantante brilla cuando aprende a cantar para él delante de miles de personas, un torero rompe el tarro del arte cuando torea para él mismo, sacando lo que siente y lleva dentro, aunque esté la plaza abarrotada.
En tu biografía mencionas raíces salmantinas. ¿Cómo influyen tus raíces y tu entorno en Mallorca en tu escritura? ¿Hay elementos locales que se reflejen en tus relatos?
Siempre he pensado que uno tiene el deber y la obligación de recordar de donde viene, quienes fueron sus antepasados y jamás olvidar sus raíces, para mi Salamanca corre por mis venas y me siento parte de esa maravillosa tierra, por otra parte, no tengo ninguna duda de que Mallorca es un pedacito del Edén, es la tierra que me vio nacer y como no podría ser de otra forma, soy parte de ella y mi corazón late por esta tierra.
Mallorca tiene esos paisajes que dan lugar a que la imaginación vuele muy alto, el verano es hermoso, con sus playas, el otoño es delicado y pasa casi desapercibido, la primavera da lugar a esos campos de trigo llenos de amapolas y el invierno es breve pero intenso, muchos de los relatos tienen un poco de cada estación, de cómo las percibo yo.
Sí, hay elementos que dejo reflejados en algunos relatos, yo vivo en el campo, y al abrir la ventana, veo el paisaje, a veces parece que la niebla está devorando la tierra, a veces las amapolas pintan el campo de verde y rojo. Siempre he intentado plasmar lo que yo he visto y como lo he sentido.
Finalmente, ¿Qué tal ha sido la experiencia publicando con la editorial Círculo Rojo? ¿Cómo crees que esta colaboración ha influido en la recepción de “Un Cuento Para No Dormir” por parte del público?
Ha sido un trabajo muy sencillo, me han ayudado en todo, dándome consejos y opiniones para que todo quedara perfecto.
Es una experiencia inolvidable, ojalá el público lo reciba bien y disfrute de este maravilloso trabajo.
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