Eduard Roth, nos habla sobre “El caso Oppenheimer”, obra teatral que ha publicado con Círculo Rojo.
Has vivido en varias ciudades, incluyendo París, Ginebra y Hamburgo, antes de establecerte en Rocafort. ¿Cómo ha influenciado la diversidad de lugares en tu escritura y en tus perspectivas literarias?
En primer lugar creo que es importante señalar que estudié en el Liceo Francés de Madrid hasta la edad de 18 años, y que para mí el francés es una segunda lengua materna. En el colegio nos hacían aprender de memoria poemas de Rimbaud, Verlaine, Baudelaire, Victor Hugo, La Fontaine, y otros poetas más modernos como Éluard, Aragon y Apollinaire. También aprendíamos extractos de obras de teatro de Molière o Corneille, y leíamos autores más modernos como Beckett o Ionesco. Por supuesto leíamos también novelas, pero a mí siempre me fascinó la poesía y el teatro.
De los 16 años en que he vivido fuera de España, he pasado 2 en París y 6 en Ginebra. En estas ciudades leía libros en francés, veía películas y obras de teatro en francés, miraba los programas culturales de la televisión francesa, y escuchaba los de la radio francesa. En otras palabras me convertí en un “afrancesado”, algo que para mí no tiene nada de peyorativo. Me parece por tanto natural que, a la hora de escribir en mis ratos libres, empezara escribiendo poemas y obras de teatro en francés. Nunca me imaginé que iba a publicar lo que escribía, era un simple pasatiempo. Al volver a España y establecerme en Rocafort, me interesé por la literatura en español, por los poetas y dramaturgos del Siglo de Oro, por los más modernos como García Lorca, Machado o Miguel Hernández y por los sudamericanos como César Vallejo o Neruda. Por supuesto también leía novelas de autores como García Marquez, Juan Rulfo, Juan Goytisolo o Javier Marías. También empecé a escribir en castellano, pero como voy a explicar a continuación, empecé escribiendo ensayos.
Tu trayectoria investigadora en Física de partículas es bastante destacada. ¿Cómo se cruzó en tu camino la poesía y los ensayos literarios?
Volvía a España en 1997, y obtuve una plaza de profesor en la Universidad de Valencia en el periodo 2000-2005. En 2005 obtuve una plaza en el CSIC y abandoné mi actividad docente, pero convertí en libros de texto y en libros de divulgación los apuntes que había utilizado para dar mis clases. Estos libros eran puramente técnicos, sin ninguna ambición literaria. Sin embargo, en 2005 me incorporé a programas de divulgación apoyados por la Universidad de Valencia, que tenían por objetivo motivar a los estudiantes para estudiar física primero, y luego las asignaturas relacionadas con la física de partículas.
Mi trabajo consistía en escribir ensayos sobre temas de actualidad, relacionados con las asignaturas que he mencionado antes. Estos ensayos los publicaba la Universidad en internet, y por tanto iban dirigidos a un público muy amplio. Uno de los primeros ensayos que escribí fue justamente sobre Oppenheimer, para conmemorar el centenario de su nacimiento en 2004. Para escribir este ensayo, consulté gran parte de la bibliografía que existía sobre este científico y me enfrenté a la tarea de escribir un texto que fuera rigurosamente científico, y a la vez accesible al gran público. Al escribir este texto ya tenía ambiciones literarias. He seleccionado 10 de los ensayos que escribí en esa época y los voy a publicar bajo el título de “Diez ensayos de física nuclear”. Este fue por tanto el comienzo de mi carrera literaria.
De la misma forma que había escrito poemas y obras de teatro en francés, me pasó por la cabeza escribir este tipo de literatura en castellano, cosa que hice en mis ratos libres durante los últimos 15 años. Mi primer texto fue una obra de teatro sobre Oppenheimer, que he decidido publicar ahora, y que por casualidad ha coincidido con la salida en cines de una película con el mismo tema. También decidí publicar poemarios, obras de teatro y ensayos, escritos a lo largo de estos últimos 15 años. Hasta el momento he publicado en la editorial Círculo Rojo dos poemarios (“Poemas del amor claroscuro” y “Sonetos extravagantes”) y dos ensayos (“Tres mujeres ilustres” y “La toma del poder por Richard Nixon”).
Has publicado libros de texto y libros de divulgación, así como poemarios y ensayos literarios ¿Cómo encuentras el equilibrio entre precisión científica y expresión poética en tus obras?
En lo que respecta a los poemarios, mis poemas tienen únicamente ambición literaria. Me inspiro en los poetas que he leído como Rimbaud, Verlaine, García Lorca o Machado, pero también me he inspirado en poetas menos conocidos del gran público como los poetas medievales de Al-Andalus (por ejemplo Ar-Rusafi de Valencia) o los poetas rusos del siglo XX (por ejemplo Ossip Mandelstam). En lo que respecta a los ensayos científico–literarios, tengo que alcanzar un equilibrio entre el rigor científico y la necesidad de abrirme a un público que en general carece de la base científica para entender lo que escribo. Pero el arte del divulgador científico es justamente encontrar ese equilibrio, y creo modestamente que en mis ensayos he sido capaz de hacerlo, de lo contrario no los publicaría. Una técnica que he utilizado es incluir en la introducción o al final del ensayo un addendum didáctico para el lector interesado en profundizar en los aspectos científicos del tema tratado en el ensayo. En otras palabras, trato de que mis ensayos tengan dos niveles de lectura: una sencilla y otra más científica y por tanto más compleja. Están dirigidos a dos tipos de lectores y ambos deben quedar satisfechos después de la lectura.
En tu obra “El caso Oppenheimer” has optado por la obra de teatro ¿Por qué elegiste eses formato?¿Cuál es tu motivación para abordar el juicio de Oppenheimer?¿Qué aspectos específicos del caso te resultan más intrigantes?
Como ya he indicado anteriormente, ya tenía un ensayo publicado, y me había documentado extensamente sobre el tema. Era normal por tanto intentar hacer una obra de teatro. Pero una obra de teatro es una ficción, y eso te da una gran libertad para reformular tu texto y darle vida. Una obra de teatro es básicamente un diálogo con preguntas y respuestas. Puedes quitar las preguntas que te parecen menos relevantes por un lado, y añadir otras preguntas que te permitan poner al descubierto la psicología de un personaje. Así te das cuenta de que muchos personajes son contradictorios, algo que en un principio no habías detectado.
En cuanto a la elección del tema, hay que ser realista: si no quieres escribir literatura clandestina, tienes que elegir temas que interesen a la gente. Por ejemplo, el tema de la contribución de la mujer a la cultura occidental, sobre el que escribí un ensayo titulado “Tres mujeres ilustres”. Otro tema interesante es el de Adolf Hitler, sobre el que tengo otra obra de teatro preparada. “El caso Oppenheimer” habla de la bomba atómica, que es un tema que puede interesar a mucha gente.
Finalmente, en tu relato mencionas la influencia de la biografía de Oppenheimer escrita por Abraham Pais. ¿Cómo impact esta biografía en tu obra? ¿Hubo algún aspecto que te sorprendio o te inspiro especialmente?
Hay que explicar primero que Abraham Pais es un científico que colaboró durante 20 años con Oppenheimer, y que por tanto conoce como nadie el lado científico y el lado humano de este personaje novelesco. Pero, además, Pais es un divulgador genial, que tiene la mejor biografia de Einstein que se haya escrito hasta ahora. Se llama “Subtle is the Lord, the science and life of Albert Einstein”. En cuanto a si me ha sorprendido lo que he leído, por supuesto que sí.
Pero es normal, la vida de Oppenheimer es sorprendente. Se trata de un científico excepcional que tuvo una vida excepcional. Su biografia se lee como una novela cuya lectura, una vez iniciada, no puedes soltar hasta llegar a la última página. Por cierto, Oppenheimer era un gran lector de poesía. En una entrevista suya, señala que su libro de cabecera es “Las flores del mal”, de Charles Baudelaire, algo que comparto con él, aunque yo añadiria a Rimbaud y Verlaine, entre los franceses, y a Lorca, Machado y Miguel Hernández entre los españoles.
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