“Costa de espantos”, la última novela de fantasía marina escrita por el biólogo Javier Sánchez Almazán.
Como biólogo y conservador, tu carrera ha estado estrechamente ligada a la ciencia y la naturaleza. ¿Cómo influye esta experiencia en tu escritura y cómo se refleja en tus libros de relatos y novelas?
Mi formación como biólogo y mis 32 años en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), 16 como conservador, se reflejan en algunos de los temas elegidos para mis relatos, en los que el medio natural tiene un protagonismo indiscutible. Tal es el caso, por ejemplo, de mi última novela, Costa de espantos, donde las criaturas marinas pueblan muchas de sus páginas. En el relato La nevada, que forma parte del libro La posada fuera del tiempo y otras historias (Selección), publicado por la editorial Caligrama, un fenómeno atmosférico, en apariencia natural, llega para transformar la vida de los habitantes de un pequeño pueblo italiano. Hay en este cuento un sentimiento telúrico muy poderoso junto con una atmósfera que se va creando que trasciende lo natural.
Has publicado varios libros de tipo histórico y otros relacionados con tu labor profesional. ¿Qué te motiva a explorar diferentes géneros literarios y cómo encuentras el equilibrio entre tus intereses científicos y la creación literaria?
Yo concibo el hecho literario desde una perspectiva amplia que abarca todo tipo de manifestaciones. Me he expresado a través de la literatura en relatos breves, por lo general de tipo fantástico. También en novelas (hasta ahora cuatro, dos de ellas inéditas) y en algún libro de viajes (estoy acabando de revisar uno, dedicado al Ecuador). Y mediante el ensayo, como Días de insomnio e intemperie, un dietario que comprende desde enero de 2020 a febrero de 2021 y supone una reflexión y denuncia de la situación política en España (principalmente) y también del estallido de la pandemia, entre otros acontecimientos. En este sentido mi formación científica es un apoyo a mis inquietudes artísticas y el mundo de la ciencia sirve de base en muchas ocasiones a la creación de mundos imaginarios proporcionando escenarios y asuntos.
“Costa de espantos” es una de tus novelas de fantasía relacionada con el mar. Cuéntanos sobre el proceso creativo detrás de esta historia y qué te inspiró a mezclar elementos fantásticos con el entorno marino.
Costa de espantos es, en efecto, una novela de tipo fantástico ambientada en un entorno costero en el país de Gales (aunque los lugares que se describen son imaginarios y Gales no se mencione), con proyecciones a la inmensidad oceánica de un modo sugerido al lector desde las primeras páginas. El origen de esta historia fue un sueño que tuve hace muchos años donde aparecían con nitidez unas imágenes que me sugestionaron y fueron a modo de semilla en torno a la cual fue desarrollándose la historia. El entorno marino, siempre tan sugestivo, me proporcionó el eje central de este relato, que cumple un viejo sueño de mis días de infancia: explorar ese medio oceánico con los ojos de la imaginación, con la materia provista por la fantasía y con los elementos de conocimiento servidos por la zoología.
Además de escribir, también eres conferenciante y lector infatigable. ¿Cómo alimentas tu creatividad y qué papel juegan tus lecturas y conferencias en tu desarrollo como escritor?
He tenido oportunidad de dar conferencias en algunas de las instituciones más emblemáticas de este país, entre ellas el Museo del Prado, el Museo de América, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y el MNCN. En muchas de ellas he abordado temas históricos, relacionados con el nacimiento del Real Gabinete de Historia Natural en 1771 y con la figura de Pedro Franco Dávila, que fue su primer director. En otras, las desarrolladas para la Sociedad de Amigos del MNCN, he tratado una variedad de asuntos, entre ellos el papel de las mujeres científicas y artistas en el siglo XVIII, la figura de Rachel Carson (que denunció por vez primera el uso de pesticidas en su obra Primavera silenciosa) o el papel de los naturalistas españoles en el conocimiento de la historia natural americana (la mitad de la conferencia estuvo dedicada a hablar de la organización de la América española y de la labor realizada allí a lo largo de más de 300 años: el vídeo puede verse en la página de la Sociedad de Amigos y nueve meses después sigue cosechando visitas). Las conferencias me han proporcionado la ocasión de desarrollar la comunicación oral con el público y han sido una enorme fuente de aprendizaje sobre mí mismo. En las conferencias, como en los libros, el actor (conferenciante/autor) es una parte más del acto (charla/obra escrita). La otra parte, decisiva, es el oyente/lector, que es quien da vida a lo que se dice o escribe. Esto, que puede parecer una obviedad, es importante tenerlo muy en cuenta. En el caso de la conferencia, quita mucha ansiedad al conferenciante; en el de la obra escrita da mucha humildad (o debiera darla) al escritor. Respecto a las lecturas, son (junto con la experiencia) vitales para alimentar al escritor: ellas le abren mundos, le ponen en contacto con otras mentes creativas y con otras sensibilidades, le ayudan a ampliar posibilidades, técnicas, etc. En cuanto a las conferencias, no sabría decir el papel que desempeñan en mi escritura, porque son medios de comunicación diferentes, pero sin duda alguna ha de haber, pues todo está interrelacionado.
Tus viajes han sido una parte importante de tu vida. ¿Cómo ha enriquecido tu escritura el haber explorado diferentes lugares y culturas? ¿Alguna experiencia de viaje en particular ha dejado una huella significativa en tu obra?
Los viajes son fundamentales para enriquecer la experiencia, aumentar la sabiduría en la vida y, por supuesto, también para escribir. Se tiene acceso a paisajes distintos, faunas y floras diferentes, al conocimiento de otros pueblos y culturas… Todo ello mejora al viajero como ser humano, a poco que éste abra los ojos, escuche, perciba, sienta de todas las maneras posibles y sea receptivo a las gentes y a las formas de vida con las que entra en contacto. Todos los viajes, al igual que las lecturas, dejan su huella, y esto se refleja en lo que se escribe y en cómo se escribe. Recuerdo un viaje en solitario durante más de una semana por la sierra de Ayllón que hice cuando tenía poco más de 20 años. Jamás lo he olvidado: fue un viaje duro, intenso, en algunas ocasiones casi de supervivencia. Olores profundos del monte al amanecer donde uno había vivaqueado. Los sonidos de la noche. Las luces del cielo nocturno. La soledad. El afinamiento de la sensibilidad. La sed. El cansancio. Alguna lluvia torrencial. Una vegetación de robles jóvenes espesa en muchos tramos que dificultaba la marcha hasta la exasperación… Sí, aquello fue realmente inolvidable. Ese viaje se plasmó en un relato de juventud y ha alimentado después otros escritos, por ejemplo, una de las dos novelas inéditas que he mencionado.
La naturaleza es uno de tus intereses principales. ¿De qué manera encuentras inspiración en la naturaleza para tus historias y cómo se manifiesta esta conexión en tu escritura?
Muchos de los relatos cortos que he escrito, también la novela que acabo de mencionar, se alimentan de mi contacto con la Naturaleza (a mí me gusta escribirla con mayúscula), de sus paisajes, de sus criaturas, de sus misterios y fascinación. Un largo relato, de tipo fantástico, que acabé hace unos años, aún inédito, que espero publicar algún día, está hecho en buena parte de esas experiencias. Este relato del que hablo viene a ser una alegoría del viaje por la vida, del descubrimiento de uno mismo, del tránsito por mundos distintos. Sí, quizás algún día salga a la luz.
Has dado conferencias en importantes instituciones culturales. ¿Cómo ha sido la experiencia de compartir tus conocimientos y perspectivas con el público y cómo ha influido en tu labor como escritor?
Las conferencias me han enriquecido y curtido como comunicador. Estar delante del público es una increíble fuente de enseñanzas, en buena parte sobre uno mismo: superación de miedos y autolimitaciones, el deseo de comunicar, de llegar a los demás, el aprendizaje de “trucos” para mantener el interés del público… Y también el saber “quitarse de en medio” para convertirse en un vehículo, en un transmisor de lo que se quiere comunicar. Como he dicho antes, no sabría decir cómo esta experiencia me ha influido como escritor.
Como autor de libros de relatos, novelas y ensayos, ¿cómo decides qué historia contar en cada formato y qué te atrae de cada género literario?
Yo diría que es la propia historia la que se impone y me sugiere (a veces es mucho más que una sugerencia, es casi un mandato) cómo debe ser contada: si ha de ser un relato breve o de más extensión o directamente debe adquirir forma de novela). Del relato corto me atrae su intensidad, el crear un mundo entero en unas pocas páginas. De la novela me atrae la posibilidad de extender ese mundo, de explorarlo y desarrollarlo. El ensayo me sigue pareciendo insustituible para afrontar temas de reflexión. De vez en cuando también escribo algún poema que otro: la poesía obliga a entrar muy en contacto con la propia sensibilidad y permitir que ésta fluya a través del lenguaje a menudo en una ráfaga, en un chispazo que no admite réplica.
Tu amor por el arte también es evidente en tu trabajo. ¿Cómo se integra la apreciación artística en tu escritura y cómo crees que afecta el estilo y la temática de tus obras?
Me encanta la pintura y me emociona la arquitectura. Uno de los momentos más intensos que recuerdo siendo muy joven fue el descubrimiento de las vanguardias artísticas a través de un libro monumental, con espléndidas ilustraciones y comentarios de una enorme lucidez sobre las obras seleccionadas, que yo iba a consultar algunas tardes al centro de Madrid en una vieja biblioteca pública de la Calle Mayor. Descubrir a los impresionistas, a los fauvistas, a los cubistas, a los simbolistas, a los expresionistas, a Cézanne, Matisse, Van Gogh, Tanguy, Kandinsky, Klee, Rousseau, Magritte, Picasso y tantos otros artistas me abrió un universo que alimentó mi sensibilidad y mi imaginación y me ayudó a experimentar formas distintas de describir y de narrar.
¿Cuál es tu próximo proyecto literario? ¿Tienes algún género o temática en mente para futuras obras?
Mi próximo proyecto literario es publicar una novela, también de tipo fantástico con elementos terroríficos, que acabé hace unos meses, inspirada en la vida y obra de Edvard Munch, precisamente. Y también finalizar la revisión de un libro que recoge un viaje a Ecuador que hice en 2017 para publicarlo. El dietario que acabo de publicar en Círculo Rojo es el primero de una serie de tres (el segundo está ya escrito y estoy con el tercero) que compondrán una gran crónica de los últimos cuatro años sobre la vida pública española, principalmente. Hay varios proyectos de novelas de temática fantástica y relatos de viajes. Mi jubilación hace dos meses ha liberado buena parte de mi tiempo y ahora puedo dedicarme más a la escritura.
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