Conocemos todos los detalles sobre “En menos de un segundo”, obra que ha publicado el autor Sergio Núñez con la editorial Círculo Rojo.
- ¿Qué te motivó a escribir “En menos de un segundo” y adentrarte en un tema tan delicado como los accidentes de tráfico?
Escribo porque me ayuda a ordenar mis ideas, también porque me gusta ver lo que creo a partir de una hoja en blanco. Considero que lo que queda escrito, no puede dejar de existir y, por tanto, una forma de hacer algo inmortal, en mi caso una de las inspiraciones para escribir sobre accidentes de tráfico fue convertir de alguna forma en inmortal la concienciación a los lectores de las trampas que esconde la carretera, escribiendo este cuento para adultos quedará plasmado para siempre. Se podrán dar cientos de consejos de seguridad vial, pero las palabras se terminan olvidando, este libro, siempre facilitará al alcance de cualquiera una lectura y así ponernos todos en la piel de las víctimas. Nadie elige tener un accidente y nadie estamos exentos de sufrirlo. Cuando menos lo esperamos estamos ahí, viviendo una de las situaciones más difíciles de nuestra vida.
- Tu trayectoria profesional incluye servicios en la Guardia Civil y la UME. ¿De qué manera influyeron estas experiencias en la creación de tu libro?
De una forma u otra desde que cumplí la mayoría de edad he dedicado mi vida a servir a España y por consiguiente a los ciudadanos. Me gusta y me hace sentir bien. La cooperación en vez de la competición. Cuando una persona está en un mundo altruista, su cerebro se conecta a la zona de bienestar y eso de lo que hablan en muchos programas de televisión, que llaman serotonina, fluye mejor, te sientes bien, tú y las personas a las que ayudas. La compasión, altruismo, empatía, o como le queramos llamar, es algo innato en el ser humano. Si observas a un niño, cuando ve que otro niño llora, intenta darle un juguete, una galleta, su chupete… o simplemente llora también con él. A mí me gustaba observar a mi hijo Pablo. Cuando apenas tenía uno o dos añitos, me acercaba a él y fingía que lloraba. El pobre comenzaba a hacer pucheros hasta romper a llorar y si lo hacía con la risa, me seguía también, hacía carcajadas; tan pequeño como era y se ahogaba de la risa.
Las personas somos buenas por naturaleza, compasivas. Ayudar a los demás es una actitud innata de nuestra naturaleza, nos hace sentir mejor. Esta actitud o aptitud va variando según vamos creciendo, y gran responsabilidad de ello recae sobre nosotros, los padres. Nuestros hijos siempre serán el reflejo de nuestro espejo.
- ¿Cómo fue el proceso de investigación y recolección de historias para este proyecto? ¿Hubo algún relato en particular que te impactara especialmente?
En primer lugar, me puse en contacto con una fundación de ayuda al accidentado, no tenia una visualizada en concreto, desconocía por completo ese mundo. Lo que si tenía claro es que quería escribir bonito, con sentimiento y humanidad para aportar mi granito de arena a todas aquellas personas a las que le cambia la vida en menos de un segundo. Investigué un poco por internet para recopilar información sobre estas fundaciones que ayudan a un colectivo como el de las víctimas del asfalto, envié varios correos a distintas fundaciones y de la primera que obtuve respuesta fue desde la fundación AVATA de ayuda al accidentado por lo que, le conté a Eva que pasaba por mi cabeza. Ella conforme con el proyecto, me puso en contacto con distintas victimas a las que han podido ayudar hasta el día de hoy a recuperar su vida lo más similar a como era antes de sufrir el accidente. Al principio sentía pena, Eva, presidenta de AVATA, insistía. A las victimas de tráfico no hay que tenerles pena, sino admiración. Poco tiempo necesité para darle la razón. No hay un relato que me impacte más que otro, todos merecen mi más respeto y admiración, pero cuando hablamos de menores de edad el corazón responde de otra manera. Quisiera aprovechar este espacio para enviar un beso de aquí, al cielo. A todos y cada uno de los que pagaron con su vida los errores o las imprudencias de otros. En especial si quisiera hacer especial mención a mi pequeña Alma. Su relato marcó un antes y un después en mi vida. Podrán leer su historia en mi libro, es duro, duele leerlo, pero es la realidad de las trampas que esconde la carretera y he tratado de escribir de tal forma que no sea un obstáculo para el lector, pero sin esconder la dureza de la realidad.
- ¿Cuál fue el mayor desafío al escribir sobre estas experiencias tan difíciles y emotivas?
Mentiría si dijera que uno ha sido más difícil que otro. De todas las victimas he aprendido, cada una de ellas me han aportado su parte de humanidad. En general puedo confesar que escribir este libro me ha hecho encontrarme con sentimientos no conocidos anteriormente, por momentos pensé que no sería capaz de terminarlo. Escuchar a través del teléfono la voz rota y el llanto de una persona contarte personalmente como perdió a un hijo, un amigo o un ser querido en la carretera es duro. Podría decir que ha sido una experiencia cuanto menos emotiva y sentimental, he aprendido lo que jamás podría llegar ni a imaginar. Nunca pude imaginar que un año me podría enseñar tanto. El mayor desafío para terminar esta obra no ha sido mas que armarme de valor y coraje, ser humano y dar la voz que merecen todas estas personas.
- ¿Qué mensaje esperas transmitir a los lectores a través de tu obra?
Cada lector es un mundo, pero lo que he pretendido es agitar los sentimientos de los lectores, hacerlos participe de inicio a fin de las consecuencias de lo que en teoría todos sabemos y que pensamos que “a nosotros no nos pasa” nadie se levanta por la mañana pensando en sufrir o pasarlo mal. Pero no solo conduce a poner los pelos de punta con los relatos contados, también tiene bastantes picarescas que pueden conducir a la reflexión en muchos aspectos. Un capítulo lo he dedicado para que conozcan en profundidad al autor por lo que, cuento sin tapujos en que consistió mi lucha por ser quien soy hoy. En resumen, me he desnudado por completo de sentimientos para hacer ver lo valiosa que es la vida en general no solo en el ámbito de la carretera. Pienso que los sueños no se cumplen, los sueños, se trabajan y por consiguiente se alcanzan. No estaría mal no olvidar nunca que lo que llamamos hoy realidad, ayer fue imaginación o quizás fue un sueño.
- Has donado íntegramente el precio de la obra a la Fundación AVATA. ¿Qué te llevó a tomar esta decisión y qué significado tiene para ti?
En efecto, el precio integro que paga el lector por mi libro lo he donado íntegramente a la fundación, aun así, siempre pensaré que es poco. Esta decisión la tomé así porque no sería de recibo lucrarme u obtener ningún beneficio a costa de personas que necesitan ayuda. Una persona con alguna enfermedad concreta digamos que se va concienciando de lo que se puede avecinar, pero cuando hablamos de accidentes de tráfico, hablamos de personas como tu o como yo, que hoy estamos bien, la vida nos sonríe, salimos a trabajar a cenar o a cualquier lugar de nuestra vida diaria y sin pedirlo ni esperarlo en una fracción de segundo todo cambia. Ojo, no quiero decir con esto que una persona con cierta enfermedad no sufra o merezca menos que un accidentado en carretera. Yo personalmente viví en mis carnes el significado de que a una madre le diagnostiquen tumor de mama. Por hacer referencia de alguna manera es como que una victima de tráfico sufre un impacto mas inmediato del cambio que sufre su vida sin opciones a ir mentalizándose. Donar todo lo recaudado a este colectivo no tiene un significado que yo pudiese describir con letras, tampoco con palabras, es como si me piden que describa el olor de una rosa.
- ¿Cuál fue el momento más gratificante o conmovedor que experimentaste al compartir tu libro con las personas que han sufrido accidentes de tráfico?
La gratificación por este trabajo realizado no llegó en el momento de compartir mi libro con las víctimas. El momento más gratificante tuvo comienzo desde el primer momento en el que una noche soñé que escribía un libro para donar lo recaudado a victimas de la carretera. También puedo recordar y nunca olvidaré el momento en el que una noche en la que no podía conciliar el sueño, sentí que la pequeña y traviesa Alma me cogía de la mano para sacarme de la cama y continuar así escribiendo y borrando, escribiendo y borrando sobre una página en blanco hasta encontrar las palabras mas adecuadas para herir lo menos posible a los lectores. Muchos quizás piensen que se me está yendo la cabeza, pero pronto me di cuenta que era lo más cuerdo que he escrito en mi vida.
- ¿Cómo ha sido la recepción del libro por parte del público y la crítica hasta ahora?
Este libro esta recién publicado por lo que ahora mismo no podría definir con exactitud qué impacto ha tenido en el público. Me encuentro deseoso de recibir todo tipo de criticas y opiniones por parte de los lectores. Estoy convencido que no dejará indiferencias.
- ¿Qué consejo darías a aquellos que desean abordar temas difíciles o sensibles en sus propias obras?
La vida por desgracia nos hace topar con situaciones de gran envergadura cuando menos lo esperamos por lo que, mi consejo es ser fuerte no abandonarse a sí mismo nunca porque por muy duro que nos parezca. Perdemos porque la muerte siempre lleva las cartas ganadoras, cartas trucadas. Y nosotros solo jugamos a engañarla aun sabiendo que perderemos.
Ahora el lector tiene dos opciones: retirarse sin leerlo, nadie le acusará de cobarde por ello, o aceptar la propuesta. Si acepta, es muy probable que este libro marque un antes y un después en su vida. Serán las propias victimas las que hagan ver la carretera desde otra perspectiva.
- Para terminar, ¿qué tal ha sido tu experiencia publicando con la editorial Círculo Rojo?
A Círculo Rojo tengo que agradecer no sólo la calidad de la edición de esta obra, sino la profesionalidad y calidez de todas las personas que me han atendido durante la realización de la edición, por lo que la recomiendo sin dudarlo. Otro motivo más para agradecer y recomendar, pues es la única que premia a sus escritores de forma anual con la gala de premios Círculo Rojo, se podría decir que es el colofón al reconocimiento de un escritor. Con ese acto hacen mágica una noche llena de emociones haciendo así la gala de las letras. Por otro lado, para que nos demos a conocer y nos motive para seguir escribiendo.
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