Charlamos con Luis José Martín García-Sancho, autor de “Los últimos hombres fuertes”.
¿Cómo ha influido tu amor por la naturaleza en la creación de “Los últimos hombres fuertes”? ¿Qué aspectos de tu entorno natural local incorporaste en la novela?
Mucho. Mi relación con natura es estrecha, íntima. En cierta forma, llevar estos conocimientos a la novela ha sido un verdadero placer. De hecho, la acción transcurre por varios lugares de la geografía cercana que conozco y que me transmiten algo especial. Entre otros, por ejemplo, “las rocas de la senda del cielo” son Los Infiernos, “las montañas del Oso” es la Sierra de Ávila, el río “Agual” es el Adaja, el “valle de las flores” es el valle de Amblés, el cerro de los “caballos de roca” es el cerro de San Isidro, y “el olmo de Vaceal” es Arévalo.
“Los últimos hombres fuertes” aborda temas contemporáneos como la xenofobia y la igualdad de género, aunque está ambientada en el Paleolítico Superior. ¿Por qué decidiste explorar estas cuestiones actuales en un contexto prehistórico?
Me parecen temas candentes y que aún están muy lejos de superarse o de normalizarse. Como también lo son el respeto a la naturaleza o la relación del hombre con los animales. Me pareció muy acertado tratar estas carencias modernas en una sociedad tan primitiva como la que se describe. Pues, en muchos casos, la sociedad actual pretende equiparar los papeles o roles que se dan ahora con los de estos pueblos primitivos. Por ejemplo, se ha dicho: la mujer era recolectora, estaba en casa, mientras el hombre era cazador, salía a buscar comida. Cuando se sabe que había mujeres cazadoras.
Ana, la protagonista de la novela, es descrita como la “susurradora líder de los arevaceos”. ¿Qué inspiró la creación de este personaje y su conexión única con la naturaleza y los animales?
Por una serie de acontecimientos que suceden en la primera parte, Ana se convierte en la líder de los arevaceos. Es una persona serena y reflexiva, herencia de sus antepasados.
Respecto a su relación con los animales, he querido que a los ojos de un observador actual pueda parecer fantástica, porque en la sociedad moderna ese vínculo se ha perdido, tanto entre hombres y animales, como entre la madre tierra y todos sus hijos, todos nosotros. En el paleolítico esa relación, necesariamente, tuvo que ser más estrecha, no había supermercados. En cambio, ahora vivimos de espaldas a natura que, al fin y al cabo, es quien nos da la vida.
La sinopsis menciona la existencia de los “susurradores”, una fusión de neandertales y sapiens. ¿Cómo desarrollaste esta idea y qué significado tiene para la trama de la novela?
Efectivamente, en la novela un susurrador es el resultado de la unión entre el Homo sapiens y el Homo neanderthalensis. En realidad, no es ninguna ficción pues, según las últimas investigaciones sobre el genoma de ambas especies humanas, una pequeña parte de nuestro genoma proviene de los extintos neandertales, lo que demuestra que la fusión se produjo. Para la trama de la novela es vital, pues aborda directamente la xenofobia de la especie dominante tanto hacia los neandertales, “los últimos hombres fuertes”, como a los mestizos, “los susurradores”.
¿Cuál fue tu proceso de investigación para retratar de manera precisa el período del Paleolítico Superior y la vida de los neandertales en tu novela?
Artículos relacionados con la vida en ese periodo, la industria lítica, los útiles de hueso cuerno o asta, la evolución en útiles de caza: azagayas, propulsores. También el estudio de la fauna y flora en esa época a través de restos hallados en yacimientos, pinturas rupestres o petroglifos. Visitas a museos, en especial el Museo de la Evolución Humana. Además del conocimiento y estudio de los espacios físicos por los que he querido que transcurra la novela.
Además de ser escritor, también participas en la revista “La Llanura de Arévalo” y en el blog “Arevaceos”. ¿Cómo influyen estas actividades en tu proceso de escritura de ficción?
La lectura o la práctica de cualquier estilo literario facilitan la creación de una ficción escrita. Además, tanto en la revista como en el blog, escribo bastantes narraciones o poemas sobre el medio natural o las relaciones humanas. De hecho, cada capítulo comienza con un poema publicado en alguno de esos dos medios o perteneciente a mi poemario inédito “Desde mi olmo”.
¿Qué desafíos enfrentaste al escribir una novela que, aunque ambientada en el pasado, trata temas sociales y políticos contemporáneos?
El desafío que más me ha preocupado ha sido intentar que las historias no chirríen, que sean creíbles. Que el lector, sin salirse de la línea de tiempo de la novela, identifique los problemas que aparecen en la narración con temas actuales y candentes. Uno de los más destacados es el de la imposición de creencias, o la conversión voluntaria o violenta, pienso que bastante creíble, pues viene siendo la piedra angular de la historia de las religiones modernas.
¿Cómo ha sido tu experiencia colaborando con asociaciones culturales y participando en proyectos literarios colaborativos, como los libros de relatos de “La Sombra Del Ciprés”?
Siempre un placer ser parte de la cultura o de la literatura o participar en proyectos colaborativos. Cada artículo escrito para “La Llanura de Arévalo”, cada Cuaderno de Cultura y Patrimonio publicado por la Asociación “La Alhóndiga”, cada relato publicado junto a los de varios compañeros de la Asociación “La Sombra del Ciprés”, ha supuesto para mí un incentivo más para seguir escribiendo, creando, estudiando, aprendiendo y, como digo en uno de los poemas de la novela, “cuanto más aprendo, más pequeño me siento”.
¿Qué mensaje esperas transmitir a los lectores a través de “Los últimos hombres fuertes”? ¿Hay algún aspecto en particular que te gustaría que los lectores reflexionen después de leer tu novela?
La finalidad de cualquier novela es la de agradar al lector. Pero, a veces, ese agrado no lo produce el que se cuente algo grato, más bien al contrario. Si una historia novelada, aun narrando barbaridades, llega a tocar la fibra sensible del lector y le hace reflexionar, con toda seguridad, recordará la novela o aquel pasaje con especial cariño. Comparando la civilización actual con una sociedad tan primitiva como la que se muestra en la obra, obviamente, hemos tenido avances muy importantes, en medicina, tecnología, locomoción, telecomunicaciones… pero, realmente, ¿nos ha hecho más felices?
Para terminar, ¿qué tal ha sido tu experiencia publicando con la editorial Círculo Rojo? ¿Qué aspectos destacarías del proceso editorial y de promoción de tu obra con esta editorial?
Para el autor, editar una novela es como un salto al vacío. El proceso ha sido bastante positivo y gratificante, fluido y cordial. Creo que el equipo humano de Círculo Rojo es uno de sus mejores activos. Respecto a la promoción, las posibilidades que ofrecen para dar a conocer tu novela son bastantes, variadas y acertadas. Esperemos que estas promociones cumplan su cometido de la mejor manera posible. Solemos decir: “bueno, con haber publicado mi novela ya me doy por satisfecho, el que triunfe o no, es secundario”. Ya, ya, pero no, lo decimos con la boca pequeña, qué remedio. A nadie le amarga un dulce, y vender unos pocos cientos de novelas en presentaciones locales, no es lo mismo que vender miles y que tu obra se conozca por todo el mundo.
*Vídeo promocional de la obra: https://youtu.be/JqkYLKvcL8g
¿Te gustaría conocer las apasionantes historias de escritores modestos, pero no por ello menos buenos?
Únete a nuestro canal de Telegram (es gratis) para ayudarnos a darles voz a esos escritores que necesitan un empujón. Sus vivencias e historias para publicar sus libros, su pelea para hacerse un hueco y su mensaje es igual o mejor que el de cualquier top ventas. Únete a nuestro canal para descubrirlos y apoyarles.