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Charlamos con Cristóbal Castán Ferrer sobre su obra “«¡¡…TODOS JUNTOS EN UNIÓN…!!» DIEZ HISTORIAS CARLISTAS” que ha publicado con Círculo Rojo.

Charlamos con Cristóbal Castán Ferrer sobre su obra “«¡¡…TODOS JUNTOS EN UNIÓN…!!» DIEZ HISTORIAS CARLISTAS” que ha publicado con Círculo Rojo.

¿Cómo fue tu transición de ser estudiante de Geografía e Historia a convertirte en profesor de secundaria y posteriormente en autor de libros históricos?

Siempre me ha encantado la historia. Escuchar las vivencias y relatos que me contaban mis mayores, descubrir libros en los estantes de la casa familiar, observar el entorno más cercano y ver como la historia había dejado su huella, son cosas que desde pequeño me fascinaban y me interrogaban. También la influencia de maestros y profesores que potenciaron en mí ese amor por el conocimiento. Por eso no me costó decidirme a la hora de escoger mis estudios, lo tenía bastante claro.

Al mismo tiempo, he sentido una inclinación hacia la investigación, los documentos, las fuentes bibliográficas, la recopilación de datos, los archivos… 

El río de la vida te va llevando y surgió la oportunidad de poder trabajar como profesor en el que había sido mi colegio, con algunos de los que habían sido mis maestros. Y desde entonces, continuamos en el mundo de la educación, cada día más complejo.

No me había olvidado de la otra vertiente de la Historia, la de la investigación. Empecé a recopilar bibliografía, documentos, testimonios, sobre temas de mi interés. Sin ninguna finalidad concreta.  Faltaba una chispa que hiciera que toda esa información se fuera concretando. Y finalmente llegó de dos maneras. 

Por una parte, mi colaboración con varios amigos investigadores que me pidieron informaciones, datos, imágenes para sus libros, como fue el caso de Luis Pérez Domingo y su libro editado en 2004, Mártires carlistas del Reino de Valencia. Ahí empecé a descubrir la importancia de dejar constancia escrita de nuestro trabajo. Así que intentamos poner algo de orden y estructura a lo que venía investigando y recopilando. Y empecé a publicar pequeños trabajos en diversos medios, digamos ‘especializados’, en historia local o en historia carlista, tanto en papel como en medios digitales. Con mucha alegría, me di cuenta que esos modestos trabajos eran útiles para otros investigadores, ya que aparecían citados en sus notas bibliográficas. 

Y el otro empuje lo recibí por medio de mi trabajo como docente: en 2010, con un grupo de alumnos de 3º de ESO, empezamos a investigar sobre sucesos vinculados a crímenes del curanderismo acaecidos en 1921 en nuestro pueblo, Benicarló. Se trataba de desarrollar el currículo de una asignatura titulada «Taller del Geógrafo y del Historiador». El resultado final fue un sencillo libro que lanzamos a la venta para familiares y amigos, y que supuso un pequeño-gran éxito. Principalmente por la satisfacción de unos alumnos y su profesor por un trabajo bien hecho. Su título: El hombre del saco pasó por Benicarló. Una historia de «sagineros».

Con esto, caí en la cuenta que esos datos, documentos, relatos, testimonios, que iba acumulando se podían convertir en trabajos y, por qué no, en libros.

Tus intereses de investigación se centran en la historia de los siglos XIX y XX en el Maestrazgo. ¿Qué te atrajo particularmente a esta región y período histórico?

El Maestrazgo es mi tierra. Esos relatos que mis mayores me contaban transcurrían aquí. Me iba dando cuenta de la grandeza y la riqueza de la historia de estas tierras: por aquí habían pasado Jaime I, el Papa Luna, Felipe II, Ramón Cabrera… Las leyendas o historias reales con que nos asustaban: el hombre del saco, aquí «el saginero», historias de apariciones y desapariciones, de crímenes y misterios. Los acontecimientos bélicos que dejaron tanta huella en esta comarca: desde la guerra de Independencia, pasando por las guerras carlistas, para llegar a la guerra civil, con todas sus secuelas de horror, sufrimiento y dificultades. Los personajes digamos ‘pintorescos’, las canciones populares, los cuentos… La transmisión oral ha sido muy importante para mí.

También las lecturas que teníamos en casa, muchas de ellas relacionadas con la historia local y comarcal. En esas publicaciones se narraban episodios acaecidos en la comarca, donde los protagonistas eran personas anónimas rescatadas del olvido por el autor. Y junto a esas personas, el paisaje, el territorio. Unos lugares que me gustaba visitar cuando se organizaba alguna excursión familiar o con amigos. El Maestrazgo tiene algo, no sé, mágico. Se nota su peso en la Historia. 

Casi toda esa información, esos relatos, esas lecturas que me iban llegando se centraban en hechos ocurridos en los siglos XIX y XX. Creo que esto fue motivando mi interés por ese periodo. Un periodo que en el Maestrazgo fue especialmente convulso y, por lo tanto, rico en acontecimientos.

Tu libro “Lo que la memoria olvida: Un estudio sobre la represión en Benicarló y el Maestrazgo, 1936-1938” explora la represión política y religiosa durante la Guerra Civil. ¿Qué te motivó a investigar y escribir sobre este tema?

Desde siempre ha sido un tema que me ha interesado mucho. En su origen aparecen unas personas. Tantas tardes de infancia pasadas en compañía de mi abuela paterna. Cuántas y cuántas veces nos contaría a sus nietos su historia y la historia de nuestro abuelo Cándido Castán San José (beatificado el 17 de diciembre de 2011), mártir por la Fe junto a un grupo de misioneros oblatos un 24 de julio de 1936. Creo que fue ella la que empezó a escribir ese libro. 

Esos recuerdos compartidos y transmitidos me ayudaron a empezar a preguntarme sobre muchos porqués. Esa trágica historia familiar, que ella vivió en sus carnes, me despertó la curiosidad por conocer qué es lo que pasó en España para que mi padre perdiera al suyo cuando sólo tenía siete años. Escuchando las conversaciones de los mayores empecé a darme cuenta que él no era el único, que otros muchos perdieron a sus seres queridos, que muchos religiosos, muchos sacerdotes o simplemente católicos también habían sido perseguidos y asesinados por su Fe. También en mi pueblo.

Las conversaciones con mis padres, sus recuerdos, sus vivencias me ayudaron y me animaron a tratar de conocer más sobre lo ocurrido en aquellos trágicos tiempos de muerte y persecución. Estoy seguro que tantos y tantos momentos hablando con ellos sobre temas de nuestra historia, de nuestro pasado, de Benicarló…fueron en gran parte el motivo por el que se despertó en mí el interés por la historia y me animó a investigar sobre este tema.

El desconocimiento y, muchas veces, la tergiversación de aquellos dramáticos hechos, me llevaron a lanzarme a escribir ese libro. No sólo era algo bueno, sino necesario contar la verdad. 

Nos pusimos manos a la obra y tras casi dos años de recopilación de información principalmente procedente del Archivo Histórico Nacional, de los testimonios orales y gráficos de más de treinta personas y de trabajo de síntesis, el libro se publicó en 2011, de la mano de la editorial SCIRE.

Obra de Cristóbal. «¡¡…TODOS JUNTOS EN UNIÓN…!!» DIEZ HISTORIAS CARLISTAS

Además de la investigación, también has impartido conferencias sobre la historia del Colegio La Salle, la religiosidad popular y las cofradías, la persecución religiosa y el carlismo. ¿Cómo equilibras tu labor como investigador y tu papel como orador?

Una cosa va ligada a la otra. Impartir una conferencia supone para mí un trabajo previo de investigación y preparación. La mayoría de charlas que he dado han sido ‘encargos’ por parte de entidades y asociaciones locales, que me han dado un margen de tiempo para poder documentarme lo mejor posible. También ese trabajo previo, en algún caso, ha significado la génesis de alguno de mis libros, de los ya publicados y de los que van en camino.

“Adoradores Nocturnos Mártires de Benicarló, 1936-1938” fue publicado para el aniversario de la Adoración Nocturna. ¿Podrías contarnos más sobre la relación entre este opúsculo y tu trabajo anterior?

Sí, se publicó también en 2011, coincidiendo con el 125 aniversario de la fundación de la Adoración Nocturna en Benicarló. Dicha asociación me pidió que redactara un pequeño libro sobre sus orígenes, sus fundadores y sus mártires. Como yo estaba metido de lleno en la publicación de mi libro sobre la persecución religiosa, pude aprovechar parte de la información que estaba trabajando. Algunos de los asesinados en dicha persecución en Benicarló y, por lo tanto, protagonistas del libro, eran miembros activos de la Adoración Nocturna local, por lo que la relación es evidente.

Tu libro “Todos juntos en unión” recoge diez investigaciones que has realizado a lo largo de dos décadas. ¿Cómo seleccionaste los temas de investigación y qué conexión encuentras entre estas investigaciones individuales?

En función de la bibliografía disponible, de las posibilidades de acceso a la documentación, de la cercanía de unos restos materiales, de un entorno en el que algo importante sucedió… Durante años vas acumulando datos. De repente aparecen nuevos ‘filones’ de información que te animan a ahondar en un tema y posponer o descartar otros. El tema del carlismo y del carlismo en el Maestrazgo me ha apasionado desde siempre. Esas lecturas de historia local que antes he mencionado me fueron animando a poder hacer yo también algo así.

Llega un momento en que empiezas a sistematizar todo eso que has ido acumulando y de esos temas aparentemente dispersos surge un libro como este, en el que hay un elemento común: la evolución histórica del carlismo a lo largo de un siglo en este territorio. Con sus hechos, sus paisajes, sus personajes.

Cristóbal Castán Ferrer para el Escritor.es

La “Guerra de los Siete Años” y la rebelión carlista de 1869 son algunos de los temas que abordas en tu libro. ¿Qué te llevó a explorar estos episodios específicos de la historia?

El inicio de la Primera Guerra Carlista en el Maestrazgo a nivel de historia local es poco conocido. Ver cómo de unos modestos hechos de armas ocurridos en torno a una masía del Bajo Maestrazgo prendió la llama de una rebelión que se extendió hasta Morella, y que se convirtió en guerra. Y una guerra que en estas tierras puso en jaque al nuevo Estado liberal. Unas tierras de las que surgieron personajes de la talla de Ramón Cabrera y otros menos conocidos, pero no menos importantes. 

La rebelión de 1869 es un episodio aún más desconocido. Fue un ensayo para lo que sería la Tercera Guerra Carlista. Sus cabecillas volverán a serlo poco después en ese nuevo conflicto. En la bibliografía sobre carlismo suele ocupar unas pocas líneas. Pero, la casualidad hizo que cayera en mis manos un facsímil de una obra escrita por un cronista liberal que relata con bastante detalle dicha sublevación. 

Otro aspecto que siempre me ha llamado la atención, es una foto que incluyo en el libro: la de unos presos carlistas en las Torres de Quart, en Valencia. También por casualidad pude descubrir sus nombres y la procedencia de la mayoría. Todos ellos, encarcelados y derrotados volverán a empuñar las armas poco tiempo después. Los mismos protagonistas, en los mismos escenarios, con el mismo objetivo.

¿Cómo fue la participación de la familia real carlista en las comarcas de Castellón en 1874? ¿Qué impacto tuvieron en la región?

A estas tierras llegaron los Infantes D. Alfonso Carlos de Borbón -hermano del rey carlista Carlos VII- y su mujer, Dª María de las Nieves de Braganza. Lo hicieron en virtud de los cargos militares del primero, como Comandante General del Ejército de Cataluña y del Centro (que englobaba el territorio valenciano, Teruel y Cuenca). Llegó para reorganizar militarmente sus fuerzas, donde en ocasiones reinaba una cierta anarquía pues cada cabecilla hacía la guerra por su cuenta. Esto se demuestra en los recelos que su presencia causa en algunos de los líderes locales y que narro en el libro. Pero también para dotar al territorio valenciano bajo dominio carlista de una organización administrativa basada en el sistema foral, que el carlismo reivindicaba.

El impacto fue notable, pues sesenta y un años después de esa presencia por las comarcas de Castellón se seguía recordando. Durante los años de la II República, tanto en la prensa como en cartas de D. Alfonso Carlos se evoca de forma entusiasta la llegada de los Infantes y la buena acogida que recibieron en muchas poblaciones.

Has mencionado a figuras como Joaquín Ferrer y Francisco Vallés. ¿Qué papel jugaron en la rebelión carlista y cómo influenciaron la situación política en ese momento?

Cuando el carlismo toma las armas tiene como base de su organización a las partidas. Son un ejército irregular y están comandados por unos jefes naturales que conocen el territorio y tienen sus contactos y sus adhesiones.

Ambos jefes fueron destacados personajes de la política local, que, cuando llegó el momento, no dudaron en echarse al monte. Joaquín Ferrer fue el primer Comandante General del Maestrazgo en la Tercera Guerra, murió muy pronto en combate, pero dejó una fuerza militar más organizada y que continuó su lucha hasta 1875.

Vallés, ostentó el mismo cargo. Ya había sido protagonista de la rebelión de 1869. Surgieron desavenencias entre él y otros jefes de gran prestigio, como Pascual Cucala, y, más tarde con los Infantes, lo que le hizo caer en cierto ostracismo.

Pero su papel en aquellos momentos fue fundamental, poniendo contra las cuerdas a un sistema político. Era una España colapsada por toda clase de crisis y conflictos, pero que en tierras del Maestrazgo se hizo aún más patente.

Cristóbal Castán Ferrer posando con su obra.

Tu libro también aborda la organización y actividad de los círculos carlistas durante la II República. ¿Qué descubrimientos interesantes has hecho sobre esta época y su influencia en la región?

Sí, es un período muy interesante. El carlismo, que había sido derrotado en tres guerras y que tenía vetado el acceso al poder político por el sistema de la Restauración, cobra un nuevo impulso en este periodo republicano. Se superan temporalmente los cismas y escisiones de décadas anteriores y renace con nuevas expectativas.

En la base de todo ello está la actividad de los círculos, verdaderos motores de la participación de esa micro sociedad tradicionalista a nivel político, pero también a nivel social, cultural y religioso. Fomentando el teatro, el deporte, el conocimiento del ideario carlista, las acciones sociales y caritativas, el amor a la lengua valenciana, a la música, a la religión… Toda una variedad de actividades que unían a personas de diferentes edades y de diferente procedencia social.

Quisiera destacar la cantidad de círculos abiertos en la provincia de Castellón: veintiuno. De la mayoría de ellos he podido recabar información de la gran cantidad de actividades y actos que organizaban, lo que demuestra el alto grado de implicación de sus socios. 

Es bonito rescatar de viejos papeles los nombres de aquellos niños, jóvenes, hombres y mujeres que participaban de la vida de esos círculos. Algo que te llena más en el caso de personas que te pudieron relatar sus experiencias y después las he podido ver reflejadas en la documentación que he manejado.

¿Podrías hablarnos sobre la preparación y planificación del carlismo castellonense para sublevarse contra el régimen republicano? ¿Qué factores contribuyeron a su estrategia?

El carlismo castellonense sigue las instrucciones que el mando carlista emite para toda España. La vena insurreccional del carlismo seguía latiendo con fuerza. Los jóvenes carlistas encuadrados en el Requeté inicialmente se preparaban como una fuerza defensiva frente a los ataques de grupos izquierdistas, en especial contra símbolos y actos religiosos. A medida que la situación política de la II República se fue radicalizando, el carlismo empezó a prepararse para un nuevo levantamiento armado.  De ahí que se instara a las Juventudes, a los Requetés y a las Margaritas a que se ejercitaran en la instrucción militar, en el manejo de las armas y en la formación sanitaria. La precariedad de medios era total, pero se siguieron avanzando planes para sublevarse de forma autónoma.

Finalmente, tras duras negociaciones se decidió supeditar los planes propios del carlismo a la sublevación militar que venían dirigiendo los generales Mola y Sanjurjo. Eso determinó que los carlistas dispuestos a alzarse dependieran totalmente de la decisión de los militares. En el caso de Valencia, Castellón o Tarragona, la mayoría de sus mandos decidieron no sublevarse, permaneciendo fieles a la República. Esto dejó descolocados y sin ningún tipo de protección a muchos carlistas, que empezaron a vivir en sus carnes una represión durísima. 

“Todos juntos en unión” busca responder preguntas sobre la historia y la conexión entre diferentes generaciones. ¿Qué mensaje esperas transmitir a los lectores a través de estas historias de fidelidad a una causa a lo largo del tiempo?

Lo que pretendo es destacar la continuidad que existe entre aquel primer levantamiento de 1833 y toda la actividad desarrollada por el carlismo ya bien entrado el siglo XX. Cómo se produjo esa transmisión de unos ideales a lo largo de varias generaciones. Pienso que es importante valorar el compromiso y la entrega de tantas personas, y preguntarnos qué les motivaba a seguir con tanto tesón una causa tres veces derrotada. Esa fidelidad, ese apego a unas formas de vida, a una visión del mundo sencilla, pero bien enraizada, es algo que siempre me ha llamado la atención de la historia del carlismo. En un mundo moderno lleno de vaivenes y de inestabilidades, la lucha de aquellos hombres y mujeres siempre ha sido para mí motivo de reflexión. 

También se refleja en mi obra el protagonismo que las tierras del Maestrazgo tuvieron en aquellos momentos, convirtiéndose en muchas ocasiones en un territorio donde el Estado no podía ejercer su poder. 

Finalmente, ¿cómo ha sido tu experiencia publicando con la editorial Círculo Rojo? ¿Qué desafíos y satisfacciones has experimentado durante este proceso?

Es la primera vez que publico con ellos y mi experiencia está siendo totalmente satisfactoria. Desde el principio te sientes acompañado en cada una de las fases de la edición de tu libro. Sientes que además de lo meramente técnico y profesional hay también una calidez humana, un interés para que tu obra salga bien. Es algo que se demuestra con la amabilidad, la paciencia y la disponibilidad de todas las personas que han intervenido en el proceso. Tienes la sensación de estar como en familia. Todo el equipo con el que he estado trabajando hasta ahora (Nazaret, Elena, Ana, Virginia, Madeleine, Maite…) son magníficas profesionales.

Es muy de agradecer la eficacia cumpliendo los plazos previstos en la corrección, maquetación, diseño de portada, impresión y distribución. Se te contestan las dudas y cuestiones de forma casi inmediata. Sentir esa cercanía y ese acompañamiento anima mucho. Y todo ello sin perder para nada el control de tu obra: cualquier cambio, modificación, idea… es tenida en cuenta.

Y cuando tienes tus libros en tus manos, sigues contando con su asesoramiento, tanto en la distribución como en la promoción de tu obra. Nunca caminas solo…


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