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Beatriz Sánchez Quílez, nos cuenta todo sobre su obra y el método SOMMER®

Beatriz Sánchez Quílez, nos cuenta todo sobre su obra y el método SOMMER®
  • ¿Qué te motivó a adentrarte en el mundo de la fisioterapia y la psicoterapia?

Desde muy pequeña me ha preocupado el bienestar físico y emocional de los demás. Nunca he disociado ambas cosas. Empecé la carrera de fisioterapia porque me parecía una disciplina práctica, abierta y divertida. Cuando empecé no tenía idea de lo emocionante que es mi trabajo, lo transformador que es y la gran variedad de especialidades y formas de trabajo que se pueden abarcar. Después de Trabajar en 3 países, trabajando yo en Francia, me interesé por la psiconeuroinmunología clínica. Y allí conocí la PNL y la Terapia breve. Aunque yo ya me había iniciado en la hipnosis, esta técnica me pareció reveladora y la empecé a incluir en algunos de mis tratamientos. Posteriormente seguí viajando trabajando en humanitario durante 5 años y he aplicado ambas disciplinas para solucionar problemas físicos de toda índole. Hasta que creé el Método SOMMER® donde está incluido como parte del tratamiento imprescindible para solucionar el dolor de espalda y cuello.

  • Cuéntanos un poco sobre tu experiencia personal con el dolor de espalda y cómo influyóen tu trabajo y tus investigaciones.

De pequeña ya me dolía la espalda y me crujía todo. En aquella época sólo dejábamos que se nos pasase solo. Sobre todo, a los niños. De adulta me dolía mucho más, aunque lo aguantaba.  Pero un día, volvía conduciendo de trabajar. Estaba en Italia. Y en una rotonda giré la cabeza al mismo tiempo que cogí un bache y me dolió mucho. Es la primera vez que me quedé clavada en la cama sin poder moverme. Mis compañeros de piso (fisioterapeutas y enfermeros) tampoco podían ayudarme. Sólo esperar a que se vaya la inflamación. Vino un médico que fue muy insensible y me trató con mucha brusquedad. Tampoco me dio una solución. Me recuperé en 7 días. Pero seguía doliéndome la espalda igual que antes. Cuando trabajaba muchas horas se me cargaba mucho más. Hasta el punto que de verdad pensaba que yo sufría más de la espalda que mis propios pacientes. Cuando viajaba con la mochila a todos los países donde hacíamos proyectos de cooperación creía que se me arrancaría el cuello. Y también sufría cuando tenía que desplazar camas, sillas de ruedas, personas de una aldea a otra, etc. Me dolían muchísimo sobre todo las cervicales y las dorsales, pero yo seguía trabajando con ese dolor hasta que se me pasaba. Porque cuando te mueves, en muchas ocasiones el dolor disminuye, hasta el día siguiente….

También me pasaba cuando trabajaba en hospitales europeos y en clínicas privadas. Cuando mi primera hija tenía 1 año, estábamos en un pequeño pueblo cerca de la frontera con Bélgica llamado Zuydcoote, lejos de amigos y familia. Allí trabajaba en el hospital, hacía un máster en la Universidad de Bélgica e intentaba sacar adelante un proyecto de turismo adaptado para personas con discapacidad. Pero cada 15 días o cada mes me volvía ese dolor horrible.  Esta vez me tenía que quedar en la cama clavada sin poder moverme. A pesar de los tratamientos de mi pareja (que también es fisioterapeuta) la historia duraba unos 3 días de dolor intenso y 5 de dolor horrible mientras trabajaba. Ahí vi con total claridad, que a los bebés les da igual tu dolor de espalda o cómo te sientas. Tú no vas a elegir. Eligen ellos. 

Mi hija quería subir por las escaleras, que le diera pecho, que le diera comida, correr, jugar, saltar encima mío, se caía, la tenía que vestir, bañar, quería sacar todos los botes del armario de la cocina, investigar qué hay dentro del enchufe y muchas cosas más. Así que tuve que ocuparme de ella sí o sí con dolor. Y como dolía tanto iba haciendo estiramientos, masajes, cambiando mi diálogo interno para poder moverme. Eso me aliviaba, y me permitía hacer todas esas cosas.Así que continué haciendo esas técnicas, inventé nuevas que notaba que me ayudaban. Y cada vez sentía mejor mi espalda y tenía más energía. 

Hasta el día de hoy nunca me he quedado clavada otra vez. Sintiendo estos resultados en mí, empecé a enseñar a algunos pacientes de la escuela de espalda del hospital esas técnicas y también mejoraban. No me lo podía creer. Por las noches me levantaba a leer artículos, a enlazar sinergias en mis resultados, de los resultados en mis pacientes y unir todos los conceptos de cómo funciona el cuerpo, el cortisol, las conexiones neuronales, las fascias, etc. y con todos los conocimientos que tenía gracias a tantos cursos de terapia manual, psiconeuroinmunología, PNL e hipnosis y energía. Lo probé en otros pacientes y siempre era igual. Yo sentí que mi cuerpo había cambiado literalmente. Y más lo hacía, más cambiaba, mejor estaba. No tenía que estar haciéndolo constantemente como cuando vas al gimnasio y eso me permitía continuar llevando la vida que quería tener.

Finalmente fundé l’Institut de Ressources en Santé et Communication y empecé a dar cursos para empresas para disminuir las bajas laborales y mejorar el rendimiento de los trabajadores. Pero con el COVID tuve que cesar esa actividad.  Fue entonces cuando, para mi sorpresa, empezaron a llamarme personas encerradas en sus casas, con dolor, con sus hijos y sin poder moverse ni tomar medicamentos. 

Y empecé a hacer formaciones y tratamientos online. Descubrí que los resultados eran los mismos y podía ayudar a muchas más personas. Ahora trabajo con personas de Diferentes puntos de España con sus islas, Francia, Suiza, Colombia, Urugay, Argentina e Italia.

  • ¿Cómo surgió la idea de desarrollar el método SOMMER® y qué lo hace único en comparación con otros enfoques para tratar el dolor de espalda?

La idea me encontró a mí como he explicado anteriormente. Y por pura necesidad. Lo desarrollé y estructuré por mi necesidad de entender las cosas y porque quería saber si los demás tendrían los mismos resultados. La verdad, es que, cuando trabajaba sin el método SOMMER®, me sentía frustrada de tener pacientes crónicos a los que sólo podía aliviar. Económicamente para mí era más rentable, pero internamente me sentía frustrada. Lo que lo hace único al método SOMMER® son varias cosas:

  • Es autotratamiento puro y duro. No se pueden tener resultados a largo plazo de un dolor crónico cuando la solución la tiene otro y no la tienes tú. Por varias razones:
    • Cuando lo haces tú, lo puedes hacer cuando te duele. En el trabajo, en la cocina, en tus vacaciones y aliviarte una y otra vez produciendo un cambio físico en tus tejidos.
    • Cuando tú tienes la solución a algo, se crean conexiones neuronales de control, tranquilidad y regeneración de tejidos. Y esos son los químicos que necesitas para cambiar tu espalda y no tener dolor.
  • Es un proceso con un principio y un fin. Depende de la patología. Pero si cogemos el ejemplo de un tratamiento de 10 semana. Puedo asegurar que haciendo esas técnicas al final de la 10 semana el cuerpo habrá cambiado y la sintomatología habrá desaparecido o disminuido tanto como para dejarte hacer una vida normal. Trabajamos 3 pilares fundamentales: 
    • Técnicas físicas tanto conocidas como otras que he creado yo misma y son muy efectivas
    • Técnicas químicas: a nivel de hidratación efectiva y estimulación de generación de químicos de regeneración de tejidos
    • Técnicas neurológicas: cambiamos estas conexiones neuronales que vinculan a la persona con vivir con dolor, sufrimiento, dificultad y fatiga a otras de libertad, bienestar, control, tranquilidad.

Es difícil encontrar una metodología que trabaje todo en uno en 10 semanas.

  • No hay que invertir tiempo: hay que introducir las técnicas en las actividades cotidianas. Porque es, por ejemplo, en la cocina cuando la persona siente dolor. Y es ahí cuando tiene que aliviarse.
  • Son técnicas fáciles y de resultados rápidos. Cuando conoces y aplicas las técnicas puedes aliviarte en minutos. Por supuesto el dolor seguramente volverá. Porque no es magia. Pero lo que conseguimos es aliviar una y otra vez la zona de dolor mientras damos estabilidad a otras estructuras que lo necesitan. Y así poco a poco van cambiando los músculos, las fascias, los discos y las conexiones neuronales.
  • No necesitas materiales, ni cambiarte de colchón, almohada, etc: no necesitas ir al gimnasio. Al contrario, mis pacientes hacen SOMMER® y luego aplican mis técnicas en el gimnasio para ponerse fuertes. No necesitas máquinas, cremas, agujas, pastillas, pelotas, pesos, gomas, electrodos. Sólo necesitas tus manos, tu cuerpo y saber lo que tienes que hacer y cuándo.
  •  Cuanto más haces SOMMER® más mejoras y se te ocurren hacer cosas nuevas: no te alivias un tiempo y el dolor vuelve al cabo de un tiempo. Tampoco tienes que estar haciendo toda tu vida los ejercicios. Pero cuanto más los haces más cambian tus fibras. Mis pacientes no vuelven a ir a fisio u otros terapeutas por este problema. Ellos saben lo que tienen que hacer si empiezan a sentir tensión y lo arreglan.
  •  Trabajamos las Resistencias: las resistencias son unos patrones físicos, químicos y mentales que he identificado y que no permiten a las personas con dolor de espalda y/ o cuello avanzar en sus tratamientos. Conseguimos superar esas barreras y estabilizar el bienestar.
  • ¿Podrías explicarnos brevemente en qué consiste el autotratamiento del método SOMMER® y cómo funciona?

Brevemente es difícil. Pero lo intento.

Consiste en:

  • Primero, entender cómo funciona el cuerpo con dolor para saber cómo revertir el proceso: de ahí la parte de formación y todo lo que contiene el libro
  • Segundo, saber las técnicas de automasajes, movilización, estiramiento y refuerzo que hay que hacer. Y hacerlas bien.
  • Tercero, aplicar las técnicas dentro de tus actividades cotidianas
  • Cuarto, Escuchar cada día una de las hipnosis especialmente creadas para conectar las conexiones de regeneración de tejidos.
  • Quinto, hacerlo el tiempo suficiente (10 semanas) para que esos cambios se hagan automáticos.
  • ¿Qué tipo de resultados has observado en las personas que han aplicado el método SOMMER® para tratar su dolor de espalda?

Las personas que han aplicado el método SOMMER® han conseguido quitar su dolor de espalda de años de duración. Incluso personas con hernias, protrusiones, fibrosis, desplazamientos vertebrales, etc.Ellos consiguen cambiar su espalda literalmente y los patrones mentales y químicos que les anclaban a su dolor. Gracias a estos cambios, he recibido muchos mensajes de personas que pueden ir al gimnasio, hacer yoga, hacer escalada, finalizar sus estudios de guía de montaña, jugar con sus hijos-sobrinos o nietos, viajar tranquilamente, desarrollar sus trabajos con más energía y sin dolor, bailar, emprender, dormir en paz, ir a conciertos, encontrar un trabajo, etc.

  • ¿Cómo crees que tu formación en fisioterapia y psicoterapia ha influido en el desarrollo y la eficacia del método SOMMER®?

Pues lo han sido todo. Sin todos esos conocimientos, todos los cursos que he realizado y mi variada trayectoria profesional no habría tenido los conocimientos y recursos necesarios para crearlo.

  • En tu obra, mencionas que las personas con dolor de espalda han probado de todo. ¿Qué crees que hace que algunas técnicas funcionen para algunas personas y no para otras?

Depende de varios factores:

  • Del origen de la lesión. Evidentemente si hay un desplazamiento de una costilla por un impacto o un gesto brusco, por ejemplo, y es algo puntual, que un experto la recoloque será una buena solución. Si la persona no tiene mucha lesión (aunque le duela mucho) puede funcionarle una terapia que a otra con mucha lesión no le funcionará.
  • De la confianza de la persona: en muchas ocasiones, cuando una persona está convencida de que una terapia en particular le funcionará, le funciona. No estoy hablando de casos de lesiones graves
  • Del tiempo: si hace muy poco que te duele la espalda pueden funcionarte tratamientos que a otra persona que lleva mucho tiempo no le funcionan.

Lo que hay que plantearse no es sólo si la técnica te funciona una vez, sino si ese bienestar es sostenible en el tiempo y va mejorando en el tiempo o no.

  • ¿Cuál es el papel de la mente en el proceso de curación del dolor de espalda según tu enfoque?

Se explica de muchas maneras, pero yo me enfoco más a nivel químico. Cuando tenemos dolor (del tipo que sea) la mente y el cuerpo entran en un estado de peligro. Entonces segregan una hormona llamada cortisol y las fascias del cuerpo se cierran para protegernos. El cortisol regula muchas funciones, pero en exceso, provoca inflamaciones y desregulación de otros sistemas. Sería cuando tenemos ese dolor tan intenso. Y las fascias aprietan las estructuras fibrosandose y desequilibrando las estructuras del cuerpo. Lo que hace que no funcionen bien y además proboca dolor. Sería el dolor más sordo, como el que se siente por las mañanas y que se alivia cuando nos movemos un poco.

Cuando este sistema se mantiene en el tiempo. Al final se crean conexiones neuronales que te hacen estar siempre en alerta y reforzando los mecanismos de defensa mencionados anteriormente. Para poder quitar el dolor de espalda hay que desconectar ese sistema y conectar las conexiones de seguridad, protección, libertad, control, relajación. Para no seguir segregando cortisol y segregar otros químicos como endorfinas, serotonina, melatonina, dopamina, etc que ayudan a regenerar los tejidos.

Obra de Beatriz Sánchez Quílez publicada con Círculo Rojo.
  • ¿Qué consejos le darías a alguien que está luchando con el dolor de espalda y no ha encontrado una solución efectiva?

Que no se deje desmotivar ni se resigne. Existe una solución para el/ella, aunque todavía no la haya encontrado. Sí existe. Debe darse cuenta de que no está en este mundo para sufrir dolor de espalda, sino para cumplir sueños.

  • ¿Qué tal ha sido la experiencia publicando con la editorial Círculo Rojo?

Mi experiencia ha sido buena. He encontrado buenos profesionales.  A la escucha, atentos y rápidos. Me gusta cómo ha quedado el libro.

  • ¿Qué te motivó a adentrarte en el mundo de la fisioterapia y la psicoterapia?

Desde muy pequeña me ha preocupado el bienestar físico y emocional de los demás. Nunca he disociado ambas cosas. Empecé la carrera de fisioterapia porque me parecía una disciplina práctica, abierta y divertida. Cuando empecé no tenía idea de lo emocionante que es mi trabajo, lo transformador que es y la gran variedad de especialidades y formas de trabajo que se pueden abarcar. Después de Trabajar en 3 países, trabajando yo en Francia, me interesé por la psiconeuroinmunología clínica. Y allí conocí la PNL y la Terapia breve. Aunque yo ya me había iniciado en la hipnosis, esta técnica me pareció reveladora y la empecé a incluir en algunos de mis tratamientos. Posteriormente seguí viajando trabajando en humanitario durante 5 años y he aplicado ambas disciplinas para solucionar problemas físicos de toda índole. Hasta que creé el Método SOMMER® donde está incluido como parte del tratamiento imprescindible para solucionar el dolor de espalda y cuello.

  • Cuéntanos un poco sobre tu experiencia personal con el dolor de espalda y cómo influyóen tu trabajo y tus investigaciones.

De pequeña ya me dolía la espalda y me crujía todo. En aquella época sólo dejábamos que se nos pasase solo. Sobre todo, a los niños. De adulta me dolía mucho más, aunque lo aguantaba.  Pero un día, volvía conduciendo de trabajar. Estaba en Italia. Y en una rotonda giré la cabeza al mismo tiempo que cogí un bache y me dolió mucho. Es la primera vez que me quedé clavada en la cama sin poder moverme. Mis compañeros de piso (fisioterapeutas y enfermeros) tampoco podían ayudarme. Sólo esperar a que se vaya la inflamación. Vino un médico que fue muy insensible y me trató con mucha brusquedad. Tampoco me dio una solución. Me recuperé en 7 días. Pero seguía doliéndome la espalda igual que antes. Cuando trabajaba muchas horas se me cargaba mucho más. Hasta el punto que de verdad pensaba que yo sufría más de la espalda que mis propios pacientes. Cuando viajaba con la mochila a todos los países donde hacíamos proyectos de cooperación creía que se me arrancaría el cuello. Y también sufría cuando tenía que desplazar camas, sillas de ruedas, personas de una aldea a otra, etc. Me dolían muchísimo sobre todo las cervicales y las dorsales, pero yo seguía trabajando con ese dolor hasta que se me pasaba. Porque cuando te mueves, en muchas ocasiones el dolor disminuye, hasta el día siguiente….

También me pasaba cuando trabajaba en hospitales europeos y en clínicas privadas. Cuando mi primera hija tenía 1 año, estábamos en un pequeño pueblo cerca de la frontera con Bélgica llamado Zuydcoote, lejos de amigos y familia. Allí trabajaba en el hospital, hacía un máster en la Universidad de Bélgica e intentaba sacar adelante un proyecto de turismo adaptado para personas con discapacidad. Pero cada 15 días o cada mes me volvía ese dolor horrible.  Esta vez me tenía que quedar en la cama clavada sin poder moverme. A pesar de los tratamientos de mi pareja (que también es fisioterapeuta) la historia duraba unos 3 días de dolor intenso y 5 de dolor horrible mientras trabajaba. Ahí vi con total claridad, que a los bebés les da igual tu dolor de espalda o cómo te sientas. Tú no vas a elegir. Eligen ellos. 

Mi hija quería subir por las escaleras, que le diera pecho, que le diera comida, correr, jugar, saltar encima mío, se caía, la tenía que vestir, bañar, quería sacar todos los botes del armario de la cocina, investigar qué hay dentro del enchufe y muchas cosas más. Así que tuve que ocuparme de ella sí o sí con dolor. Y como dolía tanto iba haciendo estiramientos, masajes, cambiando mi diálogo interno para poder moverme. Eso me aliviaba, y me permitía hacer todas esas cosas. Así que continué haciendo esas técnicas, inventé nuevas que notaba que me ayudaban. Y cada vez sentía mejor mi espalda y tenía más energía.  Hasta el día de hoy nunca me he quedado clavada otra vez.

Sintiendo estos resultados en mí, empecé a enseñar a algunos pacientes de la escuela de espalda del hospital esas técnicas y también mejoraban. No me lo podía creer. Por las noches me levantaba a leer artículos, a enlazar sinergias en mis resultados, de los resultados en mis pacientes y unir todos los conceptos de cómo funciona el cuerpo, el cortisol, las conexiones neuronales, las fascias, etc. y con todos los conocimientos que tenía gracias a tantos cursos de terapia manual, psiconeuroinmunología, PNL e hipnosis y energía. Lo probé en otros pacientes y siempre era igual. Yo sentí que mi cuerpo había cambiado literalmente. Y más lo hacía, más cambiaba, mejor estaba. No tenía que estar haciéndolo constantemente como cuando vas al gimnasio y eso me permitía continuar llevando la vida que quería tener.

Finalmente fundé l’Institut de Ressources en Santé et Communication y empecé a dar cursos para empresas para disminuir las bajas laborales y mejorar el rendimiento de los trabajadores. Pero con el COVID tuve que cesar esa actividad.  Fue entonces cuando, para mi sorpresa, empezaron a llamarme personas encerradas en sus casas, con dolor, con sus hijos y sin poder moverse ni tomar medicamentos. 

Y empecé a hacer formaciones y tratamientos online. Descubrí que los resultados eran los mismos y podía ayudar a muchas más personas. Ahora trabajo con personas de Diferentes puntos de España con sus islas, Francia, Suiza, Colombia, Urugay, Argentina e Italia.

  • ¿Cómo surgió la idea de desarrollar el método SOMMER® y qué lo hace único en comparación con otros enfoques para tratar el dolor de espalda?

La idea me encontró a mí como he explicado anteriormente. Y por pura necesidad. Lo desarrollé y estructuré por mi necesidad de entender las cosas y porque quería saber si los demás tendrían los mismos resultados. La verdad, es que, cuando trabajaba sin el método SOMMER®, me sentía frustrada de tener pacientes crónicos a los que sólo podía aliviar. Económicamente para mí era más rentable, pero internamente me sentía frustrada. Lo que lo hace único al método SOMMER® son varias cosas:

  • Es autotratamiento puro y duro. No se pueden tener resultados a largo plazo de un dolor crónico cuando la solución la tiene otro y no la tienes tú. Por varias razones:
    • Cuando lo haces tú, lo puedes hacer cuando te duele. En el trabajo, en la cocina, en tus vacaciones y aliviarte una y otra vez produciendo un cambio físico en tus tejidos.
    • Cuando tú tienes la solución a algo, se crean conexiones neuronales de control, tranquilidad y regeneración de tejidos. Y esos son los químicos que necesitas para cambiar tu espalda y no tener dolor.
  • Es un proceso con un principio y un fin. Depende de la patología. Pero si cogemos el ejemplo de un tratamiento de 10 semana. Puedo asegurar que haciendo esas técnicas al final de la 10 semana el cuerpo habrá cambiado y la sintomatología habrá desaparecido o disminuido tanto como para dejarte hacer una vida normal. Trabajamos 3 pilares fundamentales: 
    • Técnicas físicas tanto conocidas como otras que he creado yo misma y son muy efectivas
    • Técnicas químicas: a nivel de hidratación efectiva y estimulación de generación de químicos de regeneración de tejidos
    • Técnicas neurológicas: cambiamos estas conexiones neuronales que vinculan a la persona con vivir con dolor, sufrimiento, dificultad y fatiga a otras de libertad, bienestar, control, tranquilidad.

Es difícil encontrar una metodología que trabaje todo en uno en 10 semanas.

  • No hay que invertir tiempo: hay que introducir las técnicas en las actividades cotidianas. Porque es, por ejemplo, en la cocina cuando la persona siente dolor. Y es ahí cuando tiene que aliviarse.
  • Son técnicas fáciles y de resultados rápidos. Cuando conoces y aplicas las técnicas puedes aliviarte en minutos. Por supuesto el dolor seguramente volverá. Porque no es magia. Pero lo que conseguimos es aliviar una y otra vez la zona de dolor mientras damos estabilidad a otras estructuras que lo necesitan. Y así poco a poco van cambiando los músculos, las fascias, los discos y las conexiones neuronales.
  • No necesitas materiales, ni cambiarte de colchón, almohada, etc: no necesitas ir al gimnasio. Al contrario, mis pacientes hacen SOMMER® y luego aplican mis técnicas en el gimnasio para ponerse fuertes. No necesitas máquinas, cremas, agujas, pastillas, pelotas, pesos, gomas, electrodos. Sólo necesitas tus manos, tu cuerpo y saber lo que tienes que hacer y cuándo.
  •  Cuanto más haces SOMMER® más mejoras y se te ocurren hacer cosas nuevas: no te alivias un tiempo y el dolor vuelve al cabo de un tiempo. Tampoco tienes que estar haciendo toda tu vida los ejercicios. Pero cuanto más los haces más cambian tus fibras. Mis pacientes no vuelven a ir a fisio u otros terapeutas por este problema. Ellos saben lo que tienen que hacer si empiezan a sentir tensión y lo arreglan.
  •  Trabajamos las Resistencias: las resistencias son unos patrones físicos, químicos y mentales que he identificado y que no permiten a las personas con dolor de espalda y/ o cuello avanzar en sus tratamientos. Conseguimos superar esas barreras y estabilizar el bienestar.
  • ¿Podrías explicarnos brevemente en qué consiste el autotratamiento del método SOMMER® y cómo funciona?

Brevemente es difícil. Pero lo intento. Consiste en:

  • Primero, entender cómo funciona el cuerpo con dolor para saber cómo revertir el proceso: de ahí la parte de formación y todo lo que contiene el libro
  • Segundo, saber las técnicas de automasajes, movilización, estiramiento y refuerzo que hay que hacer. Y hacerlas bien.
  • Tercero, aplicar las técnicas dentro de tus actividades cotidianas
  • Cuarto, Escuchar cada día una de las hipnosis especialmente creadas para conectar las conexiones de regeneración de tejidos.
  • Quinto, hacerlo el tiempo suficiente (10 semanas) para que esos cambios se hagan automáticos.
  • ¿Qué tipo de resultados has observado en las personas que han aplicado el método SOMMER® para tratar su dolor de espalda?

Las personas que han aplicado el método SOMMER® han conseguido quitar su dolor de espalda de años de duración. Incluso personas con hernias, protrusiones, fibrosis, desplazamientos vertebrales, etc.Ellos consiguen cambiar su espalda literalmente y los patrones mentales y químicos que les anclaban a su dolor. Gracias a estos cambios, he recibido muchos mensajes de personas que pueden ir al gimnasio, hacer yoga, hacer escalada, finalizar sus estudios de guía de montaña, jugar con sus hijos-sobrinos o nietos, viajar tranquilamente, desarrollar sus trabajos con más energía y sin dolor, bailar, emprender, dormir en paz, ir a conciertos, encontrar un trabajo, etc.

  • ¿Cómo crees que tu formación en fisioterapia y psicoterapia ha influido en el desarrollo y la eficacia del método SOMMER®?

Pues lo han sido todo. Sin todos esos conocimientos, todos los cursos que he realizado y mi variada trayectoria profesional no habría tenido los conocimientos y recursos necesarios para crearlo.

  • En tu obra, mencionas que las personas con dolor de espalda han probado de todo. ¿Qué crees que hace que algunas técnicas funcionen para algunas personas y no para otras?

Depende de varios factores:

  • Del origen de la lesión. Evidentemente si hay un desplazamiento de una costilla por un impacto o un gesto brusco, por ejemplo, y es algo puntual, que un experto la recoloque será una buena solución. Si la persona no tiene mucha lesión (aunque le duela mucho) puede funcionarle una terapia que a otra con mucha lesión no le funcionará.
  • De la confianza de la persona: en muchas ocasiones, cuando una persona está convencida de que una terapia en particular le funcionará, le funciona. No estoy hablando de casos de lesiones graves
  • Del tiempo: si hace muy poco que te duele la espalda pueden funcionarte tratamientos que a otra persona que lleva mucho tiempo no le funcionan.

Lo que hay que plantearse no es sólo si la técnica te funciona una vez, sino si ese bienestar es sostenible en el tiempo y va mejorando en el tiempo o no.

  • ¿Cuál es el papel de la mente en el proceso de curación del dolor de espalda según tu enfoque?

Se explica de muchas maneras, pero yo me enfoco más a nivel químico. Cuando tenemos dolor (del tipo que sea) la mente y el cuerpo entran en un estado de peligro. Entonces segregan una hormona llamada cortisol y las fascias del cuerpo se cierran para protegernos. El cortisol regula muchas funciones, pero en exceso, provoca inflamaciones y desregulación de otros sistemas. Sería cuando tenemos ese dolor tan intenso. Y las fascias aprietan las estructuras fibrosandose y desequilibrando las estructuras del cuerpo. Lo que hace que no funcionen bien y además proboca dolor. Sería el dolor más sordo, como el que se siente por las mañanas y que se alivia cuando nos movemos un poco. Cuando este sistema se mantiene en el tiempo. Al final se crean conexiones neuronales que te hacen estar siempre en alerta y reforzando los mecanismos de defensa mencionados anteriormente. Para poder quitar el dolor de espalda hay que desconectar ese sistema y conectar las conexiones de seguridad, protección, libertad, control, relajación. Para no seguir segregando cortisol y segregar otros químicos como endorfinas, serotonina, melatonina, dopamina, etc que ayudan a regenerar los tejidos.

  • ¿Qué consejos le darías a alguien que está luchando con el dolor de espalda y no ha encontrado una solución efectiva?

Que no se deje desmotivar ni se resigne. Existe una solución para el/ella, aunque todavía no la haya encontrado. Sí existe.Debe darse cuenta de que no está en este mundo para sufrir dolor de espalda, sino para cumplir sueños.

  • ¿Qué tal ha sido la experiencia publicando con la editorial Círculo Rojo?

Mi experiencia ha sido buena. He encontrado buenos profesionales. A la escucha, atentos y rápidos. Me gusta cómo ha quedado el libro.


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